Esperas demasiado largas

Fina, de 55 a?os, soporta diariamente una larga espera despu¨¦s de la sesi¨®n de rehabilitaci¨®n de 30 minutos a la que acude al hospital General de Valencia. Si la ambulancia no se retrasa, suele llegar a las 8.00 al hospital, puntual a su cita para tratar su maltrecho hombro. No es extra?o que llegue con 15 o 30 minutos de retraso, pero eso es lo de menos. El problema es que al salir, hacia las 8.30 le quedan 4 horas para que otra ambulancia la lleve a casa. Y puede ser peor. "A veces me han recogido a las 14.30", despu¨¦s de una larga espera de seis horas. "?Qu¨¦ hago?; pues quedarme aqu¨ª pasando calor".

El caso de Fina se repite en la mayor¨ªa de los pacientes que acuden a recibir tratamiento. Todos alaban tanto a los m¨¦dicos como al personal de enfermer¨ªa o a los fisioterapeutas que les atienden. Tampoco dirigen sus reproches hacia los conductores de las ambulancias que los recogen y los devuelven a sus casas, o a los ayudantes que les ayudan a subir o bajar. "Hacen lo que les dicen y son buena gente", comentan. El problema, se?alan, es otro: la descoordinaci¨®n de los traslados, que obliga a los pacientes y a sus acompa?antes a perder toda la ma?ana esperando.

"?Qu¨¦ hago?, pues quedarme aqu¨ª pasando calor", se lamenta una enferma

A Eduardo, de 60 a?os, le quedan 20 sesiones de electroestimulaci¨®n y de ejercicios de rodilla antes de poder pasar por una intervenci¨®n para ponerle una pr¨®tesis y levantarse de la silla de ruedas a la que la artrosis le ha atado. Est¨¢ encantado con su m¨¦dico, que "se desvive" por ¨¦l pero ya no soporta las esperas tras la terapia. "Lo m¨ªnimo son tres, cuatro o cinco horas de espera sentado en silla de ruedas y con muchos dolores", apunta Concepci¨®n, su mujer, que, al igual que Fina, ha remitido una queja al servicio de atenci¨®n al usuario del hospital y est¨¢ recogiendo firmas entre los enfermos para enviar otra queja. "Hay d¨ªas que esperamos hasta seis horas", se lamenta, por lo que ¨²ltimamente han optado por volver en taxi a casa: "Nos sale a unos seis euros diarios, por lo que hemos tenido que recortar gastos en otras cosas".

Concha, de 69 a?os, acompa?a a su marido, Agust¨ªn, de 73, y se lamenta de que "esto no puede seguir as¨ª". De la consulta salen hacia las 11.45. Con suerte, le recoge una ambulancia a las 12.00, pero han llegado a esperar hasta las 14.00 o las 15.00.

Los ocho bancos y dos mesitas que hay a las puertas del servicio se suelen quedar cortos, igual que el banco que hay a la salida. "Hay veces que me he tenido que sentar en el macetero" comenta Salvador, de 28 a?os, apoyado en su muleta y se?alando a un bordillo que encierra un peque?o jard¨ªn. Como ¨¦l, Antonio, de su misma edad y tambi¨¦n v¨ªctima de un accidente de tr¨¢fico, o Emilio de 69 a?os, con pr¨®tesis de rodilla, coinciden en lamentar la falta de coordinaci¨®n en el servicio de vuelta de las ambulancias y las esperas, en ocasiones, hasta las tres o las cuatro de la tarde.

Hay personas que han contratado acompa?antes para llevar a los enfermos a casa. Es el caso de Isabel, que ayuda a volver a Basilisa, de 77 a?os, de los ejercicios de rehabilitaci¨®n a los que acude tras padecer una trombosis. Hacia las 11.30 la recoge, carga con su andador y empuja la silla de ruedas unos 15 minutos hasta dejarla en casa. "Si no viniera yo, tendr¨ªa que esperarse hasta las dos o las dos y media de la tarde", comenta, "no puede ser que personas enfermas se queden aqu¨ª toda la ma?ana como perricos esperando que les adopten".

Para Juan Antonio Pascual, gerente de Cave y Ambulancias Aut¨®nomas -las firmas concesionarias del transporte-, las seis horas que denuncian algunos pacientes "son excesivas", aunque admite retrasos. Considera que el origen del problema est¨¢ en la falta de colaboraci¨®n por parte de los hospitales, que "podr¨ªan coordinar las salidas" de los enfermos.