Aplaudidores
Si el p¨²blico de toros peca, en general, de entusiasmo torerista, el de rejoneo es un caso cl¨ªnico digno de estudio. Para empezar, la plaza cambia su fisonom¨ªa habitual y es ocupada por una aplastante mayor¨ªa de mujeres, lo que no deja de ser curioso porque no se conoce una especial relaci¨®n entre el rejoneo y el sexo femenino. Pero all¨ª est¨¢n, las f¨¦minas y acompa?antes, con una alegr¨ªa incontenida en las caras y todos con la cuerda dada para hacer lo que m¨¢s les gusta: aplaudir.
?sta es otra acci¨®n humana de origen desconocido: no se sabe por qu¨¦, pero el p¨²blico de rejoneo atisba en la lejan¨ªa un caballo pinturero con un se?or en lo alto y rompe a aplaudir. Pero se lo pasa bien y a eso viene a la plaza: a disfrutar con elegantes jacas y rejoneadores con m¨¢s o menos torer¨ªa.
Boh¨®rquez / Domecq, Hermoso, Gal¨¢n
Toros despuntados para rejoneo de Ferm¨ªn Boh¨®rquez, justos de presentaci¨®n y manejables, a excepci¨®n de 2? y 3?, parados. Luis Domecq: bajonazo (ovaci¨®n); rej¨®n bajo (oreja). Hermoso de Mendoza: tres pinchazos y rej¨®n trasero (gran ovaci¨®n); sablazo en los costillares (oreja). Sergio Gal¨¢n: rej¨®n trasero y cuatro descabellos (ovaci¨®n); rej¨®n (dos orejas). Sali¨® a hombros por la puerta grande. Plaza de Las Ventas, 17 de mayo. 7? corrida de feria. Lleno.
La verdad es que los rejoneadores son tipos listos y buscan el aplauso f¨¢cil. A veces, se ponen un poco pesados; para empezar, se dan una vuelta al ruedo apote¨®sica tras el pase¨ªllo como si acabaran de protagonizar una faena hist¨®rica; despu¨¦s, unas cabriolas conjuntas y m¨¢s aplausos. Y as¨ª, persiguen el triunfo ante quienes poco saben de caballos y rejoneo, acuden a la plaza con ganas de diversi¨®n y est¨¢n dispuestos a pasar por alto los errores de los hombres a caballo con tal de que aquello salga conjuntado y con gracia.
Ayer no hubo faenas de gran m¨¦rito en Las Ventas, pero el p¨²blico se lo pas¨® en grande e, incluso, tuvo ¨¢nimos para poner verde al presidente por su negativa a conceder la segunda oreja a Hermoso de Mendoza. Afortunadamente, hab¨ªa alguien con sentido com¨²n y tuvo en cuenta que mat¨® al toro de un sablazo en los mismos costillares, y que su actuaci¨®n, espectacular como siempre, fue deficiente porque clav¨® con frecuencia a la grupa. No obstante, debe reconoc¨¦rsele a este rejoneador navarro un impresionante dominio en la plaza, que posee una cuadra excepcional y es un maestro a caballo. Su primero, muy parado a mitad de faena, no le permiti¨® redondear una actuaci¨®n iniciada con un fallo estrepitoso en el primer rej¨®n, que acab¨® con un tajo en el lomo del animal.
El gran triunfador de la tarde fue el joven Sergio Gal¨¢n -sobrio y poco acertado en su parado primer toro-, que sali¨® por la puerta grande tras cortarle las dos orejas a un toro con mucha movilidad que le permiti¨® una faena emotiva, acelerada en ocasiones, pero muy del gusto del p¨²blico. Estuvo muy decidido en todo momento, busc¨® el triunfo con decisi¨®n, clav¨® con acierto y se luci¨® especialmente en las banderillas al quiebro. El p¨²blico pidi¨® mayoritariamente los m¨¢ximos trofeos y se lo llevaron en volandas por la calle de Alcal¨¢.
Tambi¨¦n cort¨® una oreja el jerezano Luis Domecq, que no atraviesa su mejor momento tras el atentado que sufriera su cuadra de caballos. Es un rejoneador sobrio, de estilo campero, que le da poca importancia a lo que hace, y que ayer pec¨® de ventajista a la hora de clavar. En su primero puso garapullos con escaso acierto en la colocaci¨®n, result¨® atropellado en las banderillas a dos manos y mat¨® mal. En el de la oreja, la muerte espectacular y r¨¢pida del toro tras un bajonazo en toda regla hizo olvidar una labor mediocre con continuas pasadas en falso y rejones y banderillas clavados a la grupa.
No fue una tarde de rejoneo ortodoxo, pero s¨ª suficiente para que el p¨²blico diera rienda suelta a su alegr¨ªa. A ello contribuyeron especialmente la ilusi¨®n y las ganas del joven maestro Sergio Gal¨¢n. A muchos les doler¨¢n hoy las manos de tanto aplaudir, pero pensar¨¢n, quiz¨¢ con raz¨®n, que mereci¨® la pena.
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