Botas de campo reinventadas
The Art Company exporta el 90% de su calzado a tiendas exclusivas en todo el mundo
Vendieron m¨¢s de un mill¨®n de pares all¨¢ por 1995 reinventando una bota de monte. Ahora transforman botines de boxeador, pies de gato para escalada, zuecos o zapatillas de ciclista hasta moldearlos para el uso diario. El modus operandi de The Art Company es b¨¢sico, pero efectivo: calzado de dise?o muy atrevido y de primera calidad para mercados con poder adquisitivo.
La compa?¨ªa dise?a y distribuye, pero no fabrica; espera alcanzar una facturaci¨®n de 34,5 millones de euros al finalizar este ejercicio
The Art Company exporta el 90% de los 700.000 pares de calzado que comercializan al a?o desde Quel, cerca de Calahorra, en La Rioja, y su marca tiene un lugar fijo en Carnaby Street de Londres, o en la Postdamer Platz de Berl¨ªn. Tambi¨¦n en Roma, Sidney, Par¨ªs, Tokio, Mosc¨² y los Pa¨ªses Bajos. El par m¨¢s barato no baja de 100 euros.
Y la m¨¢quina sigue creciendo a un ritmo del 15% anual desde que en 1995, en una feria sectorial de calzado en D¨¹sseldorf dieron el pelotazo con un par de botas de monte que revolucion¨® el mercado. Su facturaci¨®n en 2002 fue de 30 millones de euros y esperan llegar a los 34,5 millones en 2003. The Art Company dise?a y distribuye. No fabrica. "Pero nuestros fabricantes son espa?oles, no nos aprovechamos de la barata mano de obra de Asia, porque exigimos primera calidad, cosidos especiales, y maneras de hacer y materiales contrastados", dice el consejero delegado, Jos¨¦ Luis Mar¨ªn. Eso redunda en el precio. Los productos de la firma riojana no son baratos precisamente, por eso sus canales de distribuci¨®n y venta les llevan a nichos de mercado en los que se exige dise?o y mucha calidad.
"Nuestro objetivo es que el zapato se deje de usar porque el cliente se haya cansado ya de tanto pon¨¦rselo, pero no porque est¨¦ roto". Tambi¨¦n redunda en el nivel de satisfacci¨®n del cliente. "El nivel de confianza de los agentes y clientes en el producto es muy alto", explica el responsable de la firma. Alemania se lleva el 12% de sus ventas, unos 84.000 pares, y despu¨¦s est¨¢n Francia, Reino Unido, los Pa¨ªses Bajos e Italia, que vende unos 20.000 pares. The Art Company trabaja con un margen m¨¢ximo de un 30% en cada par.
Con esos objetivos de calidad, y con el punto de mira puesto en reinventar el calzado rompiendo moldes en criterios como moda y durabilidad, un grupo de 10 j¨®venes dise?adores viaja por todo el mundo. Tienen un espacio de trabajo adaptado en una de las esquinas del pabell¨®n de distribuci¨®n de Quel. Unos 300 metros cuadrados cerrados, llenos de color y juegos, ordenadores y mucha imaginaci¨®n, cuya figura apenas si se ve entre las torres de cajas de zapatos preparadas sobre pal¨¦s que llenan los casi 4.000 metros de la planta. All¨ª redise?an un bot¨ªn de boxeador con piel de vaca, al que le aplican mezclas de fibras sint¨¦ticas estampadas, transforman zapatillas de ciclista con la suela r¨ªgida, pero con un estampado brillante, o botas con plataforma de moda juvenil, pero con inquietantes sistemas de anclaje o cremalleras. La media de edad de los dise?adores no pasa de los 28 a?os. En los Juegos Ol¨ªmpicos de Salt Lake City (Utah, Estados Unidos) presentaron unas botas franquiciadas, y la firma Guess utiliz¨® en varias pasarelas la l¨ªnea de pies de gato para vestir los pies de sus modelos.
Apuesta por la ergonom¨ªa
La firma de La Rioja colabora con el Instituto de Biomec¨¢nica de Valencia, e incorpora estudios de ergonom¨ªa para que el interior del calzado sea c¨®modo. Aunque la mayor¨ªa de sus productos parten de modelos espec¨ªficos para disciplinas deportivas, "parte de su ¨¦xito es que no sacrifican las caracter¨ªsticas de comodidad y efectividad para las que fueron dise?ados, pero adaptadas al uso diario en asfalto o tierra", cita Mar¨ªn. La media de edad del resto de la plantilla es de 30 a?os.
Al tratarse de calzado especial, y de precios a partir de 100 euros, el pirateo tambi¨¦n le afecta. Una de sus campa?as de publicidad se centr¨® en pedir a los consumidores que eviten las imitaciones y las copias. "En Espa?a, Grecia, Turqu¨ªa y sobre todo en China es una pr¨¢ctica extendida", explica el consejero delegado.
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