Ibagaza reina en el Camp Nou

Malquerido como se siente e incapaz como se muestra, el Barcelona vagabundea por el campeonato, sometido por equipos del norte y del sur, insulares o peninsulares, del centro o la periferia, como si la UEFA le diera lo mismo que la Intertoto. El Mallorca le tuvo anoche a pan y agua, y si durante un ratito le dej¨® revolotear acab¨® por rematarle cuando Riquelme quer¨ªa disputarle a Ibagaza el t¨ªtulo honor¨ªfico de mejor jugador del encuentro. Ibagaza le puso el punto de calidad a una contienda sin chicha ni nabo, indiferente, y que confirm¨® punto por punto los desajustes del Barcelona, un equipo que se vence a la que encaja un gol, incapaz de cualquier remonte.

Ha perdido juego el Barcelona, si es que alg¨²n d¨ªa lo tuvo; a Antic le resulta cada vez m¨¢s dif¨ªcil cuadrar la alineaci¨®n, ya sea por su culpa o de los jugadores; y la hinchada no est¨¢ por la labor sino que se distrae con los tenderetes electorales o se pasa el d¨ªa tomando el sol, de manera que al campo va poca gente militante y menos futbolera.

A la falta de entusiasmo, por no decir inter¨¦s general, se han a?adido otros problemas como la ausencia de critero por la lesi¨®n de Xavi o de desborde desde que no est¨¢ Overmars. El asunto se agrav¨® ayer por las bajas de Puyol y De Boer, que invitaron al Mallorca a entrar a saco en el ¨¢rea local. Espantado quiz¨¢ por el cambio obligado en la porter¨ªa -a Leo Franco se le muri¨® la madre-, Manzano tap¨® m¨¢s de la cuenta a su equipo, que perdi¨® la voracidad y agresividad ofensiva que tanto le han distinguido en campos tan serios como Chamart¨ªn. Para gobernar el encuentro, en cualquier caso, le bast¨® el sentido com¨²n, una organizaci¨®n defensiva, el mando de Ibagaza y la seguridad que, tal y como estaba el patio, el Bar?a se condenar¨ªa en cualquier jugada.

El gol de Novo expres¨® todas las calamidades azulgrana: la falta que le pitaron a Mendieta, que no se sabe muy bien si era sancionable o no; el fallido rechace de cabeza de Sor¨ªn, que en lugar de matar la jugada dejando pasar la pelota la pone en juego, a merced de la llegada de Novo; y el remate del volante, que es habilitado por Kluivert, que pasaba por all¨¢, como quien no sabe donde ponerse. Una acci¨®n recriminable de principio a fin y, sin embargo, propia de equipo descosido, sin pies ni cabeza, irracional. A su rescate acudi¨® de nuevo Vald¨¦s, que en dos mano a mano delicados, le permiti¨® a Antic recomponer la alineaci¨®n en el descanso, que significa ni m¨¢s ni menos que recurrir a Riquelme.

Para nada mejor¨® el equipo, m¨¢s jorobado que nunca, peleado con la pelota, a merced de un adversario muy guapo en el entrejuego, magn¨ªficamente dirigido por el peque?o Ibagaza, pero con el punto de mira desviado. Ech¨® en falta a Pandiani para cerrar el partido cuando lo tuvo en su regazo y le sobr¨® V¨ªctor Vald¨¦s, un pulpo frente a Eto?o.

Maledado, el Barcelona se lo dej¨® hacer todo durante una hora. Le falta car¨¢cter y talento en la misma proporci¨®n, as¨ª que no se sabe muy bien que es lo que tiene. Le queda el arte de futbolistas que tienen vida por si solos, y ninguno como Riquelme. El argentino gener¨® una jugada preciosa, bien conducida por Gabri y rematada por Kluivert, pero el gol del empate aviv¨® al Mallorca. Manzano meti¨® a Carlos e Ibagaza no tard¨® en conectar con el peque?o delantero y certificar la superioridad de su equipo, colectivamente e individualmente.