Las separaciones dolorosas
Profesora de cl¨¢sicas en la Universidad de Montreal, Anne Carson ha pasado del silencio de las antolog¨ªas tribales al espaldarazo del m¨¢ximo ¨®rgano canonizador estadounidense: el suplemento de libros de The New York Times. Gran recibimiento en esa instituci¨®n de su anterior libro (Men in the off hours) y tambi¨¦n de este que comentamos, su ¨²ltimo hasta la fecha (premiado adem¨¢s con el T. S. Eliot de poes¨ªa). No ajena a las ¨®rbitas de poetas brit¨¢nicas actuales como Carol Ann Duffy o Sujatta Bhatt (de lo mejor en las islas), Anne Carson aborda en La belleza del marido el conflicto desencadenado por su separaci¨®n matrimonial ("la locura al cuadrado es matrimonio"). Subtitulado Un ensayo narrativo en 29 tangos (descorazonador subt¨ªtulo), es un libro ciertamente narrativo pero tambi¨¦n l¨ªrico. La narratividad encadena episodios hilvanados por constantes citas de Keats (algunas gloriosas) y el lirismo corta esa secuencialidad mediante chispazos contemplativos manifiestamente anclados en la mejor tradici¨®n de la poes¨ªa inglesa.
LA BELLEZA DEL MARIDO
Anne Carson. Traducci¨®n de Ana Becciu. Lumen. Barcelona, 2002. 239 p¨¢ginas. 18 euros
El tufo pedantesco que po-
dr¨ªa desprenderse del citado subt¨ªtulo, m¨¢s las no infrecuentes citas de numerosos autores (grecolatinos algunos de ellos) podr¨ªan hacer pensar en un libro insufriblemente posmoderno destinado a ciertas cavernas universitarias norteamericanas. Nada que ver con eso, por suerte. Las citas intercaladas no son un rid¨ªculo fardo exhibicionista porque el libro como tal impone con autoridad un vitalismo introspectivo que digiere f¨¢cilmente esos anclajes. Adem¨¢s, hay en este libro una tensi¨®n entre la idealizaci¨®n inicial del marido ("como muchas esposas elev¨¦ al marido a la altura de Dios") y el derrumbe de ese ¨ªdolo que consigue sobrepasar con creces el anecdotario m¨¢s estrictamente autobiogr¨¢fico y confesional, constantemente convertido en materia po¨¦tica contaminada por un continuo y soterrado -no expl¨ªcito- aliento l¨ªrico hecho de eleg¨ªa comedida y de creencia incondicional en la belleza ("?ste es mi consejo, / ret¨¦n. / Ret¨¦n la belleza").
Por a?adidura, ninguna clase de feminismo simpl¨®n o rampl¨®n reluce en estas p¨¢ginas. M¨¢s bien al contrario: s¨ª hay -creo- algo parecido a un conocimiento femenino del mundo en el que se incluyen sutilezas inaccesibles a los hombres (?de d¨®nde esa extra?a piedad, esa inmaculada generosidad que fulge en estas p¨¢ginas?) pero no abominaci¨®n de ¨¦stos. En una ocasi¨®n, un pasaje sexual de una sinceridad asombrosa (muy dif¨ªcil hallazgo) y por encima de todo un tema keatsiano: la belleza que justifica el mundo, la belleza que hace posible el sexo y la belleza que conduce al sufrimiento de perderla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.