Toreo art¨ªstico y pinturero
Tradicional tarde en Talavera de la Reina, en la que el p¨²blico se divirti¨® y pidi¨® orejas de diferente calibre o valor. La corrida ayud¨® con sus templadas y nada problem¨¢ticas embestidas. Se guard¨® un minuto de silencio en el aniversario de Joselito El Gallo.
Finito de C¨®rdoba, en su primer toro, estuvo a la altura del manso y soso burel de casta menguante. Embestir sab¨ªa poco el d¨®cil y pesaroso torillo y el torero se emple¨® lo m¨ªnimo. Lances convencionales de saludo y dos series deslavazadas de derechazos tan limpios por fuera y al hilo del c¨®modo pit¨®n.
En su segundo, Finito, sin embargo, se desperez¨®. Loados sean los dioses. Y poco a poco meti¨® en la franela a un noble toro que quer¨ªa templanza y cualidades. Termin¨® por darle tales cosas el ya veterano artista, algo que se agradece, en tandas de redondos rematados atr¨¢s y por debajo de la pala del pit¨®n. Una sola serie muy breve al natural entre medias y un espadazo que apunt¨® arriba.
Arjona / Finito, Conde, Marcos
Toros de S¨¢nchez Arjona terciados en general y c¨®modos; mansos en el caballo; nobles, dieron juego. Finito de C¨®rdoba: silencio y dos orejas. Javier Conde: oreja en ambos. Leandro Marcos: oreja; aviso y palmas. Plaza de Talavera de la Reina, 16 de mayo. Un cuarto de entrada.
Javier Conde, en su primero, en fin, digamos que impuso su personalidad al manso huidizo que busc¨® la querencia de tablas demasiado pronto. En dicho lugar le busc¨® el torero malague?o, y dio la vuelta al redondel. Hab¨ªa saludado con ver¨®nicas de buen dibujo y su algo de creatividad. La peregrina por viajera faena de muleta de imposible ligaz¨®n estuvo ambientada con muletazos de plasticidad apreciables.
En el quinto, Javier Conde construy¨® una faena de muleta con denominaci¨®n de origen. Un breve tanteo, una serie de derechazos por fuera del tercio, y que el noble bruto busca otra vez las tablas. Pero all¨ª lleg¨® Conde y resolvi¨® una obra de arte barroco, pinturero y original, en donde temple, toreo, baile flamenco y donaire se dieron la mano. Y el p¨²blico se puso tan contento.
Nobleza
Leandro Marcos estuvo aseado en su primero, en donde apunt¨® sus buenas maneras. El toro hab¨ªa tomado el socorrido ¨²nico puyazo sin ning¨²n celo, que hab¨ªa tragado sin dificultades una muy solitaria buena ver¨®nica, y despu¨¦s acudi¨® con nobleza, y acompa?¨® sin agobios en los muletazos de tanteo y en una primera serie de redondos de templada factura. Acert¨® Leandro Marcos una estocada al primer envite y cay¨® la oreja.
El sexto no le procur¨® al torero de Valladolid el ¨¦xito y la salida a hombros, por el mal manejo de la espada. Pues a buen seguro, el generoso p¨²blico de Talavera se la hubiera pedido. La faena de muleta fue incluso mejor que la de su primero. Un trasteo que fue a menos, igual que las pastue?as embestidas del toro. No se le pudo negar limpieza en la composici¨®n y sus gotas de buen gusto.
Babelia
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