La depreciaci¨®n del d¨®lar frente al euro
La notable depreciaci¨®n del d¨®lar frente al euro no tiene por qu¨¦ tener consecuencias tan negativas para las econom¨ªas europeas como sostienen muchos de los analistas que se han pronunciado recientemente sobre esta cuesti¨®n.
Recordemos ante todo que la depreciaci¨®n del d¨®lar se est¨¢ produciendo desde niveles muy sobrevalorados de la divisa norteamericana. El cuadro adjunto resume lo acontecido en una experiencia similar durante el periodo 1985-90, cuando una intensa depreciaci¨®n del d¨®lar frente al euro (superior al 50%) no impidi¨® que los pa¨ªses de la eurozona registraran ritmos elevados e incluso acelerados de crecimiento econ¨®mico.
Recordemos tambi¨¦n que la intensa depreciaci¨®n del euro frente al d¨®lar entre finales del a?o 2000 y mediados del 2002 no impidi¨® que Alemania, la econom¨ªa europea en la que el sector exportador orientado al ¨¢rea del d¨®lar tiene un mayor peso proporcional, registrara durante este periodo una desaceleraci¨®n de su crecimiento econ¨®mico mucho m¨¢s notable que la de otros pa¨ªses europeos menos dependientes de los mercados del ¨¢rea del d¨®lar. Muchos l¨²gubres augurios sobre el impacto de la apreciaci¨®n del euro en la econom¨ªa alemana equiparan este movimiento cambiario a las pasadas apreciaciones del marco frente a la divisa estadounidense, olvidando que entonces el marco se apreciaba habitualmente tambi¨¦n frente a las divisas de varios pa¨ªses europeos.
A corto plazo, el indudable impacto negativo que la apreciaci¨®n del euro frente al d¨®lar tiene sobre las empresas europeas que exportan al ¨¢rea del d¨®lar o compiten con las importaciones procedentes de dicha ¨¢rea se puede compensar e incluso ser sobrepasado por los efectos positivos que dicho movimiento cambiario tiene sobre el conjunto de la econom¨ªa europea. Por un lado, el abaratamiento del petr¨®leo y otras materias primas importadas, ocasionado por la apreciaci¨®n del euro frente al d¨®lar, reduce sensiblemente los costes de todas las empresas de la econom¨ªa y aumenta la capacidad de compra de los consumidores. Por otro lado, la reducci¨®n de las tensiones inflacionistas que lleva consigo la apreciaci¨®n de la divisa europea induce niveles de tipos de inter¨¦s inferiores a los que existir¨ªan en ausencia de dicha apreciaci¨®n. Teniendo en cuenta la fuerte dependencia del crudo y otras materias primas de los pa¨ªses de la eurozona, y dado que el comercio de dichos pa¨ªses con el ¨¢rea del d¨®lar representa menos del 10% de su producto interior bruto (incluyendo en dicha cifra las importaciones de petr¨®leo y otras materias primas), lo habitual ser¨¢ que, al menos inicialmente, los efectos positivos de la apreciaci¨®n del euro mencionados compensen los negativos en la mayor parte de pa¨ªses europeos.
En el caso de Espa?a no hay duda que, al menos a corto plazo, el efecto neto de la apreciaci¨®n del euro ser¨¢ positivo. Por un lado, nuestra econom¨ªa es una de las que tiene mayor dependencia del crudo y otras materias primas importadas as¨ª como mayor sensibilidad a los movimientos de tipos de inter¨¦s dentro de la eurozona, de manera que los impulsos expansivos generados por el impacto conjunto de la ca¨ªda del precio en euros de las importaciones denominadas en d¨®lares y de las presiones a la baja sobre los tipos de inter¨¦s superan claramente cualquier incidencia negativa directa o indirecta de la apreciaci¨®n del euro sobre el sector exportador. Adem¨¢s, al ser nuestra econom¨ªa la que tiene uno de los sistemas de determinaci¨®n salarial mas indiciados de Europa, la ca¨ªda de la inflaci¨®n interanual provocada por la apreciaci¨®n del euro permitir¨¢ frenar o al menos ralentizar la p¨¦rdida de competitividad exterior frente a los pa¨ªses de la eurozona.
Precisamente esta fuerte indiciaci¨®n, junto con otros factores que no vienen al caso, fue la causa de que la aguda ca¨ªda del precio del petr¨®leo y otras materias primas en 1997 y 1998 pr¨¢cticamente eliminara nuestro diferencial de inflaci¨®n frente a los otros pa¨ªses de la eurozona.
Nos tendremos que acostumbrar a estos bruscos movimientos cambiarios porque la secuencia de periodos de sobrevaloraci¨®n e infravaloraci¨®n ser¨¢ la pauta habitual del comportamiento del tipo de cambio euro/d¨®lar. Las autoridades monetarias de una y otra zona llevan a cabo pol¨ªticas monetarias destinadas a la consecuci¨®n de objetivos internos, ya sea ¨¦ste un rango de cifras de inflaci¨®n o de cifras de crecimiento del PIB nominal. En este proceso, el tipo de cambio es una variable residual que s¨®lo se puede controlar si se renuncia a conseguir los citados objetivos internos. Por otra parte, la eurozona y Estados Unidos son econom¨ªas relativamente cerradas, que comercian sobre todo consigo mismas, de forma que ¨²nicamente movimientos muy intensos del tipo de cambio euro/d¨®lar pueden incidir sensiblemente en el crecimiento econ¨®mico de una u otra ¨¢rea monetaria. De todo ello surge la inevitable propensi¨®n a la citada secuencia de sobrevaloraciones e infravaloraciones cambiarias.
Jos¨¦ Luis Feito es economista.
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