Matthew Herbert, el arte de la deconstrucci¨®n
Radio Boy?, ?Doctor Rockit? ?Transformer? o simplemente ?Herbert? El brit¨¢nico Matthew Herbert, tambi¨¦n muy activo como productor, atiende a cualquiera de estos sobrenombres, pero el suyo no es un caso perdido de desdoblamiento sino un pedag¨®gico intento de diferenciar sus m¨²ltiples facetas musicales. Como Radio Boy, por ejemplo, desempe?a funciones de restaurador de sonidos relativamente convencionales sobre un nuevo fondo r¨ªtmico. En este aspecto, suscribe la idea del compositor John Cage, para quien la percusi¨®n se convirti¨® en la verdadera revoluci¨®n del siglo XX desde que, por fin, consigui¨® liberarse de su dependencia respecto a la armon¨ªa y la melod¨ªa que hab¨ªan dominado el XIX. En la piel de Doctor Rockit, en cambio, Herbert se transforma en destacado representante de la m¨²sica de club con influencias electrojazz¨ªsticas. Ahora, con su nombre y apellido sin enmascarar, acaba de lanzar un disco, Goodbye Swingtime (Accidental/Pias), que muestra todav¨ªa otro ¨¢ngulo oculto de su talento. El pr¨®ximo d¨ªa 12, The Matthew Herbert Big Band abrir¨¢, adem¨¢s, la edici¨®n 2003 del intr¨¦pido festival barcelon¨¦s Sonar.
"Mi primera experiencia profesional como m¨²sico fue como pianista de una gran orquesta", dice Herbert. "S¨®lo ten¨ªa 14 a?os, pero dirigir alg¨²n d¨ªa una big band parecida a aqu¨¦lla se convirti¨® en uno de mis sue?os. Resulta algo chocante que lo haya cumplido de manera casi accidental: una de las mejores core¨®grafas europeas, Blanca Li, me pidi¨® durante los ensayos de un espect¨¢culo que arreglase tres piezas con gran orquesta para alejarlo de la t¨ªpica est¨¦tica del hip hop. Lo primero que se me ocurri¨® fue reelaborar Singing in the rain. El resultado fue una canci¨®n nueva. Como intu¨ªa que, al cumplir los 40, estaba ya casi obligado a escribir un disco completo para gran orquesta, me pareci¨® el momento id¨®neo de ponerme a ello"¡¤
Despu¨¦s de trabajar duro en estrecha colaboraci¨®n con el arreglista Pete Wraight, Goodbye Swingtime no suena como el en¨¦simo producto de neoswing postizo, sino como una flamante puerta entreabierta que hoy resulta, adem¨¢s de posible, deseable traspasar. Las partes orquestales exclusivamente ac¨²sticas, que evocan desde el cool de los cincuenta hasta las erupciones cat¨¢rticas de Charles Mingus, encajan con enigm¨¢tica coherencia en sonidos imaginativos y sugerentes que parecen proyectados de nuevas conexiones neuronales entre chips electr¨®nicos. Pero, en la filosof¨ªa de Herbert, las formas no deben considerarse nunca definitivas. "Ahora mismo estoy en un proceso de deconstrucci¨®n y reconstrucci¨®n de las piezas del disco en un ambiente electr¨®nico, pero sin perder su integridad original", explica. "Creo que lo ya conseguido nunca debe tratarse con reverencia absoluta. La m¨²sica puede cambiar en funci¨®n de los acontecimientos, y todo lo sucedido en Irak me ha dado argumentos para introducir modificaciones".
Esos retoques a los que se refiere parten de un decidido compromiso pol¨ªtico que en Goodbye Swingtime plasman cantantes como Arto Lindsay, Jaime Lidell, Maya Carlyle, Dani Siciliano y Shingai Shoniwa. El proceso de transformaci¨®n tambi¨¦n se basa en una especie de dec¨¢logo propio que Herbert ha desarrollado en una l¨ªnea similar al del grupo Dogma en el cine. Esa colecci¨®n de premisas proh¨ªbe, por ejemplo, el uso de m¨¢quinas de ritmo para evitar cualquier sombra de monoton¨ªa y previsibilidad. "La importancia de mi dec¨¢logo [denominado Personal contract for the composition of music, incorporating the manifesto of mistakes] no est¨¢ tanto en su contenido expl¨ªcito como en la idea general que lo sustenta", aclara Herbert. "Creo que mi obligaci¨®n como artista es ser original y, en este momento, los sonidos se pueden hacer infinitamente complejos gracias a la tecnolog¨ªa. Pienso que el futuro con estos medios a nuestro alcance puede ser muy emocionante".
Gracias a su fama de experto en p¨®cimas sonoras, Herbert dispone de un ancho campo estil¨ªstico para explorar. "No quiero ce?irme a nada espec¨ªfico; quiero que cada situaci¨®n sea distinta", afirma. "He pretendido que el mensaje de Goodbye Swingtime sea f¨¢cil de captar y pueda llegar a otro p¨²blico. El t¨ªtulo del disco significa muchas cosas. En cierta forma alude a una recuperaci¨®n moral de principios en un mundo ya corrompido. Lo que he pretendido es construir algo diferente y mejor para el siglo que acabamos de iniciar".
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