Francia y EE UU zanjan sus diferencias y se reparten el pastel de La Croisette
Abre el concurso un soso e in¨²til rescate del legendario filme franc¨¦s 'Fanfan la Tulipe'
Abri¨® las pantallas de La Croisette un remake de Fanfan la Tulipe, c¨¦lebre filme de capa y espada que Christian-Jaque film¨® en 1952 con G¨¦rard Philippe y Gina Lollobrigida. No es esta aparatosa soser¨ªa ni sombra de aquella delicia en la que Philippe dio un genial rev¨¦s burl¨®n a su inmenso talento tr¨¢gico. Fue este remake el primer filme de los siete que aporta Francia a la secci¨®n oficial, que, a?adidos a los cinco estadounidenses, copan casi la mitad de la programaci¨®n (25 t¨ªtulos) del gran escaparate. Francia dirime as¨ª, barriendo con ¨¦l hacia dentro, sus peleas con el amigo americano.
Despu¨¦s de echar una ojeada a la evidencia de esta ocupaci¨®n por dos pa¨ªses de casi la mitad de un territorio cinematogr¨¢fico al que han sido convocados todos los del mundo -y s¨®lo 13, Gran Breta?a con dos filmes y Austria, Turqu¨ªa, Jap¨®n, China, Rusia, Canad¨¢, Italia, Dinamarca, Suiza, Ir¨¢n y Brasil, con uno cada uno, se llevan las migajas- se leen en las publicaciones francesas especializadas las razones de fondo de este reparto, y crece el rubor.
Se dice y se repite con machaconer¨ªa aqu¨ª que ¨¦sta es una edici¨®n del festival urdida en hilo directo con la capital comunitaria, Bruselas; y que ha sido pensada como soporte de los primeros pasos de una convocatoria a que en la inminente Uni¨®n Europea de 25 pa¨ªses arraigue la idea y se trace la estrategia de un futuro cine europeo com¨²n capaz de hacer posible y cre¨ªble la consigna de que la famosa excepci¨®n cultural (o cinematogr¨¢fica) francesa se convierta alg¨²n d¨ªa en excepci¨®n europea. Y el resultado es que los 25 ministros de Cultura de esta Europa, que dentro de unos d¨ªas intentar¨¢ dar aqu¨ª esos primeros pasos, s¨®lo encontrar¨¢n en las pantallas de Cannes, con resonancia universal, la ausencia pura y dura de sus pa¨ªses en beneficio desproporcionado de uno solo, Francia; y de otros dos, Estados Unidos y Reino Unido, que uno abierta y otro solapadamente son hostiles a la creaci¨®n de un espacio cinematogr¨¢fico europeo consistente.
Y se lee este asombroso ejercicio de ombliguismo de David Kessler, director del Centro Nacional de la Cinematograf¨ªa francesa: "Es en el Festival de Cannes donde se da el do de pecho, poniendo a los filmes de la selecci¨®n [oficial] lo que todos reconocemos como una fusi¨®n entre gusto y exigencia. A la industria del entretenimiento, Cannes responde con una elecci¨®n est¨¦tica, social, pol¨ªtica. A la uniformizaci¨®n de los di¨¢logos y de los argumentos, el festival opone una visi¨®n resueltamente moderna del gui¨®n, del sonido, de la imagen, ese cine de excepci¨®n que se descubre en Cannes, el de la diversidad y la imaginaci¨®n, en el que la brillantez no cierra el paso a la profundidad".
Lo asombroso de estas palabras es que fueran dichas ayer aqu¨ª, cuando se comienza a sopesar las injustas, casi brutales, desproporciones del reparto del pastel de La Croisette, que quedaron con las verg¨¹enzas al aire durante la proyecci¨®n del filme inaugural, Fanfan la Tulipe -que en Espa?a se titular¨¢ como se titul¨® el de 1952, Fanf¨¢n el Invencible-, que como obra de apertura es un aut¨¦ntico desprop¨®sito; y llama la atenci¨®n precisamente por todo lo contrario de lo que dice el se?or Kessler, pues es dif¨ªcil encontrar una pel¨ªcula en la que la brillantez cierre m¨¢s el paso a la profundidad y en la que se vislumbre menos diversidad e imaginaci¨®n.
La raz¨®n de este desprop¨®sito hay que buscarla en que Fanfan la Tulipe es el nombre de un personaje legendario del relato picaresco franc¨¦s de los siglos XVIII y XIX, que m¨¢s tarde fue rescatado por el cine. Es un soldado d¨ªscolo, desobediente, mujeriego, alegre y de valor temerario sobre el que el historiador Benjamin Rochefort public¨® en 1979 un volumen titulado Las 1.001 locuras de Fanfan la Tulipe, lo que pone a las claras que hay una vast¨ªsima materia argumental para urdir 101 pel¨ªculas sobre sus aventuras y desventuras. Pero, en lugar de entrar en uno de los innumerables rincones de la frondosa leyenda de Fanfan, los inventores de la pel¨ªcula que inaugur¨® este Cannes -Luc Besson en la producci¨®n y G¨¦rard Krawczyk en la direcci¨®n- se limitan a copiar el precioso gui¨®n del filme de G¨¦rard Philippe, al que Vincent P¨¦rez se queda muy atr¨¢s, mientras Pen¨¦lope Cruz hace una Adeline luminosa y resulta un poco m¨¢s cre¨ªble que su compa?ero, dentro de la soser¨ªa del asunto. Y casi no hace falta decir que, pese a rodarlo con abundante brillantina verde, los autores de la copia no llegan al zapato del original. Pues bien, con este tosco acto depredador e inimaginativo arranc¨® anoche un festival aireado como un impulso de renovaci¨®n del cine moderno.
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