Motril, ?campo o playa?
La localidad granadina crece con la duda de decidirse por el fomento del turismo o de la agricultura intensiva
Motril vive en un permanente boom de la construcci¨®n desde hace a?os. En la ¨²ltima d¨¦cada se han construido 5.500 pisos nuevos. La ciudad, con 52.000 habitantes, cuenta con un parque de viviendas de cerca de 28.000. Si a este dato estad¨ªstico se a?ade el visual de comprobar dando un paseo por la ciudad el trasiego constante de gente que va y viene, se intuye que el pulso vital y econ¨®mico de la localidad es bueno. Entre la agricultura bajo pl¨¢stico y el turismo, Motril ha conseguido desarrollarse y ser capaz de enfrentarse al futuro con buenas expectativas. Francisco Blanco, un jubilado que toma el sol frente al ayuntamiento, lo confirma: "En Motril se vive muy bien, tanto que la ciudad ha crecido de 20.000 a 60.000 habitantes en cuarenta a?os". Y concluye: "A los motrile?os les gusta mucho su pueblo y est¨¢n contentos en ¨¦l!, dice el jubilado, algo que no ocurre en todos los pueblos.
Pero son precisamente las fortalezas de la localidad las que plantean el principal dilema cara al futuro. Motril tiene muchas cientos de metros tapados por pl¨¢stico en los que se cultivan hortalizas y frutas tropicales. A la vez, los miles de apartamentos construidos son, en gran parte, residencias para vacaciones. En este momento, la ciudad se pregunta: ?turismo o agricultura?; o mejor, turismo y agricultura pero, ?en qu¨¦ proporci¨®n?. Yolanda es peluquera y tiene motivos para mirar al futuro con esperanza. Dar¨¢ a luz en julio. Su opini¨®n es "que hacen falta m¨¢s hoteles, restaurantes y menos mentalidad de campo".
Una paradoja de Motril es que, a pesar de ser un centro tur¨ªstico, s¨®lo tiene dos hoteles, ambos de dos estrellas. Mar¨ªa, trabajadora de una empresa de limpieza resume sus creencias: "M¨¢s hoteles, m¨¢s turismo y m¨¢s trabajo... y m¨¢s limpiezas en las playas". Todo el mundo en Motril parece estar de acuerdo en que el turismo tiene mucho recorrido por delante.
Uno de los aspirantes a la alcald¨ªa, el andalucista Antonio Esc¨¢mez, pone la carretera de acceso a la ciudad (paralela a la costa y situada a dos o tres kil¨®metros de ella) como frontera entre ambas riquezas: "De la carretera hacia la monta?a, agricultura; de la carretera hasta el mar, turismo. Esa debe ser la opci¨®n". Adem¨¢s, seg¨²n Esc¨¢mez, los invernaderos que se construyan en el futuro no podr¨¢n ser visibles desde las zonas que el plan urban¨ªstico reserva para urbanizaciones.
La pesca es otra de las riquezas conocidas de Motril. La realidad parece bien diferente. Manolo S¨¢nchez es pescador y pasa parte de las ma?anas sin trabajo a que le obliga la parada biol¨®gica de la flota en el bar de la lonja, en el puerto de Motril. El puerto est¨¢ a poco m¨¢s de un kil¨®metro de Motril ciudad y a su alrededor se ha creado un barrio muy diferente de la propia ciudad; es mucho m¨¢s deslavazado, solitario y sucio. En el bar de la lonja, Manolo, y otros compa?eros, como Mart¨ªn, se queja de que los pescadores est¨¦n "olvidados por todos y, por supuesto, por el Ayuntamiento". Seg¨²n cuentan los trabajadores del mar, de ellos s¨®lo se acuerdan para los impuestos.
En Motril hay gobierno socialista desde el principio de la democracia y, como en casi todas las localidades donde un partido lleva tanto tiempo en el poder, los motrile?os dan por hecho que el PSOE volver¨¢ a ganar, incluso si, como es el caso, el alcalde no repite.
Manuel Garc¨ªa G¨¢mez, propietario de un bar, es de los que cree que es hora de cambiar aunque no cree vaya a ocurrir: "Tenemos un hospital saturado, no hay estaci¨®n de autobuses y seguimos sin buenas comunicaciones". Ivana, otra limpiadora, a?ade a la lista de quejas, la labor de la polic¨ªa municipal, sol¨ªcita para poner multas y ausente para los delitos.
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