Ciutat Vella
El urbanismo reciente de Barcelona parece haber estado hecho por dos manos diferentes: una, la humana, respetuosa con las preexistencias hist¨®ricas, delicada y culta, que ha reformado Ciutat Vella y ha promovido el Plan 22@, y otra, la prepotente y megal¨®mana, pensada para el autom¨®vil y los especuladores, que ha generado la plaza de las Gl¨°ries y el urbanismo del F¨°rum 2004 y que ha tolerado Diagonal Mar.
De la manera cuidadosa de hacer ciudad nos quedamos como emblema con la experiencia de Ciutat Vella, tan laboriosa, pensada caso por caso, PERI por PERI, sobre la que se acaba de publicar una recapitulaci¨®n global con el objetivo de reorientar el futuro, un gran libro triling¨¹e titulado El centro hist¨®rico de Barcelona. Un pasado con futuro, con la m¨¢s completa y exhaustiva informaci¨®n documental, hist¨®rica, tipol¨®gica y morfol¨®gica, fruto de un convenio entre el Ayuntamiento de Barcelona y el departamento de Urbanismo de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a, dirigido por Joan Busquets con la colaboraci¨®n de un equipo de profesores e investigadores. El trabajo sintetiza y superpone todo el proceso de transformaci¨®n del casco hist¨®rico desde 1842 hasta 2000, repensando intensamente las intervenciones que con casi 20 a?os de experiencia han conseguido una mejora cualitativa de una ¨¢rea urbana crucial, que se estaba degradando y que est¨¢ pasando por una fuerte transformaci¨®n social y de usos.
La reforma de Ciutat Vella ha respetado el tejido preexistente, contrariamente al ¨²ltimo urbanismo
Al final, los mejores equipos de arquitectos catalanes (Miralles-Tagliabue, Josep Llin¨¤s, Garc¨¦s-Soria, Artigas-Sanabria, Viaplana-Pi?¨®n, ?scar Tusquets, Dani Freixes, Bonell-Gil, Bravo-Conte Pomi, Fuses-Viader, Arany¨®-Ensenyat-Tarrida, Baena- Quero-Casamor, Clotet-Paricio, Amad¨®-Dom¨¨nech, etc¨¦tera) han dejado sus mejores obras en nuevos edificios de viviendas, en rehabilitaciones de edificios monumentales y en espacios p¨²blicos de Ciutat Vella. Parad¨®jicamente, una de las mejores rutas de la arquitectura y del urbanismo barcelon¨¦s contempor¨¢neo est¨¢ en la ciudad antigua.
M¨¢s all¨¢ de una gran diversidad de actuaciones de distintas morfolog¨ªas -edificios aislados, siguiendo ejes, entre medianeras, en forma de manzanas, etc¨¦tera-, los tres n¨²cleos centrales de transformaci¨®n han sido el conjunto del Convent dels ?ngels -con edificios para la cultura que completan el proyecto inicial Del Liceu al Seminari (1980)-; la Rambla del Raval -proceso de reforma en torno al gran vac¨ªo que la operaci¨®n nunca concluida de la V¨ªa B del Plan de Baixeras (1888) ha permitido y a la que a¨²n le hacen falta trabajos de rehacer y detallar-, y el entorno del mercado de Santa Catalina, que si bien contin¨²a el eje de la avenida de la Catedral en un nuevo tejido residencial, lo hace con formas org¨¢nicas y escult¨®ricas, atendiendo cuidadosamente a las l¨®gicas y preexistencias de la trama urbana.
A grandes rasgos, estos a?os de intervenci¨®n, despu¨¦s del enorme retraso y degradaci¨®n acumulados desde la posguerra y tras la p¨¦rdida de poblaci¨®n en los a?os sesenta y setenta, ha sido el gran esfuerzo de renovaci¨®n de la vivienda y la mejora del espacio p¨²blico. A ello ha ayudado tambi¨¦n la creaci¨®n de equipamientos culturales y la implantaci¨®n de las distintas sedes de la Universidad Pompeu Fabra. Una renovaci¨®n general que ha sido dirigida en gran medida por Procivesa (Promoci¨® de Ciutat Vella, SA) y continuada por Focivesa (Foment de Ciutat Vella, SA) y que entre otras caracter¨ªsticas ha tendido a restringir paulatinamente la movilidad privada y a potenciar las v¨ªas de uso exclusivo por peatones.
Es cierto que ha habido episodios nefastos en los que las fricciones de una ciudad que se ha de hacer conciliando estratos, visiones e intereses no se han resuelto de manera dialogante, como cuando ha desaparecido patrimonio arquitect¨®nico, especialmente viejas arquitecturas industriales y de vivienda obrera, o cuando se han producido conflictos como el del llamado forat de la vergonya, y se mantienen puntos negros como los persistentes guetos, bolsas de infravivienda, puntos de sobredensidad con las llamadas camas calientes, y viviendas desocupadas y degradadas.
El estudio dirigido por Busquets propone sugerencias y plantea que despu¨¦s del esfuerzo por retornar a Ciutat Vella el protagonismo de la cultura, ahora es el momento de consolidar sistemas tipol¨®gicos, redes de espacio p¨²blico e itinerarios hist¨®ricos que argumenten una coherencia patrimonial, de mejorar la relaci¨®n entre la vieja muralla y la ciudad moderna en las Rondas, de favorecer el terciario peque?o y difuso en todo su tejido y de potenciar una mayor capilaridad en la estructura urbana.
En definitiva, y aunque a¨²n siga en proceso (de hecho la ciudad siempre est¨¢ en proceso), se ha conseguido el mejor urbanismo barcelon¨¦s all¨ª donde se ha jugado sobre las preexistencias, m¨¢s que donde se han creado nuevos objetos aut¨®nomos; all¨ª donde se ha tenido en cuenta un tejido social y urbano formado de superposici¨®n de estratos, m¨¢s que donde se ha hecho tabla rasa, como en la Villa Ol¨ªmpica o el F¨°rum 2004. Este primer gran estudio exhaustivo intenta encontrar coherencias en las intervenciones en Ciutat Vella y se?ala las tendencias de futuro, demostrando que la ciudad se ha enriquecido con la dial¨¦ctica entre la intervenci¨®n de formas nuevas de arquitectura -desde el mundo experimental individual- y la intervenci¨®n de nuevos espacios urbanos -desde el mundo colectivo. Una dial¨¦ctica entre la modernizaci¨®n y la persistencia de lo construido. Una lecci¨®n, este modelo de actuaci¨®n m¨²ltiple y matizada, fuerte y articulada, que revive, rehace y recrea, del que todas las intervenciones en la ciudad deber¨ªan aprender.
Josep Maria Montaner es catedr¨¢tico de la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
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