Pensiones, emigraci¨®n y campa?a electoral
?PARA QU? SIRVE el Estado a principios del siglo XXI? Urge dar una respuesta a esta cuesti¨®n en cada uno de los modelos sociales. Por ejemplo, en Europa. La ofensiva iniciada en muchos pa¨ªses para limitar el Estado del bienestar (pensiones, seguro de desempleo, educaci¨®n p¨²blica) se basa en la prioridad que se pretende dar al equilibrio de las cuentas p¨²blicas -una opci¨®n pol¨ªtica: el Pacto de Estabilidad y Crecimiento- y en el envejecimiento de la poblaci¨®n -una situaci¨®n objetiva.
Los ciudadanos se encuentran a la vez con la posibilidad de que sus pensiones futuras, aquellas por las que cotizaron durante su vida laboral, se reduzcan de modo sustantivo (teniendo en cuenta, adem¨¢s, que la mayor parte de ellas son muy bajas) y con el hecho de que los que apostaron parte de sus ahorros por los planes privados de pensiones ven reducir su rentabilidad al estar ligados a la evoluci¨®n de las bolsas de valores. Es decir, no hay salida. Por ello vuelve a ser actual el interrogante: ?para qu¨¦ sirve el Estado?
Llegar¨¢ un futuro en el que 20 de cada 100 ciudadanos en edad de trabajar ser¨¢n inmigrantes. Esto podr¨ªa solucionar el problema de las pensiones, pero supone un cambio revolucionario en la sociedad espa?ola
M¨¢s a m¨¢s, las pensiones devienen una y otra vez en campo de minas de cualquier contienda electoral como la que hoy termina. La irresponsabilidad de algunos pol¨ªticos en este caso es abundante. Tanto para manipular el pasado y exagerar el presente (categor¨ªa en la que Aznar no tiene competidores) como para silenciar el futuro y ofrecer soluciones simplistas. Tenemos un problema y un instrumento para resolverlo: el Pacto de Toledo. No lo dinamitemos y hagamos del principio "despu¨¦s de m¨ª, el diluvio" el eje rector de la pol¨ªtica espa?ola.
La actual situaci¨®n financiera de la Seguridad Social espa?ola no es mala, pero ello no se debe s¨®lo o primordialmente a la actuaci¨®n de las autoridades pol¨ªticas, sino a la combinaci¨®n de un buen ciclo econ¨®mico y una buena coyuntura demogr¨¢fica. Si alguna de estas dos condiciones cambiase, sobre todo la segunda, habr¨ªa problemas para financiar las pensiones (alrededor de 7,5 millones de pensionistas cobran una cantidad equivalente al 7,5% del PIB). Es lo que el comisario de la UE Pedro Solbes ha denominado "tener en cuenta la realidad" cuando llamaba a acomodar los gastos sociales al progresivo envejecimiento de la poblaci¨®n.
Las pensiones espa?olas est¨¢n creciendo menos ahora porque los que llegan a la edad de jubilaci¨®n son los ciudadanos que nacieron en la coyuntura de la guerra civil. Cuando nos jubilemos los que nacimos en los a?os cincuenta y sesenta -las generaciones del baby boom-, la situaci¨®n girar¨¢ y los excedentes que se pueden acumular hasta el a?o 2015 devendr¨¢n en d¨¦ficit. Porque habr¨¢ m¨¢s pensionistas y tambi¨¦n menos activos que sufraguen el retiro de los primeros dentro de ese pacto generacional que supone el sistema de reparto de las pensiones p¨²blicas.
Y aqu¨ª entra el papel de los inmigrantes. ?Hasta qu¨¦ punto nos ayudar¨¢n a sostener nuestro Estado de bienestar? Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, ministro de Trabajo socialista, ha calculado esta circunstancia (ve¨¢se EL PA?S de 8 de abril pasado): para contrarrestar la reducci¨®n de activos por la ca¨ªda de la natalidad, el Gobierno ha enviado a Bruselas una hip¨®tesis en la que se contempla un aumento de 360.000 inmigrantes en 2000 que se ir¨¢ reduciendo algo para mantenerse constante despu¨¦s en 160.000 anuales desde 2005 en adelante. "Si esto se cumple... llegar¨¢ un futuro no demasiado lejano en el que 20 de cada 100 activos ser¨¢n poblaci¨®n inmigrante. De ser as¨ª, estar¨ªamos ante el mayor cambio experimentado por la sociedad espa?ola en los ¨²ltimos siglos; un cambio que afectar¨¢ a todos los niveles de la convivencia y que tendr¨¢ trascendencia en todos los ¨®rdenes pol¨ªticos". Otros expertos, como el catedr¨¢tico Juan Jos¨¦ Dolado, son menos optimistas sobre el papel de la inmigraci¨®n en el arreglo de las pensiones (habr¨ªa de ser una inmigraci¨®n muy selectiva).
En cualquier caso, el terreno de la inmigraci¨®n y de las pensiones da para cualquier cosa menos para la demagogia de las campa?as electorales.
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