"El antiamericanismo es la gran coartada para la irresponsabilidad"
El antiamericanismo es una de las obsesiones intelectuales de Jean-Fran?ois Revel. Francia es, en su opini¨®n, el pa¨ªs europeo m¨¢s antiamericano. Una actitud que forma parte de un complejo mejunje que podr¨ªamos llamar la ideolog¨ªa francesa, muy influenciada por la izquierda y por una tradici¨®n comunitarista de la derecha. Un viaje al fondo del antiamericanismo marca el recorrido de esta entrevista.
Pregunta. Para usted, el antiamericanismo es la gran coartada para la irresponsabilidad. Si los americanos tienen la culpa de todo, los europeos estamos libres de toda responsabilidad.
Respuesta. ?Por qu¨¦ Estados Unidos se ha convertido en una superpotencia mundial? Porque Europa se hundi¨® en el siglo XX por sus propios errores. Los europeos han desencadenado dos guerras que han sido guerras civiles europeas antes de convertirse en mundiales. Las dos veces, los americanos han tenido que acudir en su ayuda. Las dos veces, los americanos han sido los arquitectos de la paz. Y han sido ellos los que nos han garantizado la protecci¨®n frente al imperialismo sovi¨¦tico. Adem¨¢s de desencadenar dos guerras, Europa invent¨® el totalitarismo. Tanto el nazismo como el comunismo son inventos europeos, adem¨¢s de ciertas dictaduras no totalitarias de car¨¢cter fascista, el franquismo entre ellas. La ascensi¨®n de Estados Unidos viene de la ca¨ªda de Europa, y los europeos no quieren reconocerlo. La misma idea de la Uni¨®n Europea fue patrocinada desde el origen por Estados Unidos. Este mismo razonamiento vale para Am¨¦rica Latina. Evidentemente, los americanos desempe?an all¨ª un gran papel. Pero el antiamericanismo en Am¨¦rica Latina ha sido un fracaso: la manera de no querer afrontar sus problemas de ineficiencia, de corrupci¨®n, de violencia.
"Todos tenemos aliados que no siempre han demostrado disposici¨®n a la democracia. Hay muchas cosas en Am¨¦rica Latina que no se han explicado de un modo exacto"
"Actualmente, la extrema derecha produce documentos contra la globalizaci¨®n y contra la econom¨ªa de mercado que podr¨ªan ser firmados por un trotskista"
"Francia no ha luchado 300 a?os para conseguir una ense?anza independiente respecto al cristianismo para que ahora venga el islam y nos imponga sus normas"
"Chirac puede estar leg¨ªtimamente en contra de la guerra preventiva. Pero la pol¨ªtica es muy simple. Su actitud ha sido interpretada como un apoyo a Husein"
"Estados Unidos ha sido la primera potencia verdaderamente mundial tanto entre las dos guerras como despu¨¦s de la ca¨ªda del comunismo"
P. A pesar de que all¨ª los americanos han hecho de las suyas y han patrocinado dictaduras execrables.
R. S¨ª, pero esto es otra cosa. Tambi¨¦n Francia o el Reino Unido han apoyado dictaduras aqu¨ª y all¨¢. Todos tenemos ciertos aliados que no siempre han demostrado adhesi¨®n ni disposici¨®n a la democracia. Hay muchas cosas en Am¨¦rica Latina que no se han explicado de un modo exacto. No fue Estados Unidos el que desencaden¨® el golpe de Estado contra Allende.
P. La complicidad activa en este caso fue manifiesta.
R. Al final. En realidad, Allende hab¨ªa sido elegido con apenas un tercio de los votos. No ten¨ªa ning¨²n mandato para transformar la sociedad chilena. Si hubiese habido en Chile un sistema presidencial con elecci¨®n en dos vueltas, como en Francia, Allende no habr¨ªa sido elegido en la segunda vuelta. Leon Blum lo comprendi¨® en 1936 en Francia: sab¨ªa que hab¨ªa sido elegido minoritariamente y entendi¨® que no ten¨ªa derecho a cambiar por completo el sistema econ¨®mico y social.
P. La falta de sentido de la responsabilidad que usted denuncia, ?es una enfermedad reciente en Europa o es una enfermedad antigua?
R. No es s¨®lo un problema europeo. Se da tambi¨¦n en Am¨¦rica Latina y en el mundo ¨¢rabe-musulm¨¢n. El fracaso de la civilizaci¨®n isl¨¢mica se remonta al siglo XV. All¨ª perdieron el contacto con la evoluci¨®n cient¨ªfica y con el racionalismo. Tampoco han sabido crear las condiciones del desarrollo econ¨®mico, al no separar el poder pol¨ªtico y religioso del poder econ¨®mico. En vez de analizar las causas de su fracaso, lo atribuyen a la maldad de los occidentales en general, y de Estados Unidos en particular. Estados Unidos debe ser la ¨²nica gran potencia que nunca ha tenido colonias en el mundo ¨¢rabe. El antiamericanismo es una enfermedad universal, aunque m¨¢s sofisticada y matizada en Europa. El general De Gaulle dec¨ªa que no pod¨ªa aceptar la gran potencia americana, pero no iba m¨¢s lejos porque ten¨ªa enfrente al gran peligro sovi¨¦tico y sab¨ªa muy bien que Francia sola era incapaz de protegerse.
P. Hay una tradici¨®n de antiamericanismo de izquierdas, pero tambi¨¦n de derechas. En Espa?a, el franquismo era ideol¨®gicamente antiamericano, a pesar de que Estados Unidos le dio much¨ªsimo apoyo.
R. Y se puede encontrar la misma actitud en Mussolini y en Hitler. Por encima de todo, estaban contra el liberalismo. En 1969, en Berl¨ªn, ante un gran grupo de estudiantes izquierdistas, le¨ª un texto largo que condenaba el capitalismo y el parlamentarismo. Aplaudieron mucho. Y yo les dije: desgraciadamente, estas palabras son de Mussolini. Actualmente, la extrema derecha -Le Pen en Francia, pero tambi¨¦n en otros pa¨ªses europeos- produce documentos contra la globalizaci¨®n y contra la econom¨ªa de mercado que podr¨ªan ser firmados por un trotskista. Del mismo modo que hemos visto en la extrema derecha y en la extrema izquierda un amor inmoderado por Sadam Husein simplemente porque era antiamericano.
P. El antiamericanismo, ?es una ideolog¨ªa m¨¢s bien de las ¨¦lites o es de base popular?
R. En Francia, quiz¨¢ el pa¨ªs m¨¢s antiamericano de Europa, los sondeos muestran que hay un 60% de franceses que tiene simpat¨ªa por Estados Unidos. Lo cual tiene m¨¦rito porque los medios de comunicaci¨®n son obsesivos. El antiamericanismo es sobre todo un fen¨®meno de los medios pol¨ªticos y period¨ªsticos, y de los profesores. En cada pa¨ªs tiene caracter¨ªsticas propias. En Italia, por ejemplo, es distinto, porque todo el mundo tiene alg¨²n pariente o conocido que emigr¨® a Am¨¦rica.
P. Parad¨®jicamente, siendo un pa¨ªs que tuvo el partido comunista m¨¢s fuerte y m¨¢s influyente, Italia es menos antiamericana que Francia.
R. S¨ª, ciertamente. En Francia, para la izquierda, el antiamericanismo era un corolario del anticapitalismo, y adem¨¢s siempre hemos tenido un antiamericanismo de derecha fuerte; mientras que en Italia, la Democracia Cristiana era proamericana, y el socialismo italiano, tambi¨¦n.
P. Seg¨²n usted, el antiamericanismo esconde un rechazo del liberalismo.
R. S¨ª, o el rechazo al liberalismo viene del antiamericanismo. Las dos cosas se dan. Y la vez, la admiraci¨®n por Estados Unidos es grande. Es todo muy ambiguo. En el plano cultural, vemos la obsesi¨®n por poner barreras al cine americano. Evidentemente, Estados Unidos es muy fuerte en la producci¨®n de un cine muy popular. Pero ?qu¨¦ se gana protegi¨¦ndose de ello con barreras artificiales? Es contrario a la l¨®gica m¨¢s elemental de la difusi¨®n y el intercambio cultural. ?Qu¨¦ habr¨ªamos ganado si en el siglo XVI hubi¨¦semos puesto dificultades para la circulaci¨®n en Francia de la pintura italiana? Nada, habr¨ªamos perjudicado a la propia pintura francesa. Sin libertad de circulaci¨®n de las obras de arte no hay cultura. Los grandes novelistas ingleses han tenido su m¨¢xima difusi¨®n entre las dos guerras y en la posguerra sin ninguna conexi¨®n con el poder diplom¨¢tico americano.
P. Sin embargo, es una gran ventaja tener la lengua de comunicaci¨®n universal. Otras consideraciones aparte, si cuantific¨¢ramos el ahorro que ello significa para Estados Unidos dar¨ªa una cifra importante.
R. Es cierto, pero hemos llegado hasta aqu¨ª por la fuerza de las cosas. No hay que confundir el hecho de que mucha gente se comunique en ingl¨¦s con el hecho de conocer la cultura anglosajona.
P. La Administraci¨®n de Bush es una buena cantera para el antiamericanismo.
R. Hay una cierta tendencia a incriminar y a caricaturizar la figura del presidente de Estados Unidos. Reagan, por ejemplo, y en realidad fue quien hizo posible la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Los del Este son conscientes de ello: en Varsovia, la antigua plaza de la Constituci¨®n es ahora plaza de Ronald Reagan. Todos los presidentes son susceptibles de ser criticados. Veremos al final c¨®mo juzgar a Bush. Decir que Irak e Ir¨¢n son pa¨ªses peligrosos es la pura verdad.
P. Pero Bush ofrece varios flancos de cr¨ªtica: de un lado, ha recuperado una dimensi¨®n religiosa de la pol¨ªtica que choca con la laicidad europea.
R. No hay religi¨®n de Estado en Estados Unidos. En Espa?a, en Francia, en Italia la ha habido. Y la reina de Inglaterra es la jefa de la religi¨®n anglicana. Es cierto que Bush ha hecho una opci¨®n personal muy religiosa. Pero no s¨¦ en qu¨¦ va a influir en su pol¨ªtica.
P. Por otra parte, se ha opuesto al reconocimiento de instancias de ordenaci¨®n internacional como el Tribunal Penal Internacional y el Protocolo de Kyoto.
R. Hay mucha hipocres¨ªa. Yo no veo al Gobierno franc¨¦s obligando a los automovilistas a circular a sesenta por hora por las autopistas. Reducir el gasto de energ¨ªa no se hace firmando protocolos. La izquierda es contradictoria: est¨¢ contra el nuclear y est¨¢ contra un gasto excesivo de petr¨®leo. En cuanto al TPI, est¨¢ muy claro por qu¨¦ lo rechazan: no quieren que cualquier pa¨ªs lleve arbitrariamente ante a los tribunales, por puro antiamericanismo, a cualquier ciudadano americano.
P. En este caso, la perversi¨®n se invierte. El antiamericanismo sirve de coartada a los propios americanos.
R. En un momento en que las Naciones Unidas sit¨²an a Libia al frente de la Comisi¨®n de los Derechos Humanos, no es para escandalizarse que Am¨¦rica quiera evitar determinadas actuaciones contra sus dirigentes y militares.
P. Los americanos est¨¢n rompiendo el orden internacional que ellos mismos construyeron despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Estamos pasando de unas reglas del juego compartidas a una forma de decisionismo: ellos tienen la fuerza, ellos determinan la ley seg¨²n su idea de las cosas.
R. S¨ª, el unilateralismo. Aqu¨ª nos volvemos a encontrar con la indecisi¨®n europea. Cuando hablas con los americanos -con Powell, especialmente-, te dicen: los europeos no tienen ninguna propuesta que hacernos. Los franceses, ?qu¨¦ propon¨ªan en el conflicto de Irak? Negociar. Pero ya se hizo y Husein enga?aba.
P. ?Usted cree que Chirac se equivoc¨® con su posici¨®n durante la guerra?
R. Chirac puede estar leg¨ªtimamente en contra de la guerra preventiva. Pero la pol¨ªtica es muy simple. La actitud de Francia, a partir de un momento, ha sido interpretada como un apoyo a Husein. Como usted sabe, los pa¨ªses ¨¢rabes propusieron a Sadam Husein que se fuera con la promesa de que se podr¨ªa llevar dinero y que no ser¨ªa perseguido internacionalmente. Esto hubiera permitido evitar la guerra. Yo no estoy seguro de que Husein hubiese aceptado. Pero, sin duda, al ver la posici¨®n de Francia, de Alemania y de Rusia pens¨® que ten¨ªa una oportunidad de seguir. Francia ten¨ªa derecho a oponerse a la guerra preventiva, pero hizo m¨¢s que esto. Y asumi¨® una posici¨®n mucho m¨¢s marcada que De Gaulle cuando decidi¨® salirse del comando integrado en la OTAN. Marc¨® distancias, pero no abandon¨® la OTAN. Simplemente no quer¨ªa que el ej¨¦rcito franc¨¦s fuera mandado por un general americano.
P. ?Hasta qu¨¦ punto los americanos son ellos tambi¨¦n responsables del antiamericanismo?
R. Estados Unidos ha sido la primera potencia verdaderamente mundial tanto entre las dos guerras como despu¨¦s de la ca¨ªda del comunismo. El Imperio Romano, Espa?a, Gran Breta?a dominaban una parte del mundo y en muchos casos hab¨ªa contrapesos. Adem¨¢s, todos los dirigentes cometen errores. Los americanos, tambi¨¦n. Francia, por ejemplo, tiene una enorme responsabilidad en el genocidio de Ruanda. Los que se manifiestan por la paz podr¨ªan tenerlo en cuenta. Siempre est¨¢n en contra de Estados Unidos. Muy bien, pero en ?frica ha habido millones de personas masacradas; en Sud¨¢n, por ejemplo. Y la culpa no era de los americanos. Todo gobernante es criticable, pero hace falta que las cr¨ªticas sean buenas. Cuando se parte del principio de que en cualquier caso los americanos est¨¢n equivocados, vamos mal.
P. Sin embargo, es perfectamente normal que si Europa avanza tenga conflictos de intereses y de valores y tensiones con Estados Unidos.
R. S¨ª, por supuesto. Aunque Europa no ha sido creada contra Estados Unidos. Ha sido creada contra ella misma, para evitar que la guerra civil continuara indefinidamente. Los padres fundadores lo ten¨ªan muy claro. Pero es evidente que hay rivalidades; econ¨®micas, por ejemplo. Y en este terreno, una vez m¨¢s, los antiglobalizaci¨®n son inconsecuentes. Su primera manifestaci¨®n fue en Seattle. ?Qu¨¦ hab¨ªa all¨ª? Una reuni¨®n de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, que tiene precisamente como objetivo regular el comercio internacional y conseguir que la econom¨ªa de mercado no se desboque. Son ¨¦stas las contradicciones del antiamericanismo.
P. Es evidente que Europa y Estados Unidos representan modelos de desarrollo capitalista diferentes.
R. Sin duda, pero, al mismo tiempo, no olvidemos que Estados Unidos es una emanaci¨®n de Europa. Estados Unidos ejerce una forma de dominaci¨®n que viene m¨¢s de los fracasos de los otros que de sus propios ¨¦xitos. En el siglo XIX, el antiamericanismo en Francia era sobre todo cultural. Stendhal se re¨ªa de ellos porque no ten¨ªan ¨®pera. En cambio, en los medios pol¨ªticos, m¨¢s bien hab¨ªa admiraci¨®n por Am¨¦rica, contrariamente a lo que ocurre ahora. La Constituci¨®n americana era como un ideal. Y evidentemente ha tenido ¨¦xito, porque despu¨¦s de la guerra civil que la implant¨® sobre todo el territorio no ha habido ni un golpe de Estado. Hay mucho a criticar, pero hay que hacerlo bien. Cuando se dice: no hay seguridad social en Estados Unidos, ?qui¨¦n universaliz¨® la idea de Estado de bienestar si no Roosevelt?
P. ?Usted cree realmente que se puede hablar del islam como una totalidad?
R. No, de Nigeria a Malaisia hay pa¨ªses muy diversos. Pero, atenci¨®n: el islam subsahariano est¨¢ entre los m¨¢s radicales. Basta ver Nigeria. En general, ha habido un endurecimiento del islam en todas partes.
P. Algunos especialistas -Olivier Roy, por ejemplo- piensan que lo que est¨¢ viviendo el mundo isl¨¢mico es una crisis de paso a la modernizaci¨®n.
R. Esperemos que as¨ª sea. Yo no estoy muy convencido. Veo signos de regresi¨®n. Por ejemplo, el rechazo a la laicidad y el combate contra cualquier separaci¨®n entre poder religioso y poder pol¨ªtico. Si han fracasado en su acceso a la modernidad ha sido por la dificultad en reconocer el derecho del pensamiento cient¨ªfico y racionalista a ser independiente del pensamiento religioso.
P. Los europeos se mataron mucho para llegar hasta aqu¨ª.
R. Es cierto, pero finalmente se impuso el racionalismo y la ciencia. En Francia, por ejemplo, no se puede aceptar que los islamistas quieran introducir cambios incluso en los programas educativos. No se puede ense?ar Voltaire porque critic¨® a Mahoma, no se puede ense?ar determinada biolog¨ªa porque pone en duda verdades religiosas. Los franceses no hemos luchado trescientos a?os para conseguir una ense?anza independiente respecto al cristianismo para que ahora venga el islam y nos imponga sus normas.
P. El modelo republicano franc¨¦s, ?es el bueno?
R. Lo que hay que defender es la tradici¨®n democr¨¢tica occidental que ha conducido a la separaci¨®n entre lo religioso, que es del dominio de lo privado, y lo pol¨ªtico, que tiene sus formas de legitimidad aut¨®nomas. Y en este marco es fundamental la libertad de expresi¨®n y de pensamiento. Esto es valido para Occidente y para el mundo en general. En la India, por ejemplo, ahora hay un cierto proceso de radicalizaci¨®n en todas las partes, pero durante cuarenta a?os ha coexistido un gran n¨²mero de religiones diferentes y un poder pol¨ªtico independiente de ellas, legitimado por las urnas.
P. ?El antiamericanismo es, finalmente, un fracaso intelectual?
R. Cuando es obsesivo, s¨ª. La cr¨ªtica a Estados Unidos ha de existir; todos los pa¨ªses, y m¨¢s todav¨ªa cuando son muy potentes, cometen disparates. Cuando la cr¨ªtica consiste en decir cosas de Estados Unidos que no son verdad o en hacerle reproches injustificados es un fracaso intelectual. Por ejemplo, cuando Simone de Beauvoir dijo, despu¨¦s de la guerra, que la ocupaci¨®n americana era como la ocupaci¨®n nazi. Ante estos disparates, los americanos r¨ªen, no se nos toman en serio.
Un liberal franc¨¦s
JEAN-FRAN?OIS REVEL, marsell¨¦s de 78 a?os, pertenece a una especie rara en Francia: los liberales. La extensa sombra del gaullismo ha dejado poca luz para que germinara el liberalismo en un pa¨ªs muy marcado por una idea comunitaria fuerte de naci¨®n y por el esp¨ªritu republicano. Los liberales han tenido poca presencia en la vida pol¨ªtica francesa y m¨¢s escasa todav¨ªa en el debate ideol¨®gico. Durante el septenato de Giscard d'Estaing pensaron que hab¨ªa llegado su momento, pero en seguida se impusieron las inercias nacionales.
Probablemente esta condici¨®n de minor¨ªa explica el tono, a veces agresivamente simple, de los ensayos de Jean-Fran?ois Revel. Este acad¨¦mico, que ha pasado su vida entre el periodismo -dirigi¨® L'Express- la filosof¨ªa y la historia, ha sido un fustigador de los t¨®picos del pensamiento dominante en Francia. El texto doctrinal en el que fijaba su posici¨®n ideol¨®gica -ateo y liberal- se titulaba Ni Marx, ni
Jes¨²s. Del mismo modo que siempre busca el ataque directo a las falsas verdades de la izquierda y de la derecha antiliberal francesa, encuentra siempre argumentos para justificar las posiciones liberales o para explicar los comportamientos de la Administraci¨®n americana, a pesar de que no se cansa de repetir que Estados Unidos tambi¨¦n se equivoca y debe ser criticado.
Su ¨²ltimo libro publicado en Espa?a -La obsesi¨®n antiamericana- desmonta con precisi¨®n los t¨®picos del antiamericanismo, una ideolog¨ªa coartada que permite convertir al poder americano en chivo expiatorio de todas las desgracias. Es mucho menos convincente, sin embargo, cuando argumenta a favor de las razones americanas.
Buen conocedor de Latinoam¨¦rica -vivi¨® en M¨¦xico- y de Espa?a -viene con cierta frecuencia-, recuerda una entrevista que le hizo al Rey el a?o 1976. De aquella conversaci¨®n retiene algo que le sorprendi¨®: El rey estaba absolutamente tranquilo ante la legalizaci¨®n del Partido Comunista porque ten¨ªa la certeza de que conseguir¨ªa pocos votos. La principal fuerza de la izquierda -le dijo- ser¨¢ el Partido Socialista. Jean-Fran?ois Revel sinti¨® cierta perplejidad. El tenaz trabajo de seducci¨®n que Carrillo hab¨ªa desplegado en Par¨ªs en los ¨²ltimos a?os del exilio hac¨ªa que en Francia se pensara que el Partido Comunista ser¨ªa mucho m¨¢s fuerte y decisivo en la transici¨®n de lo que en realidad fue. Revel reconoce que el rey Juan Carlos estaba mejor informado sobre la realidad espa?ola que los medios de comunicaci¨®n franceses, que desconfiaban mucho del Monarca por sus ra¨ªces franquistas.
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