"Las personas no son sumisas por naturaleza"
Lo de Irak no se ha acabado, asegura John Pilger; las tropas de ocupaci¨®n "son un pu?ado de soldados ignorantes mandados por oficiales ignorantes" y los te¨®ricos del nuevo orden mundial impuesto por Estados Unidos son "unos patanes literarios". El futuro, sin embargo, podr¨ªa ser diferente~, porque las personas "no son sumisas por naturaleza", como demuestra la movilizaci¨®n mundial contra la guerra.
Pilger es un veterano periodista australiano, cuya carrera ha transcurrido por la mayor¨ªa de los grandes medios de comunicaci¨®n anglosajones y en casi todos los campos del oficio, aunque la fama y el reconocimiento le han llegado recientemente gracias a una serie de documentales que muestran la corrupci¨®n y la inconmensurable codicia que comparten los grandes l¨ªderes pol¨ªticos de Occidente y las corporaciones globales, un material sobre el que ha escrito Los nuevos gobernantes del mundo (RBA).
"El poder hace fan¨¢ticos a los gobernantes y su natural narcisista alcanza proporciones rid¨ªculas"
"Los poderes imperiales de ocupaci¨®n son impopulares, ocupan un pa¨ªs, pero no a su gente"
Pregunta. ?Cu¨¢l es el siguiente cap¨ªtulo una vez acabada la guerra de Irak?
Respuesta. ?Acabada? No, no se ha acabado. Justo est¨¢ empezando. La conquista fue f¨¢cil. El ej¨¦rcito tecnol¨®gicamente m¨¢s avanzado del planeta aplast¨® Irak, un pa¨ªs que no hubiera podido resistirle ni siquiera estando preparado. Ahora los ocupantes tienen que enfrentarse a una sociedad muy compleja y sofisticada que no los aceptar¨¢. Como todos los poderes imperiales de ocupaci¨®n, los estadounidenses y los brit¨¢nicos son impopulares. Todos hacen lo mismo, ocupan un pa¨ªs, pero no ocupan a su gente. Adem¨¢s, Irak no es Afganist¨¢n, es una sociedad muy organizada, especialmente los chi¨ªtas, que se opondr¨¢n a la ocupaci¨®n. Lo m¨¢s probable es que si no se van pronto se encuentren con una intifada.
P. Tal vez utilicen a los sun¨ªes para controlar a los chi¨ªtas.
R. ?ste es un mito. Sun¨ªes y chi¨ªtas se llevan bien. Todas las predicciones de que Irak se romper¨ªa en pedazos no se est¨¢n cumpliendo. Ni siquiera los kurdos est¨¢n por la labor. Creo que los iraqu¨ªes quieren que se vayan los ocupantes. Desde el principio los han ofendido, han matado a la gente, han aterrorizado a los civiles. Finalmente, las tropas de ocupaci¨®n no son m¨¢s que un pu?ado de soldados ignorantes mandados por oficiales ignorantes. Los estadounidenses los ve¨ªan como nativos que quedar¨ªan seducidos por su presencia. La paradoja es que la reacci¨®n a la invasi¨®n puede desembocar en un Irak isl¨¢mico. Lo mismo que en Afganist¨¢n, donde los talibanes est¨¢n volviendo. De hecho, las cosas s¨®lo han cambiado, y muy poco, en Kabul, pero en el resto ha vuelto el componente tribal y, por tanto, talib¨¢n.
P. En su libro explica que si bien las grandes corporaciones y grupos econ¨®micos controlan una buena parte del juego, no es cierto que el poder de los Estados haya desaparecido, sino que es mayor que nunca. Pero usted no contempla que en una situaci¨®n como la de Irak se fuera a producir un cisma como el que ha separado a EE UU de Francia y Alemania.
R. La competencia entre poderes imperiales es normal. Y es cierto que todo el proceso de la invasi¨®n de Irak ha estado planificado y coordinado. F¨ªjese bien c¨®mo Washington est¨¢ repartiendo contratos a quienes le ayudan.
P. Dice usted tambi¨¦n que la raz¨®n principal no es el petr¨®leo.
R. Una de las razones por las que EE UU quer¨ªa controlar Asia central es para dejar fuera del reparto de las riquezas a Rusia, China y tambi¨¦n a los europeos. Los estadounidenses temen especialmente que, a la larga, China se convierta en el gran poder econ¨®mico mundial. Detr¨¢s de la Administraci¨®n de George W. Bush hay una clar¨ªsima l¨®gica imperial. El 11 de septiembre simplemente ha acelerado el proceso.
P. ?C¨®mo ve el papel del Gobierno espa?ol?
R. ?Ah!, el spanish Blair. Tal vez Aznar ha tenido una visi¨®n y quiere devolver a Espa?a sus glorias pasadas. Tal vez se siente un master del universo. El poder vuelve fan¨¢ticos a los gobernantes y su natural narcisismo alcanza proporciones rid¨ªculas. Esto podr¨ªa ser lo que le ha sucedido a Aznar. Esto es tambi¨¦n lo que le pasa a Blair, que no hay que olvidar que asisti¨® a la boda de su hija.
P. ?Cree usted que estamos en un proceso de degeneraci¨®n democr¨¢tica?
R. Espa?a es diferente, porque tras la muerte de Franco tuvo una luna de miel con la democracia representativa. Pero ahora ya ha alcanzado el modelo de ideolog¨ªa ¨²nica con dos partidos. La gente no se lo cree, pero son llamados cada cuatro a?os a escoger entre una u otra facci¨®n. En las ¨²ltimas elecciones del Reino Unido, Tony Blair fue elegido por el porcentaje de votantes m¨¢s bajo de toda la historia.
P. ?Qu¨¦ es la democracia?
R. Rendir cuentas. Transparencia.
P. ?Y la opini¨®n p¨²blica?
R. ?Ah, las encuestas! Llaman a mil personas, les preguntan cualquier cosa y responden lo que les da la gana. Y luego unos tipos nos dicen lo que pensamos. Pero soy optimista. Las personas no son sumisas, contrariamente a lo que se cree, y las movilizaciones de estos ¨²ltimos meses empiezan a mostrar que hay una nueva fuerza con la que habr¨¢ que contar.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.