Inhumano
Las elecciones a la presidencia del Barcelona se acercan a su recta final y los nombres propios, los posibles fichajes, centran ya el discurso de los candidatos. Todos ellos, Llu¨ªs Bassat, Joan Laporta, Jaume Llaurad¨®, Josep Mart¨ªnez-Rovira, Josep Maria Minguella y Jordi Maj¨®, expusieron ayer en la sede de EL PA?S, ante una representaci¨®n de lectores, el contenido de sus proyectos y cuestionaron el de los dem¨¢s. El nombre de Beckham acapar¨® el protagonismo. Laporta anunci¨® un acuerdo con el Manchester United sobre el fichaje, y sus oponentes lo criticaron. Antes de abandonar la sala, tras dos horas de debate, llegaron las noticias del enfado del jugador por dicha negociaci¨®n.?Qu¨¦ ocurrir¨ªa si un candidato se negara a acudir a los debates y se quedara en casa haciendo m¨²sculos para cuando le toque arreglar los problemas del club? Lo lapidar¨ªamos. Los aspirantes, pues, se resignan a su suerte y acceden a participar en este viacrucis audiovisual con m¨¢s rentabilidad personal que influencia electoral. Los pobres van de radio en peri¨®dico y de peri¨®dico en televisi¨®n buscando altavoces a su reiterativo discurso y polemizando por, en este caso, un qu¨ªtame ah¨ª ese Beckham. A alguno de los trajeados aspirantes le pesan los a?os. A otros, la ambici¨®n. A todos, las horas de sue?o robado que arrastran con mucha dignidad. Ayer, en los remodelados s¨®tanos de EL PA¨ªS, les toc¨® capear las preguntas de una platea que parec¨ªa el metro en hora punta: lectores, periodistas, miembros de los diferentes comit¨¦s ejecutivos de cada proyecto, cables, auriculares, c¨¢maras, focos... Curtidos en otros debates recientes, los oradores practicaron el pase de pecho y alg¨²n amago de estocada (fichaje de Beckham) que, al no poderse confirmar, toc¨® hueso. A estas alturas, la agilidad mental es una utop¨ªa: basta mirar el humo que echan las agendas de los presidenciables o el semblante exhausto de los directores de campa?a.
El que gane el domingo llegar¨¢ hecho polvo. Ayer, pese al inter¨¦s de algunas intervenciones (alg¨²n control de Minguella, un pase en profundidad de Bassat, un despeje contundente de Maj¨®, un remate al larguero de Laporta y una entrada noble de Martinez Rovira), alguno estuvo tentado de aprovechar que estaba sentado para echar una de esas siestas microsc¨®picas que tan bien se le dan a, por ejemplo, Jordi Pujol.
As¨ª de intenso es el Bar?a. As¨ª de exigente es el entorno. Los candidatos van con la lengua fuera, sin tiempo para quitarse el maquillaje, ya que tienen que atender a decenas de micr¨®fonos y, simult¨¢neamente, controlar el nudo de la corbata, el brillo del flequillo y las instrucciones que les llegan a trav¨¦s de llamadas al m¨®vil (por cierto, un reportaje que resultar¨ªa de lo m¨¢s interesante ser¨ªa escuchar la sinton¨ªa que cada uno lleva en su tel¨¦fono). A nivel de espect¨¢culo, la presencia de seis candidatos limita las posibilidades, pero, escuchando todas estas voces, se intuye que la multiplicidad de propuestas podr¨ªa ser buena para el barcelonismo, por m¨¢s que sea muy dif¨ªcil de administrar medi¨¢ticamente.
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