Cinismo
La pancarta que blandi¨® el PP para echar a Gonz¨¢lez del poder rezaba: Paro, Despilfarro y Corrupci¨®n. Ahora llega el momento de que los entonces despedidos inicien su desquite, esgrimiendo alg¨²n eslogan an¨¢logo a modo de contrarr¨¦plica. He aqu¨ª una sugerencia: Guerra, Cinismo y Especulaci¨®n. La guerra no precisa apostillas, dada la man¨ªa persecutoria de Aznar, siempre en busca de enemigos que acosar. Con el cinismo me refiero a la doblez que estilan, cuando al hacer la guerra lo llaman hacer la paz, por poner un bot¨®n de muestra. Y la especulaci¨®n se resume en la burbuja inmobiliaria, fil¨®n de comisiones urban¨ªsticas que hacen chiquita la corrupci¨®n socialista. Recu¨¦rdese el caso Zamora con que Aznar abri¨® brecha.
Pero hoy no toca hablar del alcaide Aznar, prima donna del pr¨®ximo plebiscito, sino del ambiguo Gallard¨®n, su aut¨¦ntico protagonista como aspirante al cargo de alcalde de Madrid. ?Hasta qu¨¦ punto encarna con propiedad la trinidad guerra, cinismo y especulaci¨®n? Desde luego, en belicosidad no le llega a Aznar ni a las alzas de sus zapatos. Pero en cuanto a cinismo y especulaci¨®n, no hay nadie como el solapado Gallard¨®n. Es verdad que tambi¨¦n Aznar miente m¨¢s que habla, sin escr¨²pulos para tirar la piedra y esconder la mano. Pero es un actor tan impostado que no enga?a a nadie, y en cambio Gallard¨®n ha logrado despistar a todo el mundo.
La t¨¦cnica de Gallard¨®n es m¨¢s refinada, pues consiste en la ambivalencia moral, que le permite desmarcarse de propios y extra?os. Por eso el patr¨®n que mejor le cuadra es el dios Jano que inspira su doble juego, sin que pueda saberse cu¨¢l es su derecha y cu¨¢l su rev¨¦s. Para distinguirse del coro de aduladores, se singulariz¨® pactando con el felipismo el com¨²n patrocinio del C¨ªrculo de Bellas Artes, lo que le grange¨® una imagen de derecha civilizada con rostro humano: un mal menor dentro del p¨¢ramo del PP. Pero nada m¨¢s falso, pues a la vez introdujo al integrismo cat¨®lico en su Gobierno, confi¨¢ndole ¨¢reas como la privatizaci¨®n universitaria. As¨ª que cuando luego ha colocado a Botella como guinda de su pastel, destinada a privatizar los servicios sociales, nadie deber¨ªa llamarse a enga?o.
En cuanto a la especulaci¨®n urban¨ªstica, su proeza bate todas las marcas, erigiendo una espectacular obra maestra tambi¨¦n caracterizada por su doblez. Hablando de Jano, la cara luminosa de su mandato es el Nuevo Madrid que hoy hace la envidia de Barcelona tras su pol¨¦mica con Maragall, con costosas infraestructuras como los anillos de circunvalaci¨®n vial y la flamante ampliaci¨®n del metro. Pero semejante espejismo esconde una siniestra cara oculta -y una cara muy dura-, que es la mayor especulaci¨®n urban¨ªstica de la historia, con ingentes recalificaciones que elevaron el precio del suelo hasta la estratosfera, creando un pozo sin fondo de dinero negro.
Pero los efectos perversos para la ciudadan¨ªa de la Operaci¨®n Gallard¨®n resultan patentes: inaccesibilidad de la vivienda (cuyo valor desde 1996 ha crecido el 200% en Madrid frente al 80% espa?ol), trasvase demogr¨¢fico (pues los j¨®venes que logran emanciparse deben abandonar Madrid para poblar los nuevos barrios creados a la orilla de la M-40), despoblaci¨®n de la capital (que envejece y se degrada por el hacinamiento de inmigrantes) y enriquecimiento de las grandes constructoras que presuntamente le financian (seg¨²n revela el dossier presentado por Matilde Fern¨¢ndez en noviembre pasado).
As¨ª se explica que Gallard¨®n aceptase descender de rango, desistiendo de una Comunidad ya mayoritariamente joven, que probablemente ya no votar¨¢ PP, para postularse a la alcald¨ªa de la envejecida y despoblada capital, que quiz¨¢ conf¨ªe a¨²n en ¨¦l. Pero esa humildad tambi¨¦n tiene truco, como siempre pasa con Gallard¨®n, pues antes de ceder la presidencia transfiri¨® las competencias urban¨ªsticas al Ayuntamiento de Madrid. De modo que se baja a la capital, pero llev¨¢ndose puesto su pozo sin fondo de dinero negro.
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