Buteflika destituye a su primer ministro y gran rival, Al¨ª Benflis

"No dimitir¨¦", afirmaba, hace tan s¨®lo dos semanas, el primer ministro argelino y l¨ªder del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), Al¨ª Benflis, de 57 a?os, durante un viaje a Mauritania. El presidente, Abdelaziz Buteflika, de 66 a?os, opt¨® ayer por destituirle y nombrar a uno de sus fieles, Ahmed Uyahia, al frente del Gobierno. El jefe del Estado intenta as¨ª eliminar al que podr¨ªa ser su principal rival en las elecciones presidenciales previstas para abril de 2004.

"El divorcio entre los dos hombres est¨¢ consumado", titulaba ayer en primera p¨¢gina el diario argelino Libert¨¦ anunciando una decisi¨®n de Buteflika esperada por toda la clase pol¨ªtica desde que, a mediados de marzo, se celebr¨® el ¨²ltimo congreso del FLN, el antiguo partido ¨²nico.

Para sustituir a Benflis, Buteflika nombr¨® ayer a Ahmed Uyahia, de 51 a?os, un ex primer ministro con fama de ser un ac¨¦rrimo defensor del Frente Polisario.

En el congreso de marzo Benflis obtuvo un respaldo masivo de una formaci¨®n que ha reestructurado desde que asumi¨® su liderazgo, en septiembre de 2000. En sus intervenciones ante los congresistas se permiti¨® el lujo de no mencionar a Buteflika. Es m¨¢s, les alent¨® a "velar por que ninguna tutela se ejerza sobre el FLN" en una velada alusi¨®n al jefe del Estado.

El Congreso ampli¨® los poderes de su secretario general que, el a?o pasado, hab¨ªa cosechado otras dos victorias. Gan¨®, con una holgada mayor¨ªa absoluta, las elecciones legislativas de mayo de 2002 y repiti¨® su ¨¦xito en las municipales de octubre.

Buteflika, que fue elegido en 1999 a la presidencia gracias, entre otros, al apoyo del FLN, nombr¨® a Benflis primer ministro en agosto de 2000. Prescinde ahora de ¨¦l porque acaricia solicitar un nuevo mandato y considera que, expuls¨¢ndole del poder, incrementar¨¢ sus posibilidades de ¨¦xito en las presidenciales. Benflis nunca ha dejado entrever que tenga planes electorales.

Buteflika se iz¨® a la jefatura del Estado gracias, tambi¨¦n, al apoyo del Ej¨¦rcito. Aunque le est¨¢ agradecido por haber devuelto a Argelia un papel en el mundo, la c¨²pula militar no es, aparentemente, partidaria de que se mantenga en el poder porque no ha sacado al pa¨ªs del marasmo econ¨®mico y social.

Adem¨¢s de su rivalidad personal, Buteflika y Benflis est¨¢n enfrentados sobre otros dos grandes asuntos: la pol¨ªtica econ¨®mica y el conflicto de Cabilia, una regi¨®n al este de Argel en la que la fuerte minor¨ªa bereber reivindica derechos ling¨¹¨ªsticos y culturales.

Buteflika, que ya fue ministro cuando gobernaba el partido ¨²nico, es ahora un liberal partidario de una r¨¢pida privatizaci¨®n en un pa¨ªs en el que el grueso de la econom¨ªa sigue en manos del Estado. Ambos se encararon, por ejemplo, en torno al proyecto de ley sobre hidrocarburos.

Benflis, por su parte, se declara partidario de la "econom¨ªa social de mercado", una expresi¨®n socialdem¨®crata, porque, alega, en un pa¨ªs socialmente siniestrado s¨®lo se puede ir despacio en materia de apertura econ¨®mica para no lesionar demasiado los intereses de los trabajadores.

Ante la ebullici¨®n autonomista de la Cabilia, Buteflika ha ido dando largas, dejando que la situaci¨®n se pudriese, mientras que Benflis siempre se ha mostrado favorable a negociar con los bereberes.

"Estoy dispuesto a plantar una tienda de campa?a en Cabilia y s¨®lo regresar¨¦ cuando se encuentre una soluci¨®n que convenga a todos", repet¨ªa el primer ministro. "Estamos en 2003, vivimos en otra Argelia y luchamos por una mayor libertad y una mayor democracia". Si nunca mont¨® la tienda en esa regi¨®n rebelde es, probablemente, porque Buteflika no permiti¨® que lo hiciese.