Moratoria
Cuando en Mallorca se plante¨® la moratoria urban¨ªstica, el fantasma era Hong Kong. Las islas Baleares luchan contra la hongkonizaci¨®n, es decir, contra una urbanizaci¨®n tan inveros¨ªmil que cuela en alguna gu¨ªa tur¨ªstica esta imagen absurda: "Si el entramado de elevados edificios que configura la ciudad de Hong Kong se arrancase, dejar¨ªa a la vista el esplendor de la tierra que la sostiene". El gobierno interinsular del Pacte de Progr¨¦s ha apostado por poner freno al modelo extensivo de desarrollo basado en el turismo y ha abierto la v¨ªa de la imitaci¨®n para que formaciones pol¨ªticas de otras zonas se atrevan a enfrentarse a la balearizaci¨®n. Es el caso del Pa¨ªs Valenciano, donde el PSPV-PSOE, L'Entesa y el Bloc Nacionalista Valenci¨¤-Esquerra Verda han asumido en sus programas esa iniciativa. Los socialistas proponen una "moratoria en el litoral, tanto para nuevas reclasificaciones como para el desarrollo de aquellas actuaciones que a¨²n no est¨¢n en ejecuci¨®n, con el objetivo de evitar intervenciones irreversibles mientras se formula el Plan de Ordenaci¨®n y Preservaci¨®n del Litoral...". El Bloc aboga por "paralizar la urbanizaci¨®n de la franja costera a¨²n no urbanizada" y L'Entesa, "por una moratoria urban¨ªstica en el litoral, que salvaguarde los escasos parajes de costa sin construir". Constituye ¨¦ste uno de los ejes de ruptura m¨¢s evidentes entre la izquierda y la derecha, que alienta la construcci¨®n desenfrenada porque sus dirigentes se excitan todav¨ªa con el erotismo del hormig¨®n. Se trata, sin embargo, de un eje lleno de contradicciones. Tan lejos como el verano pasado el Bloc aprob¨® en D¨¦nia con los populares la homologaci¨®n del plan de Les Marines, donde se construir¨¢n 18.000 viviendas en cuatro millones de metros cuadrados. Tan cerca como la semana pasada los concejales socialistas apoyaron junto a los del PP en Cabanes la adjudicaci¨®n de la urbanizaci¨®n de la playa de Torre la Sal, un tramo de m¨¢s de un mill¨®n de metros cuadrados que hasta ahora se hab¨ªa salvado de la especulaci¨®n. Si la izquierda quiere gobernar, habr¨¢ de empezar por interiorizar sus compromisos. Obras son amores y no buenas razones, dice el refr¨¢n.
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