La ley contra el imperio del miedo
La ilegalizaci¨®n por el Tribunal Supremo de las agrupaciones electorales surgidas al amparo de la plataforma Autodeterminazioaren Bilgunea (AuB) ha dejado a nueve municipios navarros sin elecciones locales.
Las candidaturas vecinales formadas por la izquierda radical han quedado anuladas. Tambi¨¦n aquellas en las que se incluyen antiguos militantes de HB o Euskal Herritarrok ya desligados de ese mundo. Y eran las ¨²nicas listas del municipio. La incertidumbre en esos ayuntamientos, que suman 10.000 vecinos, durar¨¢ seis meses, plazo en el que se convocar¨¢n nuevas elecciones. Ser¨¢ el momento de conocer si otras formaciones pol¨ªticas logran vencer el insalvable miedo a la violencia terrorista, la incomodidad de muchos militantes ante la perspectiva de regir su pueblo sabiendo que la fuerza mayoritaria ha sido expulsada del Ayuntamiento o el cansancio personal ante las rencillas internas emanadas de las luchas intestinas de los propios partidos. Parad¨®jicamente, los alcaldes de Batasuna seguir¨¢n gobernando sus pueblos en ese espacio de tiempo.
"Los asesinatos de ediles han hecho un da?o terrible. Nadie est¨¢ dispuesto a vivir continuamente con guardaespaldas"
En los municipios navarros de Anue, Bakaiku, Bera, Donamaria, Etxarri-Aranatz, Imotz, Iturmendi, Urdiain y Ziordia, los vecinos no tendr¨¢n a qui¨¦n votar. En seis de ellos gobernaba Euskal Herritarrok, pero en el resto, el poder, hasta ahora, estaba en manos de otras candidaturas populares o partidos que en estos comicios han desaparecido. ?Por qu¨¦?
"Es evidente que los asesinatos de concejales han hecho un da?o terrible. En el pueblo hay partidos que nunca han tenido candidaturas, aunque s¨ª votos, pero que en estas circunstancias no tienen tampoco ninguna posibilidad de formarlas o de empezar a trabajar. Nadie est¨¢ dispuesto a vivir continuamente con guardaespaldas y con la amenaza de que te peguen un tiro o te pongan una bomba".
M. E., de 59 a?os, vecina de Bera de Bidasoa, sabe de lo que habla. Hace ya alg¨²n tiempo que a su marido, Pedro, empleado de una firma industrial de esta poblaci¨®n navarra lim¨ªtrofe con Francia, le tantearon desde un partido constitucional con el que simpatiza. Les dijo que no. "Tenemos dos hijos y una vida en el pueblo que se har¨ªa imposible si ¨¦l hubiera ido en una lista de las que aqu¨ª llaman 'espa?olas'. Sinti¨¦ndolo mucho, rechaz¨® el ofrecimiento. Y yo le respald¨¦. Nadie est¨¢ obligado a ser un h¨¦roe, y la soluci¨®n a todo esto a¨²n parece lejana", explica M. E.
En Bera, una poblaci¨®n industrial de 3.500 habitantes colindante con Guip¨²zcoa, ha gobernado durante la ¨²ltima legislatura Euskal Herritarrok, uno de los nombres adoptados por la izquierda radical en los ¨²ltimos a?os. Ochocientos cuarenta vecinos votaron al brazo pol¨ªtico de la organizaci¨®n terrorista ETA, que obtuvo cinco concejales. Sin embargo, la suma de votos al consistorio obtenidos en 1999 por Eusko Alkartasuna (693) y PNV (354) les permiti¨® sumar seis concejales. No obstante, EH obtuvo la alcald¨ªa en unos tiempos de tregua en los que los partidos nacionalistas decidieron ceder a la fuerza m¨¢s votada el derecho a regir el destino del pueblo. ?ste ha sido siempre un territorio vedado a otros partidos, y s¨®lo los sindicatos UGT y CC OO aportan una fisura laboral a un panorama de representaci¨®n social y pol¨ªtica estrictamente nacionalista.
Cuatro a?os despu¨¦s, la misma izquierda radical rebautizada con otro nombre (Beraginez), pero con el mismo cabeza de lista, el ex alcalde de Batasuna Iosu Goya, ha sido apartada de la carrera electoral por los jueces, y EA y PNV no han presentado listas.
El vac¨ªo sorprende, dada la fuerza electoral de estas siglas y su penetraci¨®n social.
El acoso de ETA
M¨¢s explicable es la ausencia de listas que apoyen el vigente modelo constitucional. El incesante acoso de ETA y su entorno a Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN), con dos concejales asesinados, y al PSN-PSOE, explica la imposibilidad de conformar candidaturas, aunque en 1999, en los comicios forales, 467 vecinos votaron a UPN; 141, a su escisi¨®n, Convergencia de Dem¨®cratas de Navarra (CDN), y 127, a los socialistas, demostrando que el constitucionalismo tiene un importante apoyo popular en el municipio que las pistolas coartan.
Es m¨¢s dif¨ªcil de digerir el vac¨ªo dejado por EA y PNV. Bego?a Errazti, presidenta de EA, se?al¨® d¨ªas antes de comenzar la campa?a electoral que el proceso de ilegalizaciones iniciado con Batasuna y continuado ahora con sus sucesores ha afectado tambi¨¦n a su partido, cuyos militantes habr¨ªan declinado presentarse en algunos municipios ante la dif¨ªcil perspectiva de asumir el poder sabiendo que una opci¨®n pol¨ªtica relevante no podr¨¢ presentarse a los comicios. "En esas circunstancias, la presi¨®n sobre un alcalde puede hacerse insoportable. Si adem¨¢s ese edil est¨¢, como es el caso de los nacionalistas vascos, en completo desacuerdo con la ilegalizaci¨®n de las candidaturas populares, su situaci¨®n pol¨ªtica y personal se podr¨ªa hacer insostenible", se?ala un militante de EA. "Algunos de los nuestros han renunciado debido, entre otras cosas, a la constataci¨®n de que los resultados electorales no reflejar¨¢n el verdadero sentimiento de los vecinos. Las ilegalizaciones van a falsear la voluntad popular, y hay quien no quiere participar en ese juego porque adem¨¢s le da miedo", a?ade.
Sin embargo, otras fuentes nacionalistas, que no niegan la incomodidad de los cargos locales y de los militantes, se?alan que el miedo no es la ¨²nica explicaci¨®n de esas ausencias.
En Navarra, EA es el hermano grande del nacionalismo democr¨¢tico, y PNV, el peque?o. Al final, ni en Bera ni en municipios tan significativos para el nacionalismo vasco como Etxarri-Aranatz han presentado candidaturas.
Y es que Etxarri-Aranatz es otro ejemplo evidente de c¨®mo el acoso de los violentos ha conseguido despejar todo el camino a la izquierda radical y a sus candidaturas locales, en este caso denominada Batzarraren Aldeko Indarra.
Poblaci¨®n de 2.300 habitantes del valle de Sakana, Etxarri-Aranatz es uno de los feudos del nacionalismo radical de la disuelta Batasuna. Han pasado los tiempos en que el nacionalismo moderado gobernaba el pueblo. En 1999, un total de 688 vecinos votaron a EH, y 548 lo hicieron a la coalici¨®n EA-PNV. El alcalde de Batasuna, Juan Fernando Flores, encabezaba de nuevo la ahora anulada candidatura local.
En estas circunstancias, la opci¨®n de concurrir a las elecciones por UPN o PSN-PSOE ser¨ªa "suicida", apunta Manuel A., de 34 a?os. "Le har¨ªan la vida imposible", a?ade. Trabajador aut¨®nomo, Manuel es votante de un partido nacionalista democr¨¢tico y explica lo que, a su juicio, ocurre en Etxarri-Aranatz. "El contrapeso a la radicalidad de Batasuna ha sido siempre la gente de EA y PNV, pero las relaciones mutuas entre estos ¨²ltimos han sido y siguen siendo tensas", afirma.
En 1999, EH obtuvo 47.041 votos y fue el tercer partido de Navarra y logr¨® 20 alcald¨ªas. "?C¨®mo se comportar¨ªa cualquier otra formaci¨®n ante una agresi¨®n tan descomunalmente antidemocr¨¢tica como la que hemos sufrido?", se pregunta un simpatizante de AuB.
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En 26 municipios, nadie quiere ser alcalde
NAVARRA ES LA ?NICA regi¨®n espa?ola que ha regulado por ley la concesi¨®n de un sueldo para todos los alcaldes y concejales de su territorio a partir de esta pr¨®xima legislatura. Uno de los objetivos declarados de la iniciativa, aprobada esta primavera por el Parlamento foral, es la de incentivar la participaci¨®n de los ciudadanos en sus consistorios frente al descr¨¦dito de la actividad pol¨ªtica, adem¨¢s de compensar econ¨®micamente el compromiso democr¨¢tico de muchos concejales, obligados a llevar protecci¨®n policial por su trabajo municipal.
A la vista de los primeros resultados, la ley foral no parece haber dado demasiados frutos. UPN y PSN-PSOE vieron frustrado su intento de configurar candidaturas con sus siglas en cerca de medio centenar de municipios debido a la presi¨®n de ETA y su entorno pol¨ªtico. Los impulsores de la norma reconocen que ning¨²n salario puede compensar el riesgo de ser v¨ªctima de un atentado, aunque tanto UPN como PSN-PSOE han superado sus expectativas presentando m¨¢s listas que nunca. Sin embargo, en 26 municipios, algunos de ellos de varios miles de vecinos, nadie quiere ser alcalde. Y ello no se debe a la presi¨®n terrorista, sino a la indolencia de muchos y al cansancio de quienes abandonan el cargo. El Parlamento foral estableci¨® unas cuant¨ªas variables en funci¨®n del n¨²mero de vecinos, con unos topes m¨¢ximos y unos porcentajes de subvenci¨®n que van reduci¨¦ndose en la medida en que el municipio tiene m¨¢s capacidad recaudatoria. El resto lo pagan los ayuntamientos. Dos ejemplos: el alcalde de un pueblo de cien vecinos ver¨¢ sufragado el 80% de un salario m¨¢ximo de 4.207 euros anuales. Un concejal sin dedicaci¨®n exclusiva de un pueblo de menos de 2.000 vecinos recibir¨¢ 869 euros al a?o, un 70% de los cuales ser¨¢ financiado por los presupuestos de Navarra.
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