Lmrabet
Me parece estupendo que estemos recuperando nuestra "tradicional relaci¨®n de afecto" con Marruecos y dem¨¢s bla-bla-bla cobista y diplom¨¢tico. Me parece de perlas que nos llevemos bien, porque somos vecinos y tenemos intereses paralelos y una larga historia com¨²n. Pero la distensi¨®n no puede hacernos silenciar esa barbaridad in¨²til que se est¨¢ cometiendo contra Al¨ª Lmrabet.
Al¨ª es ese periodista marroqu¨ª que acaba de ser condenado a cuatro a?os de prisi¨®n incondicional. Era el director y propietario de dos semanarios sat¨ªricos, o m¨¢s bien de dos versiones, en franc¨¦s y en ¨¢rabe, del mismo semanario. A Lmrabet se le ha acusado de "desacato a la persona del Rey" y "atentado contra el r¨¦gimen mon¨¢rquico y la integridad nacional", ampulosas y desorbitantes imputaciones para un simple humorista. La intransigencia y la estupidez de un r¨¦gimen se revelan de manera especialmente clara en su incapacidad para aceptar el humor. Y lo que no advierten los represores es que esa pompa oscura con la que exigen un respeto reverencial sin l¨ªmites es un indicativo de la debilidad del r¨¦gimen.
El caso es que las dos revistas de Lmrabet han sido fulminantemente prohibidas. En protesta por ello, Al¨ª se puso en huelga de hambre el 6 de mayo. Lleva m¨¢s de un mes sin comer y su salud se ha deteriorado de manera cr¨ªtica. Est¨¢ internado en un hospital de Rabat, en donde el d¨ªa 29, por cierto, le confiscaron la estilogr¨¢fica y el ¨²nico libro que ten¨ªa. Impedirle la lectura y la escritura a un hombre que se est¨¢ dejando morir para defender la libertad de expresi¨®n es un buen ejemplo de revancha perversa.
Porque Al¨ª, en efecto, est¨¢ arriesgando su vida por algo que en nuestras sociedades democr¨¢ticas damos por sentado, hasta el punto de haber olvidado que la libertad que hoy gozamos ha sido conquistada con el esfuerzo y el dolor de muchos Lmrabet. El mundo se mueve gracias al heroico y a menudo an¨®nimo sacrificio de estos h¨¦roes civiles, peque?as personas capaces de dignidades grandes. El rey Mohamed no se ha dado cuenta de que Al¨ª Lmrabet est¨¢ escribiendo el futuro de Marruecos; si no liberan al periodista (hoy martes hay una nueva revisi¨®n de su caso), la monarqu¨ªa alauita quedar¨¢ definitivamente anclada en el pasado.
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