Coleccionistas de aplausos
Los rejoneadores son coleccionistas de aplausos. Quiz¨¢, es que no les quede m¨¢s remedio ante el p¨²blico variopinto y veleidoso que se emociona m¨¢s con las piruetas de las cabalgaduras que con el verdadero toreo a caballo. Pero, ciertamente, los rejoneadores abusan del desmedido af¨¢n aplaudidor de sus admiradores. Finalizado el pase¨ªllo, la terna se marca una vuelta al ruedo en la que la gente se rompe las manos batiendo palmas. Seguidamente, los tres ensayan unas cabriolas muy sosas en el centro del ruedo y les falta tiempo para solicitar cerradas ovaciones. Sale el primer espada del cartel y lo primero que hace es colocarse en el centro del anillo, quitarse el sombrero y saludar afectuosamente a la afici¨®n que le responde de forma un¨¢nime y atronadora. Todav¨ªa no ha salido el toro y m¨¢s de uno ha sido ya atendido por la Cruz Roja de un s¨ªndrome palmero. La petici¨®n de aplauso se repite antes de cada banderilla, que los rejoneadores brindan a distintas zonas del tendido, y la emoci¨®n se desborda despu¨¦s de cada encuentro con el toro, momento en que el espada levanta los brazos, espolea al caballo y sale en estampida hacia el lado contrario mientras la plaza estalla en una encendida ovaci¨®n.
De la Puerta / Hern¨¢ndez, Cartagena, Ventura
Toros despuntados para rejoneo de Julio de la Puerta, correctos de presentaci¨®n, mansos y manejables. Leonardo Hern¨¢ndez: rej¨®n muy trasero y bajo y rej¨®n en lo alto (silencio); rej¨®n en lo alto (petici¨®n y vuelta). Andy Cartagena: bajonazo (oreja); dos pinchazos y rej¨®n bajo (petici¨®n y vuelta). Diego Ventura: metisaca (silencio); dos pinchazos y el toro se echa (palmas). Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. 18? corrida de feria. Lleno.
La secuencia acaba felizmente o no. Por ejemplo, una actuaci¨®n medida y templada como la de Hern¨¢ndez en su primero se redujo al silencio por un error en el primer rej¨®n de muerte. Hern¨¢ndez puso un par de banderillas a dos manos de perfecta ejecuci¨®n, pero de nada le sirvi¨® para que el p¨²blico le aplaudiese al final de su buena labor. Andy Cartagena, por el contrario, clav¨® casi siempre a la grupa, pero supo encandilar templando a dos bandas y con espectaculares vueltas del caballo en la cara del toro. Tanto es as¨ª, que a pesar del bajonazo que propin¨® a su primero le concedieron una oreja. Mal sin paliativos estuvo Ventura, muy acelerado, con demasiadas pasadas en falso y clavando siempre a la grupa.
Al salir el cuarto, la tormenta dijo aqu¨ª estoy y llovi¨® de lo lindo, lo que desluci¨® el espect¨¢culo porque los aplausos sufrieron una dr¨¢stica reducci¨®n. Hern¨¢ndez luch¨® contra los elementos y el desorden que provocan los espectadores en su huida de la lluvia. Coloc¨® dos soberbios pares de banderillas a dos manos y mat¨® de un rej¨®n en todo lo alto, pero el presidente le neg¨® la oreja que la mayor¨ªa solicitaba. Se luci¨® Cartagena en una actuaci¨®n desbordante de espectacularidad, basada en las cabriolas de sus caballos y en las banderillas largas y cortas al viol¨ªn de deficiente colocaci¨®n. Mejor¨® su actuaci¨®n en banderillas Diego Ventura en el ¨²ltimo, aunque volvi¨® a fallar con los rejones de castigo y, en esta ocasi¨®n, con las rosas, pas¨® en falso en repetidas ocasiones y clav¨® siempre al contrario de como mandan los c¨¢nones. Tambi¨¦n el p¨²blico -empapado hasta los huesos- aplaudi¨®. Pero menos, ¨¦sa es la verdad.
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