"La sinfon¨ªa, como forma musical, est¨¢ en crisis"
Habla con voluptuosidad, con im¨¢genes de gran
bouffe, asimilando el vicio de la m¨²sica al pecado de la gula. Mariss Jansons (Riga, Letonia, 1943) es uno de los directores de orquesta m¨¢s prestigiosos de su generaci¨®n y lleva colaborando con la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, cuyo actual titular es Simon Rattle, 30 a?os. Est¨¢ de gira por Espa?a -Madrid, ayer y anteayer (Auditorio Nacional); Barcelona, hoy (Palau de la M¨²sica), y Valencia, el s¨¢bado (Palau de la M¨²sica)- con la formaci¨®n alemana y con sinfon¨ªas de Beethoven, Dvorak, Shostak¨®vich y Mendelssohn en el programa. El placer de dirigir a la que muchos consideran mejor orquesta del mundo es contagioso para Jansons, que lo explica as¨ª, in
crescendo: "Es un gran grupo, lo fue y lo ser¨¢. Tiene esp¨ªritu musical, atm¨®sfera, alma, una gran t¨¦cnica y una actitud de optimismo constante. Es como una fruta, como una manzana jugosa, dan ganas de com¨¦rsela".
Jansons es un let¨®n entusiasta que ha mamado la m¨²sica. Su padre, Arvid Jansons, fue uno de los directores m¨¢s respetados y ¨¦l se form¨® con Herbert von Karajan, de quien fue asistente, y con Eugeny Mravinsky. Con los tres aprendi¨® el oficio con los ojos bien abiertos, consciente de que era un privilegiado por poder estudiarlos de cerca. "Con mi padre aprend¨ª los detalles m¨¢s peque?os, pero no por eso menos importantes, desde la posici¨®n de los m¨²sicos hasta c¨®mo actuar ante las intrigas", dice. Con Karajan encontr¨® la gran dimensi¨®n. "Era como un p¨¢jaro volando, ten¨ªa una perspectiva mucho mayor que los dem¨¢s, lo consideraba todo de manera global y elev¨® la categor¨ªa de esta profesi¨®n como nadie lo ha hecho", afirma.
Ahora, Jansons es titular de la Orquesta Sinf¨®nica de Pittsburgh, de la Sinf¨®nica de la Radio de Baviera y lo ha sido de la Filarm¨®nica de Oslo. ?l tambi¨¦n tiene una visi¨®n global, a ambos lados del Atl¨¢ntico. "Hay muchas diferencias entre las orquestas europeas y las norteamericanas. Las primeras prefieren la musicalidad, el estilo propio, el fraseo; las otras, la precisi¨®n, la perfecci¨®n t¨¦cnica", dice.
Todos estos elementos conjugados son los que forman una gran orquesta. ?l lo aprendi¨® en el conservatorio de San Petersburgo y en Viena, donde complet¨® su formaci¨®n: "San Petersburgo ha sido la mejor escuela de directores del mundo. Viena lo es tambi¨¦n para estudiar el clasicismo".
"Tiempos duros"
Pero aquella ¨¦poca de gloria sovi¨¦tica ya pas¨®. "Ahora vivimos tiempos duros", dice este m¨²sico que se siente vinculado a Rusia y que emplea el "nosotros" para hablar de una patria musical, casi perdida. "Rusia tiene el talento y eso permanece. El problema es c¨®mo desarrollarlo en estos tiempos de crisis. Los grandes maestros se han ido, pero tambi¨¦n han quedado algunos magn¨ªficos que hacen que la gran ense?anza musical no desaparezca".
La falta de ayuda del Estado se nota y la historia se vuelve del rev¨¦s. "Antes, los artistas no pod¨ªamos salir fuera pero, con la ayuda del Estado, los grandes int¨¦rpretes de Occidente daban grandes conciertos. Ahora, podemos salir, pero nadie del oeste va a tocar a Rusia, con lo que sigue sin haber intercambio", asegura Jansons.
Estos d¨ªas en Madrid ha hecho una gran exhibici¨®n de m¨²sica sinf¨®nica. En un programa, el que har¨¢ hoy en Barcelona, lleva la Segunda, de Beethoven, y la Sinfon¨ªa del nuevo
mundo, de Dvorak, y en otro, que repite en Valencia, la Escocesa, de Mendelssohn, y la Quinta, de Shostak¨®vich. "La Segunda de Beethoven me gusta y se hace muy poco. Todav¨ªa est¨¢ el clasicismo, pero ya se ve la gran huella, el sello de Beethoven". Esa marca que imprimen los "gigantes" de la m¨²sica, como Jansons denomina a los compositores cruciales. "La historia de la m¨²sica es como un edificio. Hay compositores que hacen los pelda?os y otros que hacen los pisos".
Cosa que no ocurre hoy con las sinfon¨ªas, una forma musical que, seg¨²n ¨¦l, "est¨¢ en crisis". "No sabemos hacia d¨®nde va la sinfon¨ªa", asegura. "Hasta mitad del siglo XX lleg¨® muy lejos, ahora esperamos a alguien que nos muestre el camino. Hay algunos grandes sinfonistas en activo, como Penderecki, se prueban diferentes estilos, pero no se ha alcanzado una nueva forma", se lamenta Jansons. "Echo de menos las im¨¢genes literarias en las sinfon¨ªas. Beethoven lo hac¨ªa, recurr¨ªa a los grandes escritores para inspirarse, ahora falta la dimensi¨®n filos¨®fica y profunda en la obra musical. Y, adem¨¢s, nadie quiere componer obras de m¨¢s de 15 minutos porque saben que nadie se las interpretar¨¢", asegura. "Bueno", recula, "esto que digo es una broma, pero, detr¨¢s de ello se esconde alguna verdad".
Babelia
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