Casablanca 'remake'

Se acarici¨®, con el me?ique, el bigote, encendi¨® un cigarrillo de an¨ªs y dijo: "T¨®cala otra vez, Paco". Paco hizo un gesto de repulsi¨®n, se frot¨® las manos, las pos¨® como dos enormes mariposas sobre el piano y entorn¨® los ojos. Segundos despu¨¦s, la penumbra del solitario Ansar's Caf¨¦ Americain revent¨® con la voz pirenaica y marcial de Paco que entonaba Monta?as nevadas. "?Corten!, ?corten!... ? Y esos focos, ap¨¢guenlos!", Mariano sali¨® como una furia de debajo del mostrador, con su bocina, y se encar¨® con Paco. "?Pero cu¨¢ntas veces te he de decir que eso no est¨¢ en el gui¨®n, que no es oportuno en estas circunstancias, que descentramos argumento y programa?, ?o es que quieres desgraciarnos a¨²n m¨¢s? Tienes que reprimirte, como Bogart, como el propio Ansar, para que el espectador se crea toda historia que queremos que se crea. Esto tambi¨¦n es ficci¨®n ?te enteras? Mira, t¨², tranquilo, y cuando el jefe te diga: 'T¨®cala otra vez, Paco', tocas As time goes by, con un aire de nostalgia, y ya est¨¢. As¨ª de sencillo, ?de acuerdo?". "Que no, te repito que me niego a tocar mariconadas, ?est¨¢ claro? Y mira lo que te digo, ahora, que Javi haga de negro, que siempre me da unos papeles que hasta la guardia civil me detiene por ilegal. Si quieres que salga en la pel¨ªcula, salgo con la gorra de prefecto de polic¨ªa de Claude Rains, o me largo a matar rebecos".

Ajeno al alboroto, Ansar encendi¨® otro cigarrillo de an¨ªs y llam¨® a Mariano. "?Qu¨¦ hay de esas explosiones?". "A¨²n est¨¢n investig¨¢ndolas, jefe". "He o¨ªdo decir que era cosa del terrorismo isl¨¢mico". "Puede. Pero esto es una productora privada. Adem¨¢s, parece que son esos j¨®venes nazis, que andan tir¨¢ndole granadas a la resistencia". Ansar aplast¨® la colilla en el cenicero e inquiri¨®: "?Y ella?". "?Ilse, jefe?". "Mariano, d¨¦jate ya de pel¨ªcula, me refiero a Ana". "Disculpas, jefe, pero se ha perdido otra vez. Dicen que est¨¢ por Argelia". "Pues yo me largo en el primer vuelo". "?Y nosotros, jefe?". Ansar sonri¨® ladinamente, mientras le sacud¨ªa unos golpecitos en la espalda: "Siempre me quedar¨¢ La Moncloa".