Maragall compara al Gobierno de CiU con un grupo de propietarios que act¨²a en beneficio propio

La campa?a acaba de empezar, pero el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall, est¨¢ pisando el acelerador hasta el fondo. El paisaje que est¨¢ dibujando de la ¨²ltima etapa del Gobierno de CiU, que ayer volvi¨® a describir en Sant Feliu de Llobregat y Manresa, es desolador: compar¨® al Ejecutivo actual con un grupo de "propietarios y administradores" cuyo periodo "ha acabado". Y a?adi¨®: "No digo que no exista democracia, pero la han administrado unos se?ores que dec¨ªan que representaban al pueblo de Catalu?a y lo han hecho en beneficio propio".

De acuerdo con su visi¨®n, la federaci¨®n nacionalista est¨¢ llena de "caciques" que acumulan "traiciones" de todo tipo -la m¨¢s citada respecto a Catalu?a es postergar la reforma del Estatut-, que est¨¢n llevando la Generalitat a la bancarrota y no paran de "citar en vano" el nombre de Catalu?a y de servirse de ella "en beneficio propio". Maragall asegur¨® que se le est¨¢n acercando con simpat¨ªa muchos ex militantes de CiU y garantiz¨® que buscar¨¢ acuerdos con la federaci¨®n nacionalista, pero s¨®lo en asuntos de pa¨ªs, como el Estatut, la organizaci¨®n territorial y las infraestructuras.

Pese a la crispaci¨®n que generan sus palabras, Maragall est¨¢ euf¨®rico. "En las calles y en las plazas se palpa que est¨¢ a punto de empezar una nueva etapa", asegur¨® ayer en Sant Feliu de Llobregat, una de las pocas alcald¨ªas que le quedan a Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) en el cintur¨®n de Barcelona. Maragall encresp¨® a ICV -y provoc¨® estupefacci¨®n en el PSC- al afirmar que el ex alcalde de la localidad Cesc Baltasar, que sigue en ICV, forma parte de su consejo asesor.

Al presidente del PSC se le nota tan seguro de su futura victoria que no para de hacer bromas con la gente, sin importarle al parecer el efecto que puedan tener en los ciudadanos. En su paseo de ayer por Sant Feliu, se cruz¨® con cuatro monjas, a las que salud¨® con una sonrisa de oreja a oreja y al despedirse les espet¨®: "?Portaos bien, que de lo contrario no ir¨¦is al cielo!".

Antes hab¨ªa visitado un mercado municipal, donde reparti¨® rosas y no tuvo reparo alguno en gastar bromas y gorrear cuanto le pareci¨®: en una tienda, un d¨¢til -despu¨¦s demostr¨® poca punter¨ªa al tirar el hueso en una papelera del propio establecimiento-; en otra, un par de cerezas. Pero todo el mundo parec¨ªa encantado y Maragall vend¨ªa su optimismo a todos los que no acaban de creerse que esta vez los socialistas llegar¨¢n al Gobierno de la Generalitat. "Esta vez vamos a arrasar", insist¨ªa una y otra vez.