Contaminaci¨®n pol¨ªtica

A prop¨®sito del veto de la Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa (CNE) a la OPA de Gas Natural (GN) sobre Iberdrola, el ministro de Econom¨ªa, Rodrigo Rato, ha insistido durante los ¨²ltimos d¨ªas en que "debe respetarse la independencia de los organismos reguladores". El ministro tiene raz¨®n. La independencia de los organismos reguladores debe respetarse... cuando tal independencia existe. El caso es que resulta muy aventurado asegurar que las instituciones de regulaci¨®n de los mercados espa?oles son independientes por la sencilla raz¨®n de que el primer Gobierno del PP se apresur¨® a convertirlos en sucursales de los ministerios correspondientes. La autonom¨ªa, recursos y capacidad para tomar la iniciativa de la Comisi¨®n El¨¦ctrica, convertida despu¨¦s en la CNE, fue dr¨¢sticamente cercenada por la voluntad pol¨ªtica de los responsables econ¨®micos del primer Gobierno popular, Rato y Piqu¨¦ entre ellos. As¨ª que la reclamaci¨®n de respeto est¨¢ tan fuera de lugar como la sospechosa amnesia oficial respecto a decisiones pol¨ªticas conscientemente tomadas por un Ejecutivo intervencionista hasta la m¨¦dula.

El Gobierno no quiere modificar el poder empresarial en el sector energ¨¦tico; s¨®lo lo admitir¨ªa si Repsol y Endesa se repartieran Gas Natural

El Gobierno de el PP no cree en reguladores independientes. Para demostrarlo no es necesario recordar aqu¨ª c¨®mo se recortaron las facultades de la Comisi¨®n El¨¦ctrica, ni c¨®mo se rompi¨® el consenso en la designaci¨®n de los vocales, ni la extra?a composici¨®n profesional del Consejo. Ya es sospechoso que la decisi¨®n final no coincida con los informes t¨¦cnicos, que defend¨ªan una OPA con condiciones. Lo cierto es que la dependencia de la CNE se puede rastrear en los argumentos utilizados por la Comisi¨®n para rechazar la operaci¨®n. El m¨¢s socorrido, utilizado profusamente por Pedro Mero?o, presidente de la CNE, apela al riesgo de que la debilidad financiera del grupo resultante ponga en peligro la ejecuci¨®n de las inversiones previstas en la red de gasoductos o el suministro el¨¦ctrico a los usuarios. El argumento no se sostiene en pie; primero, porque es posible condicionar la operaci¨®n a la garant¨ªa de ejecuci¨®n de las inversiones, y despu¨¦s, porque el argumento puede ser utilizado arbitrariamente para impedir cualquier OPA en un sector regulado.

De hecho, la CNE ha avanzado varios kil¨®metros m¨¢s por este camino iluminada por la idea controladora del Ministerio de Econom¨ªa. Su presidente, Mero?o, defendi¨® recientemente en el Parlamento la idea de que en el sector de la energ¨ªa las OPA deben ser amistosas pactadas con el regulador. En otras palabras, que una compra accionarial en el mercado energ¨¦tico debe contar con el nihil obstat de la Comisi¨®n. A la CNE le sobra intervencionismo rancio por casi todos los flancos, de ese que convierte al Estado en una ventanilla de autorizaci¨®n de expedientes. Detr¨¢s de esta idea de la CNE como afable patr¨®n de las compraventas empresariales casi puede o¨ªrse la defensa institucional de los directivos de las compa?¨ªs el¨¦ctricas a costa de los intereses de los accionistas.

El segundo argumento de peso, repetido casi a coro por el ministro de Econom¨ªa y el presidente de la Comisi¨®n, es las empresas no pueden distraer dinero procedente de ingresos regulados (tarifas) para financiar operaciones empresariales. La arbitrariedad del argumento salta a la vista y no porque no sea correcto, que s¨ª lo es en general, sino porque la CNE no parece haberse preocupado hasta el momento ni poco ni mucho por defender los ingresos regulados (transporte y distribuci¨®n). Las compa?¨ªas el¨¦ctricas o gas¨ªsticas han dispuesto libremente del dinero procedente de las tarifas para comprar lo que les ha parecido bien, con abundantes fees para los bancos de inversi¨®n intermediadores, sin que la CNE o el Ministerio de Econom¨ªa hayan pesta?eado siquiera. Pero eso s¨ª, es un buen argumento cuando se quiere vetar una operaci¨®n.

La OPA frustrada de GN sobre Iberdrola es una de tantas operaciones sucias de pol¨ªtica que tanto han prodigado los Gobiernos del PP. Recu¨¦rdense las frustradas operaciones Endesa-Iberdrola o Repsol-Iberdrola. La contaminaci¨®n pol¨ªtica no termina en el veto a la OPA. Contin¨²a, por ejemplo, en la utilizaci¨®n de informaciones de castigo, como la del supuesto inter¨¦s de GN por Endesa, para minar la confianza de la empresa en su accionista financiero (La Caixa). El Gobierno no quiere modificar la estructura empresarial de la energ¨ªa; s¨®lo admitir¨¢ una recomposici¨®n del poder que implique que Repsol y Endesa se reparten los activos de GN.