Basora, sumida en la miseria y el caos tras dos d¨¦cadas de guerras
La capital del sur de Irak ha sido escenario de las primeras venganzas contra miembros del r¨¦gimen de Sadam Husein
El viejo mercado de pescado de Basora est¨¢ lleno de basura y la mercanc¨ªa apenas puede verse a trav¨¦s de una nube de moscas. El hedor es insoportable. Un poco m¨¢s all¨¢, en una galer¨ªa, el g¨¦nero tiene mejor aspecto y est¨¢ cubierto de hielo. Son peces que vienen del golfo P¨¦rsico, a 50 kil¨®metros de la ciudad m¨¢s importante del sur de Irak, de 1,2 millones de habitantes. "Basora fue maravillosa y hab¨ªa de todo", dice Ab¨² Sal¨¢, que regenta uno de los comercios. Antes los pescadores sal¨ªan del puerto de la ciudad, de amplia mayor¨ªa chi¨ªta. Ahora, a causa de la cantidad ingente de barcos hundidos durante las sucesivas guerras, est¨¢ inutilizado.
La famosa pregunta que se hizo Mario Vargas Llosa para Per¨² tiene aqu¨ª una f¨¢cil respuesta: ?Cu¨¢ndo se jodi¨® Basora? El 22 de septiembre de 1980, cuando empez¨® la guerra entre Ir¨¢n e Irak. Desde entonces, todo ha sido deterioro y muerte. Tras el final del conflicto con Teher¨¢n, en 1988, lleg¨® la guerra del Golfo y luego, en marzo de 1991, la rebeli¨®n chi¨ª y la salvaje represi¨®n de 1991, que se prolong¨®, con un implacable castigo econ¨®mico del r¨¦gimen baasista, hasta la guerra actual. Basora estuvo sitiada por las fuerzas brit¨¢nicas entre el 22 de marzo y el 7 de abril. El Reino Unido sigue teniendo 25.000 hombres en la zona.
"No puedo ni protegerme a m¨ª mismo", se lamenta un agente de polic¨ªa
El viejo puerto se cae a pedazos y no queda una muestra de su famosa arquitectura
"Todo empez¨® durante la guerra con Ir¨¢n", afirma Ab¨² Sala, quien recuerda la ciudad de su infancia como uno de los puertos m¨¢s bellos de Oriente Pr¨®ximo. El hecho de que Sadam Husein pueda estar todav¨ªa vivo, sigue provocando temores entre la poblaci¨®n. "De ¨¦l no hemos visto nada bueno", agrega. "Sadam no tiene piedad", se?ala un vendedor de gallinas, Haider Mohamed, de 29 a?os.
La gu¨ªa Bradt de Irak, publicada en 2002, dice que Basora, la ciudad de Simbad el Marino, fue comparada "durante cientos de a?os con Venecia y Amsterdam" por su "espectacular arquitectura" y por sus canales, que ahora son una fuente maloliente de infecciones y de c¨®lera end¨¦mico en una localidad en la que, actualmente, la mitad de sus habitantes carecen de agua potable. Su famoso paseo mar¨ªtimo es una sucesi¨®n de barcos que llevan a?os sin moverse y el puerto industrial est¨¢ cerrado. El viejo Basora se cae a pedazos y no queda una muestra de su famosa arquitectura.
Aunque menos palpable que en las ciudades santas chi¨ªtas de Nayaf o Kerbala, la influencia religiosa es evidente. En la calle no se ven mujeres sin chador. En el hospital Al Taharir, situado en un barrio pobre, donde se han dado esta semana nueve posibles casos de c¨®lera, el doctor Abdal¨¢ Judier explica: "Despu¨¦s de un embargo de 13 a?os la situaci¨®n sanitaria est¨¢ muy mal". La seguridad y los salarios en este centro m¨¦dico, donde se cobra a los pacientes, son proporcionados por la escuela isl¨¢mica de la zona. La importancia del partido islamista Al Dawa y del Consejo Supremo para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak es creciente.
La ¨²nica ventaja que tienen los brit¨¢nicos a la hora de imponer el orden en Basora con respecto a los estadounidenses en Bagdad es que las cosas llevan mucho tiempo a la deriva. Cuando se pregunta por los cortes (o la ausencia) de luz y de agua, la respuesta habitual es: "Antes tambi¨¦n los hab¨ªa". Pero la situaci¨®n no es sencilla. El general de brigada Graham Grinns, comandante de las ratas del desierto en la zona, habl¨® abiertamente la semana pasada de la posibilidad de que se produzca una rebeli¨®n si las cosas no mejoran. En el terreno pol¨ªtico se han realizado avances -ha sido elegido un Consejo local con poderes limitados dirigido por el jeque Mzahem y un ex diplom¨¢tico dan¨¦s convertido al islam, Ole Woehlers Olsen, ha sido designado administrador de la ciudad por las fuerzas de ocupaci¨®n-, pero su reflejo en la realidad es m¨ªnimo. Las comisar¨ªas conjuntas brit¨¢nico-iraqu¨ªes son un ejemplo muy claro de la lentitud de los progresos.
Frente a una de ellas, en pleno centro de la ciudad, hay unos 20 j¨®venes esperando conseguir un trabajo. Han rellenado un formulario y pasan las horas muertas en la calle. En la puerta de la comisar¨ªa hay dos blindados brit¨¢nicos junto a dos iraqu¨ªes, vestidos de civil y armados con fusiles Kal¨¢shnikov, que hacen guardia bajo un sol de justicia. Su acreditaci¨®n como agentes de la ley es una gorra azul y una tarjeta de papel plastificada en la que puede leerse: "El poseedor de esta carta ha sido designado para servir como polic¨ªa militar". Los AK-47 est¨¢n descargados y no tienen percutores. "Con esto no puedo ni protegerme a m¨ª mismo", se lamenta el agente Kadum Jawal, de 20 a?os.
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