Fr¨¹hbeck, ante De Pablo y Beethoven

Finaliza el curso de la Orquesta y Coro Nacionales y su director em¨¦rito, Rafael Fr¨¹hbeck de Burgos, ofrece estos d¨ªas un programa con dos autores absolutamente distintos si exceptuamos el nombre de pila: Luis de Pablo y Luis V. Beethoven. No es de extra?ar, pues el compositor bilba¨ªno figur¨® en la primera salida de Fr¨¹hbeck con la ONE al Festival Internacional de Par¨ªs, en octubre de 1960. Claro que entonces se trataba de las Invenciones de 1960. Ha pasado casi medio siglo y los j¨®venes premaestros de los a?os cincuenta son ya maestros maduros y gozan de consideraci¨®n y prestigio, incluso de considerable reconocimiento.

Nadie va a protestar hoy una p¨¢gina como el Concertino de Luis de Pablo, escrito por encargo del Est¨ªo Musical Burgal¨¦s y estrenado en el Teatro Principal en agosto de 2001 que ahora llega a Madrid. Con una parte solista de piano a cuatro manos (admirablemente defendida por Juan Carlos Garvayo y Alberto Rosado) "concertada con una formaci¨®n de cuerda y una mesurada percusi¨®n, el Concertino obedece a uno de los rasgos caracter¨ªsticos de De Pablo: hacer m¨²sica desde cierto esp¨ªritu rossiniano: sencilla pero no vulgar; "leve de expresividad y de dimensiones mesuradas", como escribe el depabliano Garc¨ªa del Busto y, a la vez renuente a f¨¢ciles complacencias. Int¨¦rpretes y autor recogieron repetidos aplausos.

De la Novena Sinfon¨ªa de Beethoven se ha dicho casi todo, aunque sigan public¨¢ndose juicios, pareceres y comentarios de toda laya. Es un "pivote" inmenso del repertorio sinf¨®nico, y Fr¨¹hbeck, nuestra ONE y nuestro Coro lo dominan en su esencia ideal y en su estructura, en su conjunto y sus detalles, en su simbolismo y su admirable trama, m¨¢s all¨¢ del car¨¢cter de "himno" mundial que la modernidad ha otorgado a unos pentagramas vivos en todo tiempo.

La versi¨®n de Fr¨¹hbeck posee impulso energ¨¦tico y voluntad de claridad como hija de la pasi¨®n, el saber y el an¨¢lisis. Tambi¨¦n el Coro, pilotado por Steubing-Negenborg, canta la obra con naturalidad que convierte en cotidiano lo excepcional. Buen cuarteto solista, en especial la soprano Danielle Halbwachs -de firme y preciosos agudos-, pero tambi¨¦n por los m¨¦ritos vocales del tenor Endrik Wottrich, la mezzo Mabel Perelstein y el noble y excelentemente dotado bajo Hans Taschammer.