El Milan reconquista la Copa

Como no pod¨ªa ser de otra manera, la primera cita entre dos equipos italianos en un duelo de relumbr¨®n concluy¨® con las redes intactas. Por tercera vez en las 49 finales disputadas, la Copa de Europa se tuvo resolver en los penaltis. La ¨²nica forma de inclinar un duelo empachoso, de pierna fuerte y mucho m¨²sculo. Con el Juventus limitado a poner las correas a su rival, el Milan, m¨¢s apuesto, se sinti¨® estrangulado. De nada le sirvi¨® su mayor sutileza, su mejor gusto durante algunos tramos del partido. Finalmente acab¨® sometido, enredado en la misma telara?a que su enemigo que le tir¨® ortigas por todo Old Trafford, le arrastr¨® a la pr¨®rroga y luego se encomend¨® a Buf¨®n, que este curso hab¨ªa detenido cuatro penaltis en la liga italiana. Esta vez, a la "Juve" le sali¨® el tiro por la culata. Tanto apostar por una sola carta, le sal¨® rana. Se dio de bruces con uno de esos misterios del f¨²tbol: Dida, un portero tan discutido entres sus feligreses, tanto escaso de condiciones, tuvo su noche de gloria. Hizo de Buffon y descuartiz¨® el sue?o juventino. De alguna forma, el emergente Dida hizo justicia a una final tan pastosa, en la que el Milan fue el menos italiano desde el comienzo.

El frenes¨ª inicial del Milan se vio sesgado de cuajo por el ¨¢rbitro y Buffon. El primero dio la raz¨®n a uno de sus asistentes y anul¨® un gol de Shevchenko que los juventinos no hab¨ªan protestado. Luego, el portero de la "Juve" ara?¨® con su mano izquierda un buen cabezazo de Inzaghi. Ah¨ª se fren¨® el Milan, que hab¨ªa mostrado hasta entonces mayor apetito que su vecino y mejor orden t¨¢ctico. El equipo de Lippi tard¨® lo suyo en descorchar el duelo. Al igual que su colega milanista, el t¨¦cnico del Juventus teji¨® un equipo con cuatro centrales en l¨ªnea, un remiendo muy italiano, pa¨ªs donde los defensas siempre tienen acomodo y muy pocos terminan en el paro. Pero al contrario que el Milan, la ausencia de Nedved hizo muy previsible al conjunto turin¨¦s, que nunca tuvo un jugador que flotara entre las l¨ªneas enemigas. El grupo de Ancelotti, s¨ª. Rui Costa y Seedorf ten¨ªan como punto de partida las orillas, pero su destino siempre era el balc¨®n del ¨¢rea, donde Inzaghi y Shevchenko hac¨ªan muchas veces de simples se?uelos. A cada diagonal que tiraban los dos centrocampistas del Milan, a su enemigo se le abr¨ªa un boquete considerable. Desaparecido Camoranesi y con Del Piero y Trezeguet a la intemperie, la escuadra de Lippi se vio agrietada tambi¨¦n para dar carrete a su ataque. Algo que nunca ha preocupado en exceso a equipos como el Juventus, satisfechos siempre que su porter¨ªa no haya sido agujereada.

El ¨²nico punto de desahogo que encontraron los juventinos fue el costado izquierdo, por donde Zambrotta hizo m¨¢s de un nudo a Costacurta. Poco a poco el partido se despe?¨® como quer¨ªa el Juventus. Para fortuna de la muchachada de Lippi, llegaron los momentos ¨¢lgidos de Gattuso, que, sin riendas y a lo loco, rest¨® protagonismo a Pirlo y Rui Costa. Trezeguet, por fin pudo rematar una vez, Davids se descolg¨® de la zona industrial y Del Piero dio se?ales de vida. Con la batalla igualada, el t¨¦cnico del Juventus cambi¨® el traje a su equipo. Rectific¨®. Primero al dar vida a un lateral puro, Birindelli; luego, al retirar al invisible Camoranesi a favor del veterano Conte y aparcar a Davids en la v¨ªa izquierda. Reci¨¦n aparecido, Conte dej¨® una se?al: irrumpi¨® por sorpresa en las cercan¨ªas de Dida y le dej¨® la escuadra tiritando tras un poderoso remate de cabeza. Pero el prometedor trastoque de Lippi s¨®lo fue un espejismo. El paso del reloj fue italianizando el partido, que se trab¨® de mala manera. En ello tuvo mucho que ver el Juventus, con un perfil m¨¢s el¨¦ctrico, poco contemplativo con la pelota. Adem¨¢s, la baja de Nedved le hizo supeditar su destino a la capacidad de aguante en la trinchera, una guarida en la que Ferrara, Montero y Thuram son generales.

Fue a partir del bal¨®n como el Milan abroch¨® algo mejor el partido, recuper¨® un poco de chispa y de nuevo se puso otra vez, como al principio, un pelda?o por encima. En b¨²squeda de un nuevo remedio, Lippi retras¨® a Del Piero. La "Juve" precisaba con urgencia un golpe de imaginaci¨®n, alguien que encendiera la mecha. En definitiva, un jugador que hiciera de Nedved. Pero el Juventus no anda sobrado de talento, al rev¨¦s que el Milan, que tiene la n¨®mina repleta, aunque no siempre Ancelotti elija esa v¨ªa. Como ya hiciera al principio de curso, anoche decidi¨® jug¨¢rsela con algo de p¨²rpura, con los m¨¢s aventajados sobre el campo, a excepci¨®n de Rivaldo, que apenas se entren¨® de v¨ªspera y ni siquiera calent¨® antes del choque. A la vista de la resistencia juventina, capaz de indigestar a cualquera, finalmente el Milan entreg¨® los galones a Gattuso y Ambrosini, con lo que el encuentro deriv¨® a la noria de la pr¨®rroga, para gozo juventino, un equipo al que no le inquieta un r¨¢bano verse a rebufo; m¨¢s bien disfruta con la angustia, a la espera de rematar la faena con alg¨²n cabo suelto del rival. Le fall¨® la apuesta y fue el Milan quien levant¨® la d¨¦cima Copa italiana, tantas como adornan al f¨²tbol espa?ol. Eso s¨ª, con otro m¨¦todo.