El poder de El Seminario (Al Hausa)
En una franja del pa¨ªs situada entre Bagdad y Basora, el chiismo ha impuesto orden y seguridad inmediatamente despu¨¦s de que se desmoronara el r¨¦gimen de Sadam
Decenas de miles de peregrinos se golpean el pecho con fuerza y algunos se hacen cortes en la cabeza en se?al de duelo por la muerte de Al¨ª, el yerno de Mahoma
"Nuestro deber es indicar al pueblo iraqu¨ª el camino exacto y darle todo lo necesario para una reconstrucci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y de la sociedad", subray¨® Al Hakim nada m¨¢s llegar a Irak despu¨¦s de 22 a?os de exilio en Ir¨¢n. Sus correligionarios cumplen dicho deber al dedillo. En las localidades del centro de Irak han creado consejos municipales al margen de las administraciones civiles nombradas por Estados Unidos. Al frente de estos consejos hay un laico, cuya mano derecha es un religioso. "El pueblo se deja aconsejar por nosotros. No le damos ¨®rdenes directas, sino que tratamos de hacerle entender las cosas", explica en un despacho Hayi Hassan, responsable del Consejo para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak de Nayaf. El retrato de Al Hakim preside la sala.
Consejos al pueblo
Mientras pasa lentamente las cuentas de un rosario musulm¨¢n, Hassan, alumno en academias militares de Beirut, Damasco y Teher¨¢n, desgrana los consejos dados al pueblo: d¨ªas obligatorios de limpieza de las calles, formaci¨®n de retenes para la protecci¨®n de edificios y patrullas nocturnas armadas para vigilar las calles son algunas de las iniciativas. De d¨ªa, las mismas calles se llenan de mujeres con el chador. Ninguna lleva la cabeza descubierta. La megafon¨ªa instalada en toda la ciudad reproduce el canto del almu¨¦dano, incluido el de madrugada. "El organizador de todo es el mismo pueblo, que acepta nuestras ¨®rdenes y nuestra sabidur¨ªa", subraya el mul¨¢ Muhamad Rida al Salami mientras a pocos metros de ¨¦l decenas de miles de peregrinos se golpean el pecho con fuerza y algunos se hacen cortes en la cabeza en se?al de duelo por la muerte de Al¨ª, el yerno de Mahoma.
A un par de kil¨®metros de all¨ª, un hombre que hasta hace un mes ostentaba los galones de coronel del Ej¨¦rcito de Sadam, defiende su puesto como administrador leg¨ªtimo de la ciudad. "Nosotros est¨¢bamos aqu¨ª. No hemos llegado de Ir¨¢n ni de ninguna otra parte. Los islamistas tienen muchos voluntarios, pero somos nosotros quienes pagamos los sueldos y hacemos que funcionen el agua y la electricidad". Abdul Munim Maarner cree que es necesario defender la pluralidad de ideolog¨ªas en Irak, aunque tambi¨¦n pronuncia frases como "hay que ense?arle al pueblo lo que es la democracia". Su despacho est¨¢ presidido por la carta del presidente de EE UU al pueblo iraqu¨ª en la que le promete justamente libertad y democracia.
Hassan, el alcalde islamista, apunta la clave del entendimiento con las tropas de EE UU, que no s¨®lo permiten la existencia de los consejos locales isl¨¢micos, sino que mantienen una presencia apenas testimonial en las localidades controladas por los chi¨ªes. "Todav¨ªa quedan muchos fedayines [combatientes voluntarios de Sadam, una especie de Legi¨®n Extranjera] y les hemos pedido a los americanos que se ocupen de ellos, y cuando ellos no pueden lo hacemos nosotros". Hassan sabe bien el peligro desestabilizador que representan los fedayines tanto para estadounidenses como para islamistas chi¨ªes. ?l mismo confiesa haber matado a varios durante operaciones clandestinas realizadas durante la dictadura de Sadam. Fueron los fedayines los que frenaron durante varios d¨ªas el avance de la III Divisi¨®n de Infanter¨ªa de EE UU en Nayaf. Al menos 400 de ellos murieron en la batalla, pero el resto se ha esfumado.
Desde que pis¨® tierra iraqu¨ª, protegido por una milicia fuertemente armada, hay tres cosas que el ayatol¨¢ Al Hakim tiene mucho cuidado de no hacer en sus intervenciones. Una es lanzar a sus seguidores contra Estados Unidos o sus soldados. Los gritos de "Bush y Sadam son los mismo", y el ya cl¨¢sico en el mundo musulm¨¢n de "muerte a Am¨¦rica" que pod¨ªan escucharse en Kerbala y Bagdad a finales del mes pasado, han dejado de escucharse. Al Hakim habla de "independencia" sin especificar de qui¨¦n, y de "guerra santa", a?adiendo inmediatamente despu¨¦s que debe realizarse "sin violencia". La segunda cosa que Al Hakim evita con extraordinaria fineza florentina es hablar de la instauraci¨®n de un Estado isl¨¢mico en Irak. "No aceptar¨¦ un Estado laico", ha repetido en varias ocasiones. ?Ser¨¢ entonces un Estado isl¨¢mico? "Ser¨¢ un Estado que respete a las religiones. Un Estado laico no las respeta". La tercera es comparar Irak con Ir¨¢n. "Me opongo a la clonaci¨®n humana y todav¨ªa m¨¢s a la clonaci¨®n pol¨ªtica".
Al Hakim no est¨¢ solo. Le respalda una pieza clave del chiismo: Al Hausa o El Seminario, la escuela teol¨®gica de Nayaf donde el mismo Jomeini termin¨® sus estudios. Desde El Seminario se dirige en la pr¨¢ctica la administraci¨®n de las localidades controladas por los islamistas chi¨ªes. Decide qui¨¦nes son las personas que deben ostentar cargos y c¨®mo organizar las diferentes manifestaciones pol¨ªticas y religiosas. Dividido entre moderados y radicales, son los primeros los que parece que han impuesto su l¨ªnea. Sabi¨¦ndose respaldado, Al Hakim sonr¨ªe afable mientras se le pregunta por en¨¦sima vez qu¨¦ tipo de Estado ser¨¢ Irak. "Espero que eso lo decida el pueblo y no los periodistas".
La lucha por el poder en el chiismo
EL 9 DE ABRIL, el mismo d¨ªa en que las tropas estadounidenses tomaban Bagdad y desaparec¨ªa el r¨¦gimen de Sadam, Abdelmayid al Jui, un reputado ayatol¨¢ chi¨ª, entraba en la mezquita de Al¨ª en Nayaf tras d¨¦cadas de exilio en Londres. Al Jui volv¨ªa al lugar m¨¢s santo del islam chi¨ª con el proyecto de formar parte de los l¨ªderes chi¨ªes que aspiran a gobernar el nuevo Irak. Pragm¨¢tico y dialogante, era considerado un moderado.
Sin embargo, apenas se asom¨® a la misma balconada interior desde la que Mohamed Baqer al Hakim presidi¨® mes y medio despu¨¦s su retorno triunfal a Irak, varios hombres se abalanzaron sobre ¨¦l y le cosieron a pu?aladas. Los asesinos huyeron entre una multitud aterrorizada y estupefacta por lo que acababa de ocurrir, que no era otra cosa que la escenificaci¨®n de una lucha por el poder dentro del chiismo, que, de profundizar, puede acabar con las esperanzas de los cl¨¦rigos isl¨¢micos de alcanzar el poder por primera vez desde la independencia del pa¨ªs.
En Kerbala, Nayaf y otros puntos de Irak controlados por los chi¨ªes nadie quiere decirlo abiertamente, pero es un secreto a voces. Todos los dedos apuntan en la misma direcci¨®n cuando se habla del asesinato de Al Jui. Seg¨²n fuentes chi¨ªes, Mojtader al Sader, hijo de un reputad¨ªsimo ayatol¨¢ asesinado por Sadam, y representante de un ala m¨¢s radical del chiismo, estar¨ªa detr¨¢s del crimen. "No hablo sobre ese individuo", fue la respuesta del ayatol¨¢ Al Hakim el pasado martes.
El d¨ªa anterior, los hombres de Al Sader hab¨ªan reventado el recibimiento al llamado Jomeini iraqu¨ª en la mezquita de Nayaf. Un numeroso grupo de personas portando un retrato de Al Sader se abrieron paso a golpes entre miles de personas y se situaron justo bajo el balc¨®n desde el que hablaba Al Hakim mientras gritaban consignas a favor de su l¨ªder. Nadie les fren¨® y Al Hakim fue sacado inmediatamente de all¨ª por su servicio de seguridad.
Radicales y moderados se disputan la primac¨ªa del chiismo, y, por tanto, de un importante papel en el Gobierno de Irak. Los segundos ganan de momento, pero los primeros ya han demostrado que, al igual que a principios de los ochenta, est¨¢n dispuestos a eliminar f¨ªsicamente a sus enemigos para alcanzar el poder.
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