El precio de la usura
El Madrid sac¨® el mejor resultado posible en las peores circunstancias, sin Ra¨²l, con Ronaldo lesionado y ante un Juventus mezquino
El Madrid sac¨® el mejor resultado posible en las peores circunstancias, sin Ra¨²l, con Ronaldo lesionado en el segundo tiempo, con un gol de la Juve a la manera de la Juve, o sea, tras un rebote, y con la sensaci¨®n de que la eliminatoria entraba en grado de alarma. Con ese panorama, el Madrid consigui¨® la victoria a trav¨¦s del zurdazo de Roberto Carlos y, sobre todo, de una manera de entender el f¨²tbol que se le escapa a la Juve y, por extensi¨®n al f¨²tbol italiano. La Juve dej¨® escapar a un Madrid limitado. Lo hizo porque se sinti¨® satisfecho con su afortunado gol y no hizo nada m¨¢s por justificar su fama de gran equipo. Desde luego no lo fue en Chamart¨ªn, donde Zidane y Guti se resistieron a cualquier problema. A ellos se acogi¨® el equipo, que alcanz¨® un resultado m¨¢s que honorable a la vista de las circunstancias que presidieron el duelo.
REAL MADRID 2 - JUVENTUS 1
Madrid: Casillas; Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos; Figo, Makelele, Guti, Zidane; Morientes (Solari, m. 80) y Ronaldo (Portillo, m. 50).
Juventus: Buffon; Birindelli, Thuram, Ferrara, Iuliano (Pessotto, m. 46), Zambrotta; Tudor (Camoranesi, m. 80); Conte, Nedved (Di Vaio, m. 82); Del Piero y Trezeguet.
Goles: 1-0. M. 23. Morientes disputa el bal¨®n con Iuliano, que lo despeja en corto hacia la derecha, donde lo recoge Ronaldo para avanzar y batir por bajo a Buffon. 1-1. M. 45. Del Piero tira, rechaza Salgado y Trezeguet marca ante Helguera y Casillas. 2-1. M. 73. Gran tiro cruzado de Roberto Carlos desde fuera del ¨¢rea.
?rbitro: Terje Hauge (Noruega). Amonest¨® a Birindelli, Iuliano, Zambrotta, Conte y Ferrara.
Lleno en el Bernab¨¦u, 86.000 personas.
Este partido reprodujo la vieja teor¨ªa italiana de la especulaci¨®n m¨¢s la t¨¢ctica como factores fundamentales para alcanzar la victoria. Del car¨¢cter especulativo de la Juve habl¨® su gol, nada relacionado con el juego, o con lo que suced¨ªa en el campo, que no era demasiado por parte de ninguno de los dos equipos. Pero hab¨ªa uno que pretend¨ªa prosperar por dos razones: porque el Madrid necesitaba un buen resultado y porque va en su estilo. En el estilo de la Juve figura el tipo de gol que marc¨® Trezeguet, un tanto precedido por un rebote, y en esto el equipo italiano es insuperable. No hay rebote que no le favorezca. El tanto, que se antoja crucial en la eliminatoria, tuvo un efecto devastador sobre el Madrid, que se encontr¨® de repente con un p¨¦simo resultado y con pocos recursos para resolver el encuentro. Sin Ra¨²l y sin Ronaldo, lesionado en el arranque del segundo tiempo, las posibilidades se achicaron notablemente. El sentimiento de orfandad fue evidente, el juego se resinti¨® y un aire de pesadumbre se apoder¨® de Chamart¨ªn. Pero ni entonces se estir¨® la Juve. Y lo pag¨®. Fue el precio de la cicater¨ªa en la mejor de las situaciones posibles, con el Madrid quebrado.
Caus¨® alguna sorpresa la titularidad de Morientes junto a Ronaldo. Del Bosque anda buscando un remedio al agujero que ha producido la baja de Ra¨²l. Salt¨® McManaman del equipo, y pareci¨® razonable porque el jugador ingl¨¦s es irrelevante en el mejor de los casos. La inclusi¨®n de Morientes fue un golpe de efecto: el Madrid sali¨® con toda la caballer¨ªa, con el riesgo evidente de una fractura en el medio campo. Sin embargo, el partido jam¨¢s entr¨® en el v¨¦rtigo de un ataque desaforado, ni el equipo sufri¨® demasiados problemas defensivos. Guti jug¨® un excelente partido en el sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino. Elabor¨® con precisi¨®n y mantuvo un alto nivel de atenci¨®n defensiva. A su alrededor, el Madrid hizo buena letra, pero le falt¨® un punto de intensidad para sacar a la Juve del enroque.
El espl¨¦ndido gol de Ronaldo sac¨® al encuentro de la prudencia que hab¨ªa presidido el arranque del encuentro. A Ronaldo hay que celebrarle en ese tipo de jugadas el¨¦ctricas, donde la pared es un arte y el mano a mano s¨®lo un tr¨¢mite. Ronaldo tir¨® la pared con Morientes y entr¨® como un ob¨²s en el ¨¢rea, donde Buffon se resign¨® a lo peor. El astro brasile?o le tir¨® el enga?o y dej¨® la pelota en la red. Un gol de futbolista fastuoso. La hinchada, tan pejiguera con Ronaldo, no tuvo otro remedio que reconocer la categor¨ªa de este futbolista incuestionable. El tanto produjo un beneficio inmediato en el f¨²tbol del Madrid. Nunca alcanz¨® cotas sublimes, pero a trav¨¦s de Zidane se vieron detalles espl¨¦ndidos. Zidane fue el protagonista del encuentro de principio a fin. No encontr¨® ninguna oposici¨®n en las filas de la Juve, donde Nedved y Del Piero pasaron inadvertidos. Hicieron mutis y se fueron.
No fue raro que la Juve desaprovechara el estupor madridista tras el tanto de Trezeguet. Desde su mirada, ese gol es una mina, sin atender a la miseria de su juego en circunstancias francamente favorables. Pero por bueno que les parezca el tanto de Trezeguet, olvidan que no hicieron nada por complicar la vida a un Madrid muy debilitado en el segundo tiempo. M¨¢s a¨²n, el Madrid se sinti¨® alentado por la indiferencia del equipo italiano. Lleg¨® el gol de Roberto Carlos, con tres jugadores del Madrid en posici¨®n de fuera de juego, y el partido vir¨® hacia lo emotivo. Fueron los mejores instantes de Figo, valiente para asumir la responsabilidad en los minutos cr¨ªticos, y de los excelentes Guti y Zidane. Para Portillo result¨® un mal trago. Qued¨® demasiado expuesto en un partido trascendente, incapaz de situarse a la altura de las exigencias, con errores que fueron mal recibidos por el p¨²blico. A pesar de sus limitaciones y privado de las dos estrellas de su delantera, el Madrid no dud¨® en tirar por la directa en el trecho final. Lo hizo con la generosidad y la emoci¨®n que le falt¨® a la Juve. Lo hizo porque lo necesitaba. Y tambi¨¦n porque est¨¢ en su alma. Por lo visto, en el alma de la Juve est¨¢ otra cosa: la usura.
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