Ninja justiciero

En el Jap¨®n feudal del a?o 1570 los problemas se solucionaban con la ayuda de los ninjas. Eran avanzados, precisos y sigilosos misiles humanos que se lanzaban protegidos por la noche contra los enemigos de su se?or, que amanec¨ªan sin vida y sin que hubiera el menor rastro de su asesino. En Tenchu: La Ira del Cielo el usuario se introducir¨¢ en la piel de dos ninja al servicio de la casa Godha para acabar con los desafueros del se?or feudal Tenrai, quien, aprovech¨¢ndose de la sinraz¨®n reinante en la sociedad, est¨¢ prostituyendo a ni?as, chantajeando a humildes campesinos y corrompiendo a pol¨ªticos y militares.

Como Rikkimaro o la femenina Ayane, el jugador se compromete a cumplir con las ¨®rdenes en una docena de misiones. Deber¨¢ hacer valer sus conocimientos para pasar inadvertido pues ¨¦stos ser¨¢n valorados al final de cada empresa y s¨®lo consiguiendo buenas puntuaciones se podr¨¢ acceder a las opciones extra del juego. Si bien es posible acabar con los enemigos de frente katana en mano, lo ideal es acecharles desde atr¨¢s, con movimientos r¨¢pidos pero sigilosos y sorprenderles con un corte limpio antes de que den la voz de alarma. Adem¨¢s de los conocidos shuriken, los ninja suelen llevar un ligero pero valioso equipaje, como granos de arroz de colores para marcar el camino de vuelta, pociones curativas, fuegos de artificio para despistar a los vigilantes y un pr¨¢ctico gancho multiusos. ?ste les permite desde trepar muros hasta cruzar barrancos y, adem¨¢s, es una excelente forma de coger enemigos y atraerles contra su voluntad.

Gracias a un sexto sentido, los ninja pueden detectar la presencia de los enemigos y saber si ¨¦stos est¨¢n en Babia o si por el contrario se han alertado por alg¨²n ruido. En el juego hay un indicador que permite saber si un ataque sorpresa dar¨¢ resultado o si por el contrario m¨¢s vale replantear la estrategia.

Esta tercera entrega llega tres a?os despu¨¦s del lanzamiento de Tenchu 2 y es la primera que lo hace a PlayStation 2. La nueva versi¨®n mejora los gr¨¢ficos, que, sin llegar a convertirse en una obra maestra, cumplen con su objetivo, pero que en ocasiones flojean sobre todo en la representaci¨®n de los enemigos.