A la b¨²squeda de un itinerario
El ¨²ltimo plan de paz para Oriente Pr¨®ximo es, en realidad, como su nombre de pila indica, s¨®lo un itinerario (road map) del que ¨²nicamente se conoce el punto de partida: negociar con determinadas condiciones, y el que puede ser punto de llegada: la fundaci¨®n de un Estado palestino en 2005, aunque para entonces no se sepa si va a gozar de alguna soberan¨ªa o ser el patio trasero de finca ajena, sin vistas a la calle.
Hablar de plan de paz es una gruesa exageraci¨®n porque en el itinerario no se establecen pasos, ni medios, ni m¨ªnimos, ni m¨¢ximos, sino que se exhorta a las partes a reanudar las negociaciones, presuntamente, sobre lo que se habl¨® en Oslo, m¨¢s ulteriores aportaciones, aunque sin que ello signifique que israel¨ªes o palestinos est¨¦n atados por nada de lo que, trabajosamente, se avanz¨® desde el comienzo de esta historia en Washington, septiembre de 1993. S¨®lo esa promesa de Estado palestino le da un car¨¢cter novedoso al esquema, aunque recubriendo lo que, esencialmente, es una tentativa de crear un mecanismo de seguridad que permita a las partes volver a negociar.
Y ese mecanismo tiene un antecedente, y unos planteamientos o condiciones inmediatas para que el itinerario cobre vida.
La paga y se?al o antecedente ha sido el semiapartamiento de Yasir Arafat. La parte israelo-norteamericana ha impuesto el nombramiento de Abu Mazen como primer ministro con plenos poderes negociadores, sin que quede, sin embargo, claro cu¨¢l pueda ser la soberan¨ªa residual que le quede al presidente palestino. La teor¨ªa, probablemente acertada, sobre la que se basa la deportaci¨®n de Arafat a un limbo de s¨ª mismo es la de que el rais no pod¨ªa o no quer¨ªa -o ambas cosas- acabar con los atentados terroristas y que s¨®lo ahora, con su marginaci¨®n, su sucesor de hecho podr¨¢ persuadir u obligar al terrorismo de Ham¨¢s y la Yihad a callar las armas. A cambio de ello, pero tampoco se sabe si simult¨¢nea o consecutivamente a todo lo anterior, Israel deber¨¢ desalojar la mayor parte de la Palestina ocupada, as¨ª como congelar el crecimiento de la colonizaci¨®n sionista en Cisjordania, Gaza y Jerusal¨¦n Este.
La defenestraci¨®n de Arafat, que fue elegido democr¨¢ticamente a la presidencia de la Autoridad Palestina, se ha consumado, as¨ª, sin contrapartidas de ning¨²n tipo. El ex l¨ªder guerrillero se hace a un lado porque Israel no lo considera interlocutor v¨¢lido para discutir la paz, pero en cambio al primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, no puede vetarlo nadie.
El momento presente es, por otra parte, el de hablar del cumplimiento de esas condiciones; es decir, el pre¨¢mbulo de la verdadera negociaci¨®n. Y el problema es que, si bien los palestinos aceptan sin reservas el itinerario, puesto que lo que no quieran o no puedan cumplir ya se sabr¨¢ cuando llegue el momento, Israel tiene que hacer acrobacias de alambre fino para no reconocer que no acepta esa llamada Hoja de Ruta.
A Israel lo que le importa, como dijo a EL PA?S el asesor especial de Sharon, Efraim Halevy, el lunes pasado en Toledo, es negociar cara a cara, sin tener que verificar si lo que se dice, rechaza o acepta, figura en el famoso Itinerario. Con ello, lo que se trata es de difuminar la posici¨®n del primer ministro israel¨ª, que quiere hacerle 15 implantes al documento, entre los que se sabe que hay graves exigencias como la de que la Autoridad Palestina renuncie al regreso de los refugiados a su hogar en Israel o que Abu Mazen demuestre durante un periodo de tiempo suficiente, pero de ignorada duraci¨®n, que ha desarmado al terrorismo. No hay israel¨ª con mando que se preste, ni aun bajo tortura, a explicar cu¨¢nto tiempo de paz sobre el terreno es el que hace falta para que sea posible comenzar a negociar. Y todo ello sirve, en ¨²ltimo t¨¦rmino, para esfumar la evidencia de que todo lo que ha dicho Ariel Sharon en su vida p¨²blica, antes o ahora, excluye tajantemente cualquier alto en el proceso de colonizaci¨®n de los territorios ocupados.
?sa es la clave de la negociaci¨®n previa a la negociaci¨®n. ?Qu¨¦ pasa con las 15 salvedades del l¨ªder israel¨ª, que en vez de salvar arruinan? ?C¨®mo se consigue disimular su existencia para comenzar, entonces, a hablar de algo sustantivo, como mapa de retirada o Jerusal¨¦n Este? ?C¨®mo los palestinos, que, al menos aparentemente, ya han entregado la cabellera de Arafat, pueden negociar bajo esas nuevas condiciones? Por eso, este itinerario tiene en la bocana un foso infestado de caimanes, a¨²n antes de que se llegue a la primera recta del camino.
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