Lo bueno, si breve...
En el Festival de Cannes del a?o pasado se presentaron dos pel¨ªculas largas compuestas de varios cortos. En uno de ellos, y en tan s¨®lo diez minutos (Ten minutes older era el t¨ªtulo gen¨¦rico), V¨ªctor Erice nos deslumbr¨® con im¨¢genes que suger¨ªan mil historias, y de un modo tan sutil y novedoso que quiz¨¢s la obligada extensi¨®n de un largometraje hubiera hecho imposible. ?Ventajas de la narraci¨®n corta? ?Exclusivo talento po¨¦tico del autor? Misterios del arte... Erice, sin embargo, no era el ¨²nico, aunque s¨ª el m¨¢s rico. Con ¨¦l estaban nada menos que Bertolucci, Mike Figgis, Godard, Schl?ndorff, Istv¨¢n Szab¨®, Chen Kaige, Werner Herzog, Jim Jarmusch, Aki Kaurism?ki, Spike Lee, Wim Wenders...
Mucho puede dar de s¨ª un corto. Baste Un perro andaluz, de hace m¨¢s de setenta a?os y que a¨²n ronda en la memoria: se exhibe de nuevo este a?o en Cannes en versi¨®n restaurada, y en Espa?a se est¨¢ anunciando la nueva entrega de un premio llamado La Navaja de Bu?uel, con que se le rinde homenaje. Hay otros grandes cortos: se acaba de editar en DVD el que recientemente ha dirigido Berlanga, El sue?o de la maestra, como complemento a la edici¨®n, en magn¨ªfica copia de Bienvenido Mr. Marshall. (Y ya puestos, ?para cu¨¢ndo aquella otra peque?a joya de Berlanga Se vende un tranv¨ªa?) Por si fuera poco, est¨¢ circulando entre catacumbas cercanas al delito otro magn¨ªfico corto de Wong Kar-Wai... y as¨ª hasta decenas de ejemplos.
Las salas de cine los ignoran. Cuando se acab¨® la imposici¨®n del noticiario No-Do durante la largu¨ªsima nebulosa del franquismo, pas¨® a ser obligatorio el que se proyectara un cortometraje antes de cada largo. Quiz¨¢ no todos los espectadores creyeran que hab¨ªan mejorado con el cambio (porque hubo y sigue habiendo cortos que se las traen, como ocurre con los largos, en definitiva), pero gracias a aquello surgieron directores de val¨ªa, algunos de los cuales hasta lograron despu¨¦s estatuillas del mism¨ªsimo Hollywood. M¨¢s adelante, las salas de cine suprimieron los cortos para reemplazarlos por un mayor n¨²mero de anuncios publicitarios. (En Estados Unidos, grupos de espectadores han presentado demandas contra la publicidad en los cines por considerarla un fraude del contrato que supone la compra de una entrada: ?y han sido aceptadas!). La raz¨®n de que los cortos desaparecieran de los cines estrib¨®, al parecer, en que los largos se hab¨ªan hecho cada vez m¨¢s largos (hasta Woody Allen, oiga, ha perdido su sana costumbre de no sobrepasar los noventa minutos), con lo que los cortos restaban tiempo al n¨²mero de sesiones de cada d¨ªa. En el fondo, una forma de ahorro. O de codicia.
En Espa?a, sin embargo, no han dejado de producirse m¨¢s y m¨¢s cortometrajes, y bastantes de calidad: ¨²ltimamente, en cantidades industriales. No pod¨ªa ser de otro modo. A las ventajas econ¨®micas de las nuevas t¨¦cnicas se suma la ansiedad de muchos j¨®venes creadores: m¨¢s de cinco mil se inscribieron el pasado a?o en la Sociedad de Autores, 691 como especialistas de lo audiovisual. Las consecuencias de tal auge pueden comprobarse incluso en el Festival de Cannes de estos d¨ªas donde, adem¨¢s de lo ya sabido, ha aparecido seleccionado en la Semana de la Cr¨ªtica el corto del guipuzcoano Koldo Almandoz, Belarra. Al mismo tiempo, en Madrid se ha presentado esta semana una Agencia del Cortometraje Espa?ol (ACE) que se propone facilitar la difusi¨®n de estas breves obras que casi s¨®lo encuentran cobijo en festivales o en ciertos, y escasos, programas de televisi¨®n.
Entre unos y otros quiz¨¢s nos salven de perdernos posibles maravillas. Por recordar alguna, Cinemathon, serie de cortos de un ¨²nico minuto en los que el director Gerard Courant colocaba su c¨¢mara ante el rostro de un famoso que se manten¨ªa callado, sin gestos voluntarios y a poder ser con la mente en blanco. Realiz¨® as¨ª retratos misteriosos, turbadores, divertidos...
Cara a nuestro futuro, a saber qu¨¦ pasar¨¢ con las anunciadas restricciones de compra de pel¨ªculas por parte de TVE y de Tele 5 (espa?olas en el primer caso, norteamericanas en el segundo). Ojal¨¢ no nos quedemos hasta sin cortos.
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