La edici¨®n en democracia
Antes de empezar, tengo que hacer una declaraci¨®n previa: respeto tanto m¨¢s al mundo editorial cuanto que lo considero como la mayor y m¨¢s aut¨¦ntica met¨¢fora del mundo entero en general, y nadie que tenga dos dedos de frente podr¨¢ jam¨¢s dejarlo de lado. El libro naci¨® lentamente hace casi veinte siglos y desde hace m¨¢s de cinco -Gutenberg- se ha erigido en el medio universal por excelencia para la creaci¨®n y difusi¨®n de cultura que el hombre haya conocido jam¨¢s, y me gustar¨ªa mucho que as¨ª siguiera siendo para seguir siendo yo mismo, as¨ª como todos nosotros, frente a las profec¨ªas agoreras que tanto le amenazan hasta el momento de manera m¨¢s bien virtual. Pero aqu¨ª terminan de una vez y de pronto los elogios, vayamos al grano.
PASANDO P?GINA (AUTORES Y EDITORES EN LA ESPA?A DEMOCR?TICA)
Sergio Vila-Sanju¨¢n
Destino. Barcelona, 2003
726 p¨¢ginas. 28 euros
Pues, frente a este voluminoso, alegre, bienintencionado, incompleto e ilusorio libro, Pasando p¨¢gina, escrito por un todav¨ªa joven (menos de cincuenta a?os) periodista cultural de primera fila, Sergio Vila-Sanju¨¢n, que lleva en la sangre el tema desde su origen y lo practica desde hace treinta, no me cabe sino aplicar la vara de medir para ver no tanto lo que dice -que es mucho-, sino tambi¨¦n mucho de lo que no, y sobre todo su enfoque, punto de partida (el borr¨®n y cuenta nueva, como se dice de lo de "pasar p¨¢gina") y sobre todo de las conclusiones que nos deja sobre la mesa. Es como si la palabra "democracia" fuera el resumen de todo lo bueno que nos pasa -eso se llama "fundamentalismo democr¨¢tico" y es el mayor peligro que acecha a nuestra falsificada democracia espa?ola actual-, lo que al final desemboca en una consigna casi gubernamental, la del tan cacareado "todo va bien" que hoy hace aguas por todas partes, pues hemos descubierto que es lo m¨¢s parecido a las antiguas consignas del Frente de Juventudes, de las que nacemos y donde nos ba?amos.
Pues uno de los graves pro-
blemas que acosan a nuestra democracia es el de ocultar su origen casi desde el principio, el "borr¨®n y cuenta nueva" o "pasar p¨¢gina" que se decidi¨® desde el principio en virtud del "consenso" (origen del "pensamiento ¨²nico" que nos anega), negando su propio pasado, y apostando por el olvido, lo que nada tiene que ver ni con el libro, ni con la cultura, ni con la literatura propiamente dicha. A estas alturas, elegir el llamado per¨ªodo "democr¨¢tico" es como delimitar el coto de caza donde disparar a solas y a mansalva. Si adem¨¢s la fuente elegida es la documentaci¨®n suministrada por los propios editores (seleccionando tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n y algunos autores) es cargar los dados como si antes no hubieran segregado tambi¨¦n los que otrora proporcionaba el INLE franquista, que aqu¨ª ni se cita, pues se lo cargaron tambi¨¦n ellos mismos.
El enfoque es catalanocentrista naturalmente y no est¨¢ mal, y aunque se pide perd¨®n por lo escaso de sus aproximaciones a Galicia y Euskadi, tambi¨¦n resulta as¨ª en la de Madrid, a pesar de su progresivo acercamiento final, faltar¨ªa m¨¢s. Los principales ausentes son los traductores -los maltratados de siempre- o las primeras v¨ªctimas de la "democracia", la Editora Nacional (en su mejor momento final adem¨¢s), la antigua Aguilar, revistas como Triunfo, Cuadernos para el Di¨¢logo, Ciencia Nueva, Zona Abierta, nombres como los de Mart¨ªnez Al¨¦s, Haro Tecglen, Pedro Altares (de refil¨®n), Valeriano Bozal, Alberto Coraz¨®n, Ludolfo Paramio, Javier Ab¨¢solo, Jos¨¦ Esteban, ni el reciente programa de Telemadrid que dirige Luis Felipe Torrente y presenta Montserrat Iglesias, que ya lleva casi dos a?os en la parrilla, bien que sea a horas infumables. Ni el premio europeo Aristeion, en el que nada tienen que ver los editores, que han ganado V¨¢zquez Montalb¨¢n y Juan Mars¨¦ en sendas ocasiones, y algo que es m¨¢s grave: No aparece el nombre ni se habla para nada de la ¨²nica e importante empresa editorial de nuestro pa¨ªs que ha cumplido cien a?os en las manos de una misma empresa familiar, Gustavo Gili, a la que deseo mayor vida independiente, libre y feliz, fuera de concentraciones, "opas", compraventas y tantas otras zarandajas.
El libro, que quiere ser omnicomprensivo a tenor de su volumen, empieza con las listas de libros m¨¢s vendidos (en las que no creo) y termina en la concentraci¨®n de empresas, dos datos que nada tienen que ver con la cultura y la literatura. Escrito con la gracia y la soltura de un buen reportaje, aporta datos y curiosidades sin n¨²mero y hasta de inter¨¦s, pero creo que nada de eso basta, que lo m¨¢s importante que nos cuenta es la transformaci¨®n del mundo editorial en una f¨¢brica de hacer dinero, al haber apostado por el entretenimiento frente a la cultura con la llegada de la democracia, y no creo que eso sea bueno ni para la cultura, ni para la literatura, ni para la verdadera democracia en resumidas cuentas. Y aunque aqu¨ª se nos pormenorizan las aventuras de autores interesantes y hasta imprescindibles y de editores arriesgados (muertos, jubilados y parados), al final -que coincide con la desaparici¨®n del gran triunfador de todo este mundo, Jos¨¦ Manuel Lara Hern¨¢ndez y su impagable Planeta- lo que se nos dice es que, a trav¨¦s de los grandes best sellers (V¨¢zquez-Figueroa, Dominique Lapierre, Frederick Forsythe, Stephen King, J. J. Ben¨ªtez, Ken Follet, Tom Clancy, Michael Crichton, John Grisham y Noah Gordon) se ha construido el mundo de la edici¨®n espa?ola, que ha batido todos los r¨¦cords de cifras de venta, y ha moldeado, si no nuestra cultura ni nuestra democracia, s¨ª a sus alienados lectores que todo lo alimentan y a su vez construyen. Frente a este camino, a resignarse, a pasar p¨¢gina y a seguir luchando contra (esta) corriente, si se puede y nos dejan.
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