Reconciliaci¨®n urbana
El mundo no est¨¢ para utop¨ªas, pero Valencia se propone como ¨²ltimo reducto de la enso?aci¨®n; al menos entre este mes de junio y el de septiembre, cuando celebra la segunda edici¨®n de su bienal art¨ªstica bajo el lema La ciudad ideal. Que este t¨ªtulo evoque m¨¢s los proyectos de reforma social del siglo XIX que las fantas¨ªas futuristas del XXI no es casual; la intenci¨®n del evento -del que Luigi Settembrini act¨²a como comisario general- no es otra que la de reconciliarnos con nuestra condici¨®n de urbanitas a trav¨¦s del arte y de la arquitectura. Para predisponer el ¨¢nimo del p¨²blico lo mejor es salir a su encuentro, y eso es lo que hace la exposici¨®n Arquitecturas ef¨ªmeras, de la que es comisario Rafael Sierra y cuyas construcciones, a cargo de seis j¨®venes equipos -Alfredo Pay¨¢, Esteban D¨ªaz & Rafael Rojo, Luis Enguita, Carlos Trullenque & Marta Orts, Montserrat Dom¨ªnguez y Dolores Alonso-, aparecen en lugares estrat¨¦gicos como el aeropuerto y las estaciones de tren, autob¨²s o metro. Fabricados con materiales ligeros -entre los cuales, revistas de arte y arquitectura, y suplementos culturales de diarios- y dotados de h¨¢biles recursos escenogr¨¢ficos que aluden a la condici¨®n medi¨¢tica de las artes pl¨¢sticas, estos quioscos invitan a hacer un alto en el acelerado ajetreo del tr¨¢nsito diario para dejarse seducir con el programa de la bienal.
La vida y la memoria de la ciudad tambi¨¦n laten en estas heridas abiertas en la f¨¢brica urbana del centro hist¨®rico, por las que aflora lo ¨ªntimo cotidiano
Una de las exposiciones que ha despertado m¨¢s expectaci¨®n antes de su apertura es la que organizan el arquitecto brit¨¢nico William Alsop y el artista escoc¨¦s Bruce McLean: A&M: el almac¨¦n del adecuado comportamiento se propone como una tienda de experiencias, como un lugar donde proveerse de sue?os y en el cual el consumo se convierte en transacci¨®n cultural. Como est¨¢ dise?ada por secciones, a la manera de unos grandes almacenes, la muestra, que ocupa el Convento de El Carmen, ofrece un recorrido por departamentos que van desde el de mobiliario hasta el de viajes, pasando por el er¨®tico, donde se ofrecen los m¨¢s variados tipos de productos art¨ªsticos con el ¨¢nimo de estimular intelectual y sensorialmente al espectador. Si el museo contempor¨¢neo se parece cada vez m¨¢s al centro comercial, y si, como dice Koolhaas, "ir de compras es la ¨²ltima forma de actividad p¨²blica que nos queda", sus contenidos habituales pueden presentarse ante el visitante como mercanc¨ªas excelsas.
Frente al juego abiertamente provocativo que plantea el almac¨¦n de Alsop y MacLean, Solares (o del optimismo) tratar¨¢ de establecer con el p¨²blico una relaci¨®n m¨¢s c¨®mplice y menos evidente. El h¨²ngaro L¨®rand Hegyi ha puesto toda su experiencia como comisario de arte contempor¨¢neo para idear una suerte de museo antropol¨®gico, temporal y al aire libre, trazando un recorrido por la Valencia de los solares vac¨ªos y las medianeras descarnadas, donde todav¨ªa se aprecian la huellas de una escalera, quedan restos de azulejos donde hubo una cocina o se ha conservado el hueco de una puerta. La vida y la memoria de la ciudad tambi¨¦n laten en estas heridas abiertas en la f¨¢brica urbana del centro hist¨®rico, por las que aflora lo ¨ªntimo cotidiano y en cuya azarosa espontaneidad reside un inagotable potencial art¨ªstico.
Juntos y adem¨¢s bastante revueltos se presentan los artistas y arquitectos de Micro-Utop¨ªas, que tiene por escenario Las Atarazanas. Francisco Jarauta y Jean-Louis Maubant los han convocado para que expongan su visi¨®n sobre el espacio p¨²blico contempor¨¢neo, el f¨ªsico y tambi¨¦n el mental. Tras auscultar el panorama creativo actual constatando que los artistas est¨¢n dejando la ret¨®rica especulativa para aproximarse a los fen¨®menos sociales, y que los arquitectos a¨²n tienen el ¨¢nimo predispuesto a imaginar un futuro mejor, las visiones de ambos colectivos se confrontar¨¢n y superpondr¨¢n con el contrapunto que proporcionan las ¨²ltimas utop¨ªas del siglo XX: la Nueva Babilonia de Constant o las propuestas radicales de los arquitectos y urbanistas de la contracultura de los a?os sesenta. Los trabajos de Joseph van Lieshout o Dan Graham, entre los artistas, y de Rem Koolhaas o Shigeru Ban, entre los arquitectos, ilustran temas contempor¨¢neos recurrentes como la reapropiaci¨®n y la reutilizaci¨®n, la producci¨®n no estandarizada o alternativa y la tan tra¨ªda y llevada hibridaci¨®n. Frente a la radicalidad de las propuestas hist¨®ricas es posible que parezca a¨²n m¨¢s fr¨ªo el ya de por s¨ª tibio compromiso de las micro-utop¨ªas contempor¨¢neas.
Con toda su voluntad de exponer y proponer, estas manifestaciones y otras que forman parte de la Bienal de Valencia dejar¨¢n tras la clausura un rastro m¨¢s endeble que Soci¨®polis, la apuesta m¨¢s controvertida y arriesgada de un evento que, bajo la advocaci¨®n de "la ciudad ideal", no ha querido esquivar las demandas del mundo real. En San Miguel de los Reyes se expondr¨¢n los proyectos que integran un barrio promovido por la Conseller¨ªa de Bienestar Social, cuyo emplazamiento exacto a¨²n no se ha determinado, pero del que se sabe que se situar¨¢ entre los l¨ªmites de la ciudad y la huerta. Cuando se lanz¨® esta iniciativa, la demanda era muy concreta: "Construir un complejo habitacional en el que realicen propuestas innovadoras orientadas a construir un h¨¢bitat solidario".
Vicente Guallart, un arquitecto a caballo entre Valencia y Barcelona que participa asiduamente en foros arquitect¨®nicos alternativos como Met¨¢polis (Barcelona) y Archilab (Orleans), se ha encargado de convocar a 12 estudios espa?oles y extranjeros -Eduardo Arroyo, ?balos y Herreros, Manuel Gausa, Jos¨¦ Mar¨ªa Torres Nadal, Sogo Arquitectos, Willy M¨¹ller, MVRDV, Greg Lynn, Alejandro Zaera, Fran?ois Roche, Duncan Lewis y Toyo Ito- que proyectar¨¢n viviendas y otras dotaciones -sobre todo asistenciales- para esa colonia residencial donde la casa y el lugar de trabajo estar¨¢n en relaci¨®n directa con un "entorno natural productivo", es decir, donde las plantaciones m¨¢s extendidas ser¨¢n ¨¢rboles frutales y hortalizas. Sin limitaciones en cuanto a vol¨²menes, alturas o intensidad de ocupaci¨®n de la parcela, los proyectistas deben en cambio respetar en sus edificios una gama crom¨¢tica que va desde el verde en dos tonos a lo transparente, pasando por el naranja, el amarillo y el negro. Dentro de la urbanizaci¨®n, que estar¨¢ recorrida por un circuito deportivo, apenas habr¨¢ circulaci¨®n de veh¨ªculos; todos los edificios albergar¨¢n programas mixtos (viviendas con residencia de ancianos o centro para autistas, etc¨¦tera) y deber¨¢n proponer maneras distintas de apropiaci¨®n del espacio dom¨¦stico, ensayar con nuevos materiales e incorporar las nuevas tecnolog¨ªas a la vida cotidiana.
Los futuros residentes, en r¨¦gimen de alquiler, de este prototipo urbano ser¨¢n los colectivos m¨¢s necesitados (ancianos, madres solteras, discapacitados...), y es precisamente esa condici¨®n desamparada de los habitantes la que suscita mayores interrogantes acerca de los posibles resultados del proyecto: no importa de qu¨¦ color sean los edificios, ni si las casas est¨¢n mejor o peor equipadas, ni la cantidad de verde que haya alrededor; independientemente de c¨®mo sea su perfil, los grupos de poblaci¨®n homog¨¦neos acaban creando guetos.
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