Hechos y creencias

Vivimos con tanta intensidad el d¨ªa a d¨ªa que a veces tendemos a confundir hechos con creencias o realidades con opiniones. Un juez sentenci¨® hace ya algunos a?os que cualificados dirigentes del PSOE, partido a cuyo cargo estaba el gobierno de la naci¨®n, hab¨ªan creado el GAL, una organizaci¨®n terrorista que secuestr¨® y asesin¨® a varias personas.

Que yo sepa, a nadie se nos ocurri¨® pedir a los votantes o militantes socialistas que renunciaran a sus ideas, aun cuando pudimos asistir al bochornoso espect¨¢culo de ver a varios dirigentes socialistas jaleando a unos delincuentes. Nadie dijo entonces que pactar con PSOE era pactar con asesinos y que los socialistas no eran dem¨®cratas.

Hace pocas semanas, los dirigentes del PP se han aliado con el presidente de EEUU para invadir Irak, al margen de cualquier legalidad. Esa guerra ha causado millares de v¨ªctimas. No se me ha pasado por la cabeza, sin embargo, pensar que los militantes o simpatizantes del PP son unos asesinos, o que el vecino de al lado, porque vote al PP, no sea dem¨®crata. Encontrar¨¦ apoyo argumental para mis cr¨ªticas en otros puntos, no en ese.

Por el contrario, aqu¨ª se acusa sin ning¨²n pudor de connivencia con ETA a cualquier votante del PNV, aun cuando la relaci¨®n del PNV con ETA es infinitamente menor a la relaci¨®n que existi¨® entre PSOE y GAL o entre el PP y la guerra de Irak, por mucho que nos empe?emos en confundir creencias y realidades.

Es m¨¢s: una de las personas m¨¢s amenazadas del pa¨ªs, ese es el hecho, Juan Mari Atutxa, es vista como martillo de v¨ªctimas por muchos constitucionalistas, esa es la creencia. Quien me acusa de apoyar a presos de ETA sabe que miente, aunque quiz¨¢s no sepa que cuando defiendo que los presos puedan estudiar tambi¨¦n en nuestra universidad estoy llevando a la pr¨¢ctica la pol¨ªtica que su propio partido puso en marcha hace unos a?os.

Llevado por una ambici¨®n sin l¨ªmites, cuando renunci¨¦ a presentarme a la segunda elecci¨®n de rector, me reclu¨ª en mi despacho y en la biblioteca, que es lo que he hecho en estos a?os. Al contrario que el Sr. Quintanilla, que como es una persona a quien no interesan las pompas de este mundo, decidi¨® hacer un gran sacrificio personal cuando accedi¨® de mala gana a ser nombrado consejero del Tribunal Vasco de Cuentas P¨²blicas.

Lo consider¨¦ un buen amigo y un leal colaborador, pero su carta de esta semana me ha demostrado que este sentimiento era solo de ida.