Elecciones, plebiscitos y normalizaci¨®n pol¨ªtica
No es razonable esperar que la soluci¨®n de todos nuestros problemas dependa de los resultados electorales
Las elecciones municipales presentan, en nuestro caso, caracter¨ªsticas espec¨ªficas, distintas a las de cualquier otro lugar. Ser concejal en un municipio vasco no significa s¨®lo representar a los vecinos y gestionar los intereses municipales; adem¨¢s, y sobre todo, en el caso de pertenecer a una de las formaciones pol¨ªticas -PP, PSE-EE, UA- que ETA ha decidido seleccionar como objetivo de sus atentados terroristas, supone asumir un alto riesgo personal, con peligro incluso de la propia vida.
Nunca se insistir¨¢ lo suficiente en el reconocimiento que merecen estos hombres y mujeres por su contribuci¨®n, en las condiciones personales m¨¢s adversas, al mantenimiento de la democracia en nuestro pa¨ªs. Conviene tenerlo presente, antes de entrar en cualquier otra cuesti¨®n relativa a estas elecciones. Dicho esto, podemos pasar a rese?ar algunas de las cuestiones que suscitan las presentes elecciones municipales; la primera de ellas, el contexto pol¨ªtico en el que tienen lugar, marcado desde hace ya bastante tiempo, en particular desde la formaci¨®n del frente nacionalista de Lizarra, por una din¨¢mica de aguda fractura pol¨ªtica entre las fuerzas democr¨¢ticas; din¨¢mica que ha tenido continuidad, si bien adecuadamente reformulada tras las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, a trav¨¦s del denominado plan Ibarretxe.
En este contexto, polarizado en la actualidad en torno a la viabilidad del referido plan, los temas propiamente municipales quedan relegados a un segundo lugar, pasando al primer plano los aspectos predominantemente plebiscitarios en torno al plan Ibarretxe. As¨ª lo confirma, adem¨¢s, la oferta electoral por parte de las formaciones nacionalistas, con referencias insistentes a este tema (as¨ª como tambi¨¦n por parte de la oposici¨®n), sin olvidar que hasta la propia ETA ha cre¨ªdo conveniente fijar su posici¨®n al respecto.
De acuerdo con el car¨¢cter plebiscitario con que se presentan estas elecciones, no tiene nada de extra?o que, m¨¢s all¨¢ de las cuestiones propiamente municipales, lo que se trata de dilucidar sea, ante todo, la correlaci¨®n de fuerzas entre el bloque partidario del plan Ibarretxe, agrupado en la actual coalici¨®n gubernamental, y quienes siguen manteniendo la validez del actual marco estatutario. Las elecciones, en esta perspectiva, servir¨ªan, m¨¢s que para contrastar los diversos proyectos municipales, y en nuestro caso tambi¨¦n los territoriales cuya importancia no debe minusvalorarse, como el mejor test para cuantificar el apoyo al Gobierno y a su plan de libre asociaci¨®n; y, en particular, saber si ¨¦ste se ha incrementado o no en relaci¨®n con las ¨²ltimas elecciones. No parece que vayan a producirse grandes cambios en el mapa pol¨ªtico vasco tras estas elecciones, ni en relaci¨®n con las anteriores municipales ni con las ¨²ltimas auton¨®micas, que son las que mejor pueden servirnos como referencia comparativa. Si bien la m¨¢s que discutible prohibici¨®n de concurrir a las elecciones de las agrupaciones electorales proscritas puede ser un factor de distorsi¨®n del proceso electoral cuyos efectos en la redistribuci¨®n de votos est¨¢ aun por conocer, no es previsible que ello afecte de forma determinante a la configuraci¨®n estructural del electorado vasco, que mantiene una gran estabilidad, sobre todo por lo que se refiere a las relaciones entre el electorado nacionalista y el no nacionalista.
De cumplirse estas previsiones, y a pesar del car¨¢cter plebiscitario con que se plantean estas elecciones, seguiriamos en una situaci¨®n muy parecida a la que ya estamos. Cabe tambi¨¦n otra posibilidad, como es que estas elecciones puedan servir para cerrar el periodo frentista iniciado con el acuerdo nacionalista de Lizarra, proseguido a continuaci¨®n con el plan Ibarretxe, y abrir un nuevo escenario pol¨ªtico, que necesariamente ha de asentarse sobre bases distintas a las de aquellos -los acuerdos de Ajuria Enea y de Eudel podr¨ªan servir como referente- para poder articular unas relaciones transversales entre nacionalistas y no nacionalistas.
Aunque uno no puede dejar de ser profundamente esc¨¦ptico ante esta eventualidad, sobre todo viendo c¨®mo se desarrollan los acontecimientos hasta el momento presente, no est¨¢ de m¨¢s hacer una referencia a ello ya que no faltan quienes consideramos que ¨¦sta es la ¨²nica alternativa viable de normalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica vasca. Tan importante como saber contar los votos -los propios y los ajenos- la noche de las elecciones, es saber qu¨¦ se va a hacer con ellos al dia siguiente de las elecciones.
En este sentido, hay que recordar que, aunque indudablemente condicionado por los votos obtenidos, lo realmente decisivo no es tanto el n¨²mero de votos cosechado como la actitud y la orientaci¨®n a seguir por cada formaci¨®n pol¨ªtica, bien para persistir en la din¨¢mica frentista seguida hasta ahora o bien para poner fin a ¨¦sta, abriendo espacios de colaboraci¨®n entre todas las fuerzas democr¨¢ticas. El dia siguiente a las elecciones, a la vista de los resultados, es, sin duda, un buen momento para plantearse estas opciones.
Una consideraci¨®n final es preciso realizar sobre la lectura que previsiblemente pueda hacerse de los resultados electorales, en consonancia con el car¨¢cter plebiscitario que presentan estos comicios. En este sentido, conviene advertir, por m¨¢s que pueda resultar in¨²til tal y como est¨¢n planteadas las cosas, sobre la tentaci¨®n de contabilizar los votos en t¨¦rminos de bloque contra bloque, lo que solo servir¨ªa para alimentar la din¨¢mica de confrontaci¨®n frentista. No es razonable esperar que la soluci¨®n definitiva de todos nuestros problemas dependa de los resultados electorales; menos aun en nuestro caso, dada la naturaleza de los problemas que tenemos planteados.
Pero tambi¨¦n es cierto que tanto los resultados electorales como la lectura que se haga de ellos y la actitud que adopten tras las elecciones las formaciones pol¨ªticas puede contribuir a aproximarnos a su soluci¨®n o, por el contrario, a su enquistamiento o a agravarles m¨¢s.
Andoni P¨¦rez Ayala es profesor de Derecho Constitucional de la UPV-EHU.
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