?Hijos de Toribio Echevarr¨ªa?
No es la primera vez en que los municipios y sus asuntos han pasado a segundo plano en unas municipales en el Pa¨ªs Vasco. En abril de 1931, como en toda Espa?a, las opciones se polarizaron entre "rep¨²blica" y "contrarrevoluci¨®n", pasando a segundo plano los temas locales. Sin embargo, es la primera vez en que ¨¦stas parecen algo turbio y extra?o, un expediente en el que s¨®lo cabe perder en t¨¦rminos colectivos. Claro que habr¨¢ ganancia de pescador en r¨ªo revuelto, pero, en general, es previsible que todos perdamos un poco. Y aunque todos aspiran a estar en ellas (unos por decencia y otros por indecentes), ser¨¢n unas elecciones sin las debidas garant¨ªas democr¨¢ticas.
En las municipales de 1931 se disputaban el terreno dos ideas de Espa?a: una conservadora y montaraz ya que abogaba por la continuidad de la Monarqu¨ªa, y otra, civilista y modernizadora que hac¨ªa bandera de la rep¨²blica. Las calles, la vivienda y la recogida de basuras hab¨ªan quedado en un segundo plano, desde luego. Sin embargo, se jugaba algo importante. Tanto unos como otros, presentaban opciones consistentes. Con la Rep¨²blica, se abr¨ªa una ventana a la esperanza. Con la "contrarrevoluci¨®n", se apostaba por una continuidad incierta de la Monarqu¨ªa -pero que en pocos a?os hubiera debido dar paso a cierta reforma institucional-. No es que las dos fueran buenas, pero ante uno se ofrec¨ªa una alternativa relevante.
?Qu¨¦ se ofrece el 25 de mayo? Confusi¨®n y carencias democr¨¢ticas. Apenas nada m¨¢s. Ninguna alternativa consistente. ?"Muerte civil" de cientos de miles de vascos por la supresi¨®n de las candidaturas de electores (AuB y dem¨¢s)? Xabier Arzalluz perdi¨® hace tiempo su cualidad c¨ªnica. Esto es pura filfa. Pero es cierto que la Ley de Partidos inaugur¨® un procedimiento m¨¢s que dudoso para la democracia (y a¨²n m¨¢s, para una pedagog¨ªa democr¨¢tica, la m¨¢s necesaria entre nosotros, hijos del "igualitarismo vasco"). Nunca en EEUU -modelo que para el caso propon¨ªa uno hace a?os- se prohibi¨® un partido o una asociaci¨®n. Hoy mismo pueden ustedes acceder a m¨¢s de cuarenta p¨¢ginas web identificadas con el Ku-Klux-Klan y sus rancias ideas raciales y violentas. Sin embargo, a pesar de intentos varios, no son operativos desde principios de siglo, y, desde luego, tras 1945. Para ello se aplic¨®, sin tregua, la ley civil y la penal..., y el ej¨¦rcito cuando fue necesario para que una ni?a negra accediera a una escuela p¨²blica. A pesar del apoyo difuso de aquellas ideas en la poblaci¨®n del Sur, ese virus racista est¨¢ convenientemente controlado en EEUU. Aqu¨ª no, aqu¨ª, para ahogar el virus de ETA, se ha optado por una dudosa v¨ªa pol¨ªtica con implicaciones jur¨ªdicas que roza los l¨ªmites del estado de derecho. Veremos qu¨¦ consecuencias tiene.
Pero lo verdaderamente sangrante es que apenas si hay candidatos del PP o el PSE que pertenezcan a la propia localidad en la que concurren en multitud de municipios de Guip¨²zcoa y Vizcaya (la raz¨®n es evidente: miedo a morir, ?nada menos!). La gente de esas localidades deber¨¢ votar a meras siglas, porque a los candidatos no conoce. ?Buenos, malos, regulares?. Desde luego, no conocen el municipio. Evidentemente, esto reduce el n¨²mero de votantes a esas opciones en unas municipales. Nada interesante que elegir una vez desterrado el tema local del debate: queda elegir entre la desesperanza y el testimonio. Apenas nada que merezca la pena.
Salvo, eso s¨ª, en las Juntas Generales y en las diputaciones, prolongaci¨®n del poder vasco en una formaci¨®n f¨¢cticamente confederal. Guip¨²zcoa y Vizcaya ser¨¢n del PNV y de la enso?aci¨®n ibarretxista. Pero ?lava debe quedar como norte para la esperanza. En ?lava se juega un horizonte de estabilidad y lealtad institucional por la que uno puede -quiz¨¢, debe- sentirse animado a votar.
Esto, o que de nuevo Eibar (50 por 50%) cuelgue en su balconada la bandera de la reconciliaci¨®n y la sensatez, e inaugure un futuro inmediato mejor. ?Lo har¨¢n los herederos de Toribio Echevarr¨ªa? Estar¨ªa bien.
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