Rafael Chirbes describe el desencanto de una generaci¨®n en 'Los viejos amigos'

Cr¨ªtico y radical se manifest¨® ayer Rafael Chirbes en la presentaci¨®n de su ¨²ltimo trabajo, Los viejos amigos (Anagrama), que, seg¨²n dijo, cierra un ciclo novel¨ªstico porque cuenta el final de una generaci¨®n, la suya, que "so?¨® con cambiar el mundo, pero aplaz¨® el momento", lo que hizo que ya no sirviera para nada.

Chirbes (Tabernas de Valldigna, Valencia, 1949), autor de La larga marcha y La bella

escritura, novelas en las que refleja la ¨¦poca franquista y sus consecuencias para Espa?a, termina ahora con Los viejos amigos una etapa de su vida literaria. "No s¨¦ si ser¨¢ mi ¨²ltima novela o no, lo que s¨¦ es que me he quedado vac¨ªo". La obra de Chirbes parte del encuentro de un grupo de viejos camaradas que se re¨²nen para una cena, a?os despu¨¦s de haber tenido un proyecto com¨²n que no lleg¨® a ninguna parte.

Los amigos hacen repaso en esa reuni¨®n de sus vidas y el tiempo les devuelve la imagen de unas existencias vividas provisionalmente, en las que el vac¨ªo se llena a menudo de culpa, desenga?o, rencor o traici¨®n; en definitiva, de vida. Los comensales y actores principales de esta novela son un constructor, un pintor que trabaja de vigilante en un hotel, una profesora, una publicitaria y un novelista fracasado que vende apartamentos a los turistas, cuyas vidas se contradicen y ponen en evidencia el vac¨ªo de ciertos discursos ideol¨®gicos.

Los viejos

amigos, seg¨²n Chirbes, son personas que, en el fondo, "son todos yo". El novelista acepta que "pinto poco en este mundo", en el que prolifera mucha basura en todos los frentes, incluido el literario, donde la gente escribe de lo que la gente quiere leer, aunque precis¨® que todav¨ªa quedan algunos que hacen cosas diferentes.