La noche perpetua

Que Carbonell cante El reloj o El huerfanito con esa cara inmensa de c¨ªnico que quiere dar penita, que Wyoming imposte la voz vieja de un negro en Amor de loca juventud o Herminia, que Krahe se r¨ªa de lo "muy cursi" (eso dijo) que resulta la letra de Mirando al mar, que Segura intente sobrepasarse con su acompa?ante (Nuria) mientras cantan Somos novios o que Pep¨ªn Tre y Faemino se eternicen explicando qu¨¦ es un nen¨²far podr¨¢ disgustar a alg¨²n amante del bolero, pero, desde luego, no dejar¨¢ de hacer re¨ªr.

Hacer re¨ªr, y es un t¨®pico, tambi¨¦n es muy serio. Era la primera vez que los seis boleristas ocasionales compart¨ªan escenario para presentar la cuota de guasa del disco 18 boleros chulos (la seria, en la que est¨¢n, entre otros, Pablo Milan¨¦s, Javier Ruibal, Martirio, El Cigala, Olga Rom¨¢n o Gema Corredera, es dif¨ªcil ponerla en pr¨¢ctica) y todo daba a entender que la noche perpetua (anhelo que se desprende de la letra de El reloj) en la que viven les ha provocado ese caos hilarante del que hicieron gala toda la noche y que sus ac¨®litos celebran con entusiasmo.