"Queremos radicalizar la democracia"
Tarso Genro es c¨¦lebre por haber creado, como alcalde de Porto Alegre, el presupuesto participativo, una f¨®rmula que export¨® a cientos de ayuntamientos de Brasil y que se convirti¨® en referencia para la izquierda en todo el mundo. Miembro del Directorio Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) y amigo personal del presidente de Brasil, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, este profesor universitario de 56 a?os se hizo cargo en enero pasado del Ministerio de Desarrollo Social y Econ¨®mico con el encargo de reducir las enormes desigualdades existentes en Brasil. Recientemente ha visitado Madrid para dialogar con empresarios, sindicatos y movimientos sociales espa?oles.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su balance de los primeros meses de Gobierno de Lula?
"Buscamos un nuevo modelo de desarrollo, no s¨®lo administrar la situaci¨®n financiera"
Respuesta. Estamos intentando organizar una herencia econ¨®mica y social tr¨¢gica. En los ¨²ltimos a?os en Brasil se ha producido una sedimentaci¨®n de los desniveles sociales, que son muy agudos. El asunto m¨¢s urgente ahora es el de la deuda p¨²blica, un problema muy peligroso que exige a la presidencia de la Rep¨²blica una postura firme de contenci¨®n del gasto y de las inversiones p¨²blicas, y tambi¨¦n una recuperaci¨®n de la confianza de los agentes econ¨®micos globales en Brasil.
P. ?Se est¨¢n consiguiendo esos objetivos?
R. Hasta ahora, s¨ª. Estamos en el camino correcto. Pero todo esto no ha impedido que iniciemos tres movimientos sustanciales: el primero, el programa Hambre Cero, que es un intento de acercar la sociedad informal a la sociedad formal. Segundo, una iniciativa pol¨ªtica extraordinaria que fue el env¨ªo al Congreso nacional de las reformas tributaria y de la Seguridad Social, que son necesarias no s¨®lo para combatir el d¨¦ficit p¨²blico, sino para generar alg¨²n efecto distributivo positivo para el sector m¨¢s bajo de la jerarqu¨ªa social. Tercero, una iniciativa internacional para ubicar a Brasil como un pa¨ªs que tiene relaciones de cooperaci¨®n y de interdependencia con soberan¨ªa, y no una postura sumisa, complaciente, con el desajuste econ¨®mico y social global.
P. ?Es posible mantener la ortodoxia que exigen los agentes econ¨®micos y al mismo tiempo reducir las desigualdades?
R. Los instrumentos que estamos utilizando hasta ahora son instrumentos universales que cualquier ama de casa utiliza cuando tiene problemas econ¨®micos, es decir, gastar menos de lo que se ingresa. Son los mismos instrumentos de organizaci¨®n de la salud fiscal del Estado que tienen que usar Brasil, Francia, Espa?a, China comunista o Cuba, pero nosotros pretendemos utilizarlos como instrumentos de tr¨¢nsito hacia una nueva situaci¨®n. Estamos utilizando instrumentos tradicionales de manejo del sistema monetario con el objetivo de, a medio plazo, bajar las tasas de inter¨¦s de una forma responsable y sostenible. Estamos preparando nuestro modelo de desarrollo, no simplemente administrando la situaci¨®n financiera. ?sta es la diferencia sustancial que tenemos con [el Gobierno anterior de Fernando Henrique] Cardoso, que tuvo un manejo positivo de la moneda, pero no prepar¨® al pa¨ªs para un cambio estructural en su dimensi¨®n socioecon¨®mica.
P. ?En qu¨¦ consiste ese nuevo modelo de desarrollo?
R. Los objetivos son muy claros: lograr tasas de crecimiento un 20% o 30% superiores a medio plazo, fomentar una inmersi¨®n internacional competitiva de Brasil y promover simult¨¢neamente con el crecimiento, no despu¨¦s, pol¨ªticas distributivas, porque tenemos una jerarqu¨ªa social y una distribuci¨®n de ingresos de las m¨¢s perversas del mundo. ?sos son los objetivos, ?pero cu¨¢les son los instrumentos? Los instrumentos son, en primer t¨¦rmino, recuperar la capacidad de inversi¨®n del Estado en las infraestructuras del pa¨ªs, que est¨¢n completamente deterioradas. Las carreteras, el sistema el¨¦ctrico... son una herencia maldita. Segundo, crear un sistema de relaciones pol¨ªticas que genere confianza y que traiga a Brasil inversiones productivas, no s¨®lo capitales de corto plazo. Y tercero, una pol¨ªtica de contenci¨®n de gasto para no necesitar m¨¢s los capitales a corto plazo y, por tanto, a partir de esta liberaci¨®n, tener la posibilidad de bajar los tipos de inter¨¦s.
P. El crimen organizado vinculado al narcotr¨¢fico es uno de los principales frenos al desarrollo de Brasil. Hay quienes piensan que es el factor de desestabilizaci¨®n m¨¢s peligroso para el Gobierno de Lula. ?C¨®mo puede su pa¨ªs luchar contra ese problema?
R. Hay que relativizar la cuesti¨®n. El crimen organizado en un pa¨ªs como Brasil, de mediano patr¨®n de desarrollo, no tiene el mismo arraigo, la misma penetraci¨®n en el Estado que tuvo, por ejemplo, en Italia hasta hace 20 a?os. El crimen organizado en pa¨ªses como el nuestro es una forma de acumulaci¨®n primitiva, que genera bolsas ilegales de riqueza que despu¨¦s se legalizan, de una generaci¨®n a otra. La situaci¨®n es grave, pero no estructural como lo fue en EE UU en los a?os veinte y treinta. Es posible, con esfuerzo del Gobierno, librar un combate sin tregua y mejorar sustancialmente en cuatro o seis a?os esta situaci¨®n.
P. El presidente Lula ha dicho que un fracaso suyo ser¨¢ un fracaso de toda la izquierda. ?No es ¨¦sa una enorme responsabilidad?
R. No s¨®lo la izquierda, tambi¨¦n el centro-izquierda tiene la vista puesta en la experiencia brasile?a. Eso genera una gran tensi¨®n, pero una tensi¨®n positiva. Buscamos otro modelo de desarrollo, pero sin una ruptura social, y eso requiere una ingenier¨ªa pol¨ªtica amplia, aplicar un programa amplio de centro-izquierda.
P. ?C¨®mo ser¨¢ Brasil dentro de cuatro a?os, cuando acabe el mandato de Lula? ?Qu¨¦ habr¨¢ cambiado?
R. No puedo decirle c¨®mo ser¨¢ Brasil, pero puedo decirle lo que queremos. Queremos reducir dr¨¢sticamente las desigualdades sociales. Queremos radicalizar la democracia, una ciudadan¨ªa activa, cr¨ªtica, que participe en las cuestiones p¨²blicas y que d¨¦ solidez a las instituciones representativas, que son insustituibles. Tambi¨¦n queremos establecer unas relaciones de solidaridad global, o sea, un Brasil civilizador, democr¨¢tico, compatible con las necesidades del pueblo.
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