La rebeli¨®n de los 'sin cargo'

Los autodenominados renovadores por la base son un conjunto de dirigentes de agrupaciones socialistas a los que el PSOE no hab¨ªa premiado hasta 1994 con cargos p¨²blicos en las administraciones donde gobernaban.

Se sent¨ªan marginados y defendieron sus escasos votos -al principio no llegaban al 10%- en una Federaci¨®n Socialista Madrile?a que estaba muy dividida entre guerristas-acostistas y renovadores. Unos pocos votos pod¨ªan decidir los congresos.

Su jefe se llama Jos¨¦ Luis Balb¨¢s, tiene 45 a?os y varias empresas de asesor¨ªa fiscal y mercantil. Desde los 17 a?os anda metido en pol¨ªtica. Fund¨® junto al fallecido Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez el Partido Socialdem¨®crata, milit¨® en la UCD y se incorpor¨® al PSOE desde el Partido de Acci¨®n Democr¨¢tica, en 1981.

Votaron con los guerristas en 1994, con los renovadores en 1997, y a Zapatero en 2000

Durante todo este tiempo no ha ocupado ning¨²n cargo p¨²blico pero su sombra se proyecta sobre las principales decisiones de sus compa?eros de familia dentro del PSOE.

Balb¨¢s fue secretario general de la Agrupaci¨®n Socialista de Buenavista desde 1991 hasta 1997 y presidi¨® el comit¨¦ local de esa agrupaci¨®n, que vot¨® mayoritariamente a favor de Fernando Mor¨¢n en las primarias para la candidatura a la alcald¨ªa de Madrid, y en contra de Joaqu¨ªn Leguina, una de sus bestias negras.

La primera prueba de fuerza para los renovadores por la base lleg¨® en el congreso de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a celebrado en 1994.

Entonces, los renovadores de Balb¨¢s se pusieron de parte de los guerristas y de Juan Barranco, y en contra de la candidatura de los renovadores que encabezaba Leguina. "Nos quiso excluir y tuvimos que buscar otros aliados", explic¨® despu¨¦s Balb¨¢s para aclarar su alianza. Los guerristas-acostistas, apoyados por los renovadores por la base perdieron por escaso margen.

Los compa?eros de Balb¨¢s siguieron trabajando en las agrupaciones y ara?anado nuevos votos. Poco a poco, estos renovadores por la base fueron ganando apoyos en las agrupaciones hasta llegar al congreso regional de octubre de 1997, cuando pactaron con los renovadores oficialistas una lista conjunta en contra de los guerristas, con los que hab¨ªan acordado tres a?os antes. Ese cambio de rumbo les permiti¨® ganar el congreso y colocar a uno de sus representantes, Ignacio D¨ªez, en el n¨²mero dos de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, como secretario de Organizaci¨®n. Los renovadores por la base apoyaron entonces a Jaime Lissavetzky, del sector oficialista y amigo de Joaqu¨ªn Leguina, como secretario general.

S¨®lo ocho meses despu¨¦s, el equipo de Balb¨¢s prefiri¨® votar mayoritariamente al candidato Fernando Mor¨¢n, promovido por el sector guerrista, por una parte de Izquierda Socialista y miembros del comit¨¦ de apoyo a Jos¨¦ Borrell, en las primarias para elegir al candidato a la alcald¨ªa de Madrid. El adversario de Mor¨¢n era Leguina.

Ese voto desencaden¨® la ira de Leguina y el malestar del sector mayoritario de la FSM que encabezaba Jaime Lissavetzky. Este sector consider¨® una traici¨®n indigna el apoyo de los renovadores por la base a Fernando Mor¨¢n.

Balb¨¢s se explic¨® as¨ª el 28 de junio de 1998: "Nosotros siempre nos consideramos seguidores de Borrell, que es el l¨ªder del partido. Y no hab¨ªa m¨¢s que ver a Cristina Narbona en los actos de Fernando Mor¨¢n para intuir cu¨¢l era el candidato de Borrell".

Despu¨¦s de ofrecer sus argumentos, Balb¨¢s lanz¨® sus invectivas contra Leguina, al que desde entonces critican con dureza los renovadores por la base: "Quedamos con Leguina el mi¨¦rcoles 16 de junio en el restaurante Cuenllar de la calle de Ferraz y nos dio plant¨®n. Tengo como testigos a Antonio Santillana, catedr¨¢tico de Teor¨ªa Econ¨®mica, e Ignacio D¨ªez, secretario de Organizaci¨®n de la FSM. Luego, nos cit¨® el mi¨¦rcoles siguiente, cuando jugaba Espa?a contra Bulgaria en el Mundial, en un restaurante de la calle de Ayala a cenar. Nos llam¨® de todo y nos dijo que ten¨ªa perfecto derecho a confeccionar su equipo municipal. Olvidaba la legitimidad que ten¨ªamos los que hab¨ªamos ganado el congreso. All¨ª descubrimos que no nos serv¨ªa, perdimos la confianza en ¨¦l. Era el candidato que representaba la involuci¨®n a 1991; era un candidato a retirarse, y estuvo durante la cena en actitud provocadora y prepotente. Quer¨ªa un Madrid gobernado por ¨¦l en plan ordeno y mando. Nos reunimos los treinta capitanes de la renovaci¨®n y decidimos nuestro voto. Ahora, Leguina nos debe dejar tranquilos y no hablar de personalismos. Porque miente m¨¢s que habla y sigue vinculado a la vieja pol¨ªtica. Incluso intent¨® resucitar la mesa camilla hablando con Barranco para tender puentes con Jos¨¦ Acosta. ?l no es renovaci¨®n sino la involuci¨®n para la FSM, pues pretende excluir a Izquierda Socialista, a los renovadores y a los guerristas. Siempre ha sido un elitista divino". Jos¨¦ Luis Balb¨¢s es el ¨²nico de los dirigentes del sector de renovadores por la base al que a¨²n no se ha integrado en cargos directivos de la FSM y en cargos p¨²blicos. "Cuando dicen que me han ofrecido una tenencia de alcald¨ªa", contaba en 1998, "les tengo que decir que yo, en ese puesto, perder¨ªa 20 millones de pesetas al a?o".

A partir de aquel a?o, los socialistas de Balb¨¢s siguieron apostando fuerte sus cartas, correspondientes al 10% del partido en Madrid. En las primarias para elegir al nuevo secretario general del PSOE, eligieron a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, y acertaron. Gan¨® Zapatero y los renovadores por la base presumieron de que su apoyo hab¨ªa sido definitivo para la victoria, que se hab¨ªa logrado por s¨®lo nueve votos.

El ¨²ltimo congreso

Lleg¨® el nuevo congreso de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, en noviembre de 2000, y los renovadores por la base apostaron por Jos¨¦ Antonio D¨ªez. En esa apuesta les sigui¨® la direcci¨®n federal y una parte de los renovadores oficiales de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a.

Perdieron el Congreso. Gan¨® Rafael Simancas, que propuso un equipo de integraci¨®n donde se incluyeron algunos destacados renovadores por la base, entre ellos Eduardo Tamayo, al que se adjudic¨® el ¨¢rea de Medio Ambiente en la Ejecutiva regional de la FSM.

La integraci¨®n que forz¨® Simancas no fue bien vista por alguno de los suyos. La nueva Ejecutiva result¨® elegida con el 50,4% de los votos, incluso menos de los que reuni¨® Simancas (55%).

La Ejecutiva regional socialista se reuni¨® hace algunos d¨ªas para debatir los primeros acuerdos alcanzados con Izquierda Unida para dar estabilidad al futuro Gobierno de la Comunidad de Madrid. Entre esos acuerdos estaba el reparto de cargos en el Parlamento regional, la cesi¨®n de uno de los senadores que le correspond¨ªan al PSOE por designaci¨®n auton¨®mica y otras cuestiones.

Eduardo Tamayo asisti¨® como miembro de la Ejecutiva a ese debate y no levant¨® la voz. Ning¨²n problema. Nadie pudo sospechar que la ¨²ltima rebeli¨®n de los renovadores por la base, protagonizada por Eduardo Tamayo, tuviera unas consecuencias tan desastrosas para el PSOE.