Fuentes bien informadas
El lunes de esta semana se produjo uno de esos hechos que subrayan las profundas contradicciones de la pr¨¢ctica period¨ªstica. El preso acusado de pertenencia a banda armada Joseba Mikel Garmendia tomaba posesi¨®n como profesor de la UPV-EHU en la Audiencia Nacional, en el Juzgado de Instrucci¨®n numero 5, que dirige el juez Garz¨®n. Con el caso Garmendia la universidad vasca ven¨ªa padeciendo un prolongado calvario informativo desde que, meses antes, "fuentes de la lucha antiterrorista" hicieran p¨²blica la fecha de celebraci¨®n de las pruebas correspondientes a esa plaza. Parece que a nadie, salvo a los ¨®rganos rectores de la universidad, sorprendi¨® que "fuentes de la lucha antiterrorista" se dedicaran a examinar con lupa la vida acad¨¦mica de la UPV. Lo cierto es que notas de agencia subrayaban, sin ning¨²n pudor, que tal era el origen de la noticia, y uno se pregunta a qu¨¦ demonios se dedican esas buenas gentes: m¨¢s les valdr¨ªa luchar contra el terrorismo, que es lo suyo.
Lo cierto es que el lunes la Audiencia Nacional era un hervidero de periodistas. Y lo era por una raz¨®n a?adida que sin duda las mismas fuentes se ocuparon de publicitar: el rector Montero, el propio rector Montero, acudir¨ªa al juzgado a formalizar la toma de posesi¨®n por parte del presunto etarra. La noticia se extendi¨® como la p¨®lvora. De nada vali¨® que el Gabinete de Prensa de la UPV afirmara, por activa y por pasiva, que el rector ten¨ªa una agenda repleta de actos p¨²blicos esa ma?ana en Bilbao, incluso que se convocara a ellos a la prensa. De nada vali¨® tampoco que se recordara la normativa interna de la UPV en virtud de la cual hace m¨¢s de quince a?os que el rector de la universidad no oficializa esa toma de posesi¨®n, ya que siempre la realizan vicerrectores delegados.
Las precisiones de la UPV fueron ignoradas a todos los efectos. Otras fuentes (?las mismas fuentes de la lucha antiterrorista?) hab¨ªan afirmado, quiz¨¢s confundiendo la realidad con el deseo, que el rector estar¨ªa el lunes en Madrid. Buscaban (o anhelaban intensamente) una foto magn¨ªfica, quiz¨¢s una foto demoledora para alguien. Todav¨ªa esa misma ma?ana, las emisoras de radio repet¨ªan el infundio y algunos tertulianos, por supuesto, ya hab¨ªan comenzado a elucubrar sobre ¨¦l. Pero luego los informativos, y al d¨ªa siguiente los peri¨®dicos, publicaron im¨¢genes bastante malas del suceso, fotos de compromiso, una fugaz salida de Garmendia del furg¨®n policial, mal encuadrada. Y es que las decenas de periodistas all¨ª congregados esperaban otra cosa: una imagen de morbo singular: el presunto etarra, el juez Garz¨®n y el rector Montero, formado un extra?o tr¨ªo art¨ªstico.
En medio de esa ceremonia de la confusi¨®n, los representantes de la UPV que acudieron a formalizar el acto hab¨ªan atravesado la nube de c¨¢maras, focos, micr¨®fonos y periodistas como impasibles funcionarios judiciales, como bien camuflados secretarios de juzgado. ?D¨®nde estaba Montero?, se dir¨ªan tantas almas en pena, cuando la operaci¨®n ya se hab¨ªa consumado sin ning¨²n aviso por su parte.
En el oficio de periodista se predica que conviene prescindir de los gabinetes de prensa y buscar la verdad por otras v¨ªas, en la seguridad de que un gabinete de prensa nunca dice la verdad. Claro que eso tampoco explica por qu¨¦ los periodistas pueden estar llamando a un responsable de prensa, de forma insistente y obsesiva, desde las nueve de la ma?ana hasta las once de la noche. Pero es cierto que, en general, las fuentes an¨®nimas, los filtradores sin rostro, los lanzadores de rumores, los confidentes, los delatores, incluso los figurantes con capucha, reciben m¨¢s cr¨¦dito que cualquier fuente oficial.
De todos modos, los profesionales del periodismo deber¨ªan recordar otras cosas. Primero, que los murmuradores, por el mero hecho de serlo, no siempre est¨¢n en posesi¨®n de la verdad y, segundo, que, puestos a ningunear, en su calidad de oficial, a un gabinete de prensa universitario, las fuentes de un ministerio de Justicia, de Interior o de la misma Moncloa pueden ser, en t¨¦rminos comparativos, mucho m¨¢s oficiales, mucho m¨¢s oficialistas y mucho m¨¢s interesadas que las de una instituci¨®n acad¨¦mica.
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