El gran espect¨¢culo de la bravura

?Qu¨¦ gran tarde de toros! El gran espect¨¢culo de la bravura se hizo presente ayer en Las Ventas de la mano de la ganader¨ªa de Fuente Ymbro. Enhorabuena al ganadero porque la novillada fue de ¨¦poca por presentaci¨®n y comportamiento. Una aut¨¦ntica corrida de toros que dio un juego extraordinario en los caballos, acudi¨® con alegr¨ªa en banderillas y embisti¨® con codicia y acometividad en la muleta. Una novillada brava y encastada que exig¨ªa toreros de una pieza. Una gozada para los sentidos. Todos los novillos fueron largamente aplaudidos en el arrastre, y s¨®lo el tercero y el quinto bajaron en el tercio final.

Busque y anote el tel¨¦fono de este ganadero, por nombre Ricardo Gallardo, quien quiera hacer una ganader¨ªa brava de verdad. Dicen que tiene m¨¢s de 300 vacas y 16 sementales. Es la hora, pues, de mandar al matadero la caba?a brava espa?ola y comprarle vacas a don Ricardo. Enhorabuena, ganadero, por los momentos tan felices que ayer vivieron los aficionados. La tarde acab¨® entre el entusiasmo general con la vuelta al ruedo del sexto y una cerrada ovaci¨®n al mayoral de la ganader¨ªa.

Pero, junto a la alegr¨ªa, el drama. Tras la muerte del cuarto novillo, Ra¨²l Velasco sali¨® muy decidido del burladero y se cort¨® la coleta entre la sorpresa general. El chaval volvi¨® cabizbajo al callej¨®n, pero la plaza, emocionada por el gesto, se puso en pie y le oblig¨® a salir para dedicarle una gran ovaci¨®n por su gesto sincero. Acababa de morir un novillo bravo y noble al que Velasco le hizo una faena desordenada y vulgar. Un novillo con las orejas colgando que se encontr¨® con un torero de toscas maneras y con la ilusi¨®n por los suelos. En su primero pas¨®, posiblemente, uno de los peores momentos de su vida. Y es que le toc¨® en suerte un aut¨¦ntico toro hecho y derecho que derroch¨® casta y codicia para hacer una ganader¨ªa. Y Velasco, como la inmensa mayor¨ªa de sus compa?eros, no est¨¢ preparado para semejante empresa. Era mucho novillo para un torero moderno, y lo desbord¨®, lo arroll¨®, y se hizo el amo de la plaza con insultante suficiencia.

V¨¢zquez las pas¨® canutas ante el segundo, codicioso hasta el cansancio. Con pocos recursos y la muleta siempre retrasada, el novillero sali¨® indemne del encuentro, lo que ya es un ¨¦xito; en el quinto, el m¨¢s soso de la tarde, se limit¨® a defenderse. Escribano derroch¨® valor. Recibi¨® a su lote a porta gayola, lance¨® a la ver¨®nica con decisi¨®n, pero en ambos baj¨® mucho el tono con la muleta. Banderille¨® muy bien al sexto, y se hundi¨® en el tercio final al no encontrar el camino a una embestida repetidora que exig¨ªa un dominio y un temple de los que no hizo gala.