Fracaso ganadero
Fracasaron los toros de El Ni?o de la Capea (Guti¨¦rrez Lorenzo) en su deb¨² como ganadero en Bilbao. Diestro que siempre fue considerado como el torero de Bilbao. Y fracas¨® como ganadero porque sus toros, con excesivas arrobas para lo que ten¨ªan que soportar, se convirtieron en carne para el carnicero. Adem¨¢s de la falta de fuerza a los toros les faltaron casta, hasta el punto de que los viajes que los toros iniciaban para recibir un muletazo completo se quedaban en un cuarto de pase. El modo de embestir era, por lo general, de trote cochinero, sin fijaci¨®n alguna, y en ocasiones fueron toros dispuestos a que les hicieran faenas cubistas, es decir, con derechazos inacabados, otros de espaldas sin empezar, m¨¢s naturales de reojo y otros etc¨¦teras bastante denigrantes. Se devolvieron dos toros pero, en rigor, debieron de devolverse tres m¨¢s. As¨ª de poco atractiva fue la corrida enviada por Pedro Guti¨¦rrez Moya, Ni?o de la Capea.
Miguel Abell¨¢n realiz¨® dos faenas de poco relieve. En su primero su franela estuvo plagada de tropezones. Y en su segundo los pases con ambas manos no pasaron del discreto. En demasiadas ocasiones se tropezaron los toros.
El Juli en su primer toro tampoco fue un dechado de perfecci¨®n. Con la mano izquierda instrument¨® alg¨²n natural con cierta lentitud, no obstante como el toro ten¨ªa un cuarto de embestida, result¨® muy deslucida su faena. En el quinto toro estuvo m¨¢s en su l¨ªnea de templanza. Mejor con la mano izquierda donde dej¨® el sello de algunos naturales templados, de cierta calidad, ajustados. De todos modos, aunque le dieron la oreja, la faena tampoco la merec¨ªa, sin duda, porque el p¨²blico se hab¨ªa aburrido hasta el quinto toro.
C¨¦sar Jim¨¦nez en su primer toro ofreci¨® m¨¢s ruido que nueces. Es verdad que en sus dos toros estuvo dispuesto a agradar y poner de relieve esa est¨¦tica tan parsimoniosa que atesora en su interior. Inici¨® la faena de su primer toro con tres derechazos rodilla en tierra. Sigui¨® con derechazos ya en la posici¨®n normal tropezados, algunos lentos, otros sin ligar, y con la mano izquierda los naturales fueron desiguales. En el ¨²ltimo de la tarde, despu¨¦s de que su banderillero El Chano se luciera en dos buenos pares, empez¨® la faena con un pase cambiado, muy ajustado, y del que sali¨® tropezado y cay¨® por tierra, mas tuvo los reflejos de una vez ca¨ªdo en tierra torear de muleta seguido. Es decir, lo que fue un error o un descuido o un simple punteo del pit¨®n a la muleta y cayera por tierra, el torero lo convirti¨® en virtud. Como ese toro parece que empezaba a dar juego dio unos derechazos largos y vibrantes. Otra serie tambi¨¦n de derechazos los teji¨® ligados, aunque sin mandar demasiado. Abroch¨® la faena con unos naturales largos y templados. En ese momento el toro se raj¨® y no quiso embestir. Lo que hizo el matador fue trazar unos alardes encimistas, adem¨¢s de ponerse de espaldas, de rodillas y toda esa parafernalia frente a un toro que no quiere embestir para nada.
El hecho de que Bilbao siga teniendo la fama de necesitar que salgan toros tremendos, lleva a la situaci¨®n creada ayer por la tarde en Vista Alegre. Ese exceso de peso, esa prestancia que se supone que quieren ver los bilba¨ªnos conlleva al fracaso ganadero. O en este caso al fracaso de los toros del Capea porque se derrumbaban como plomos pinchados. Si adem¨¢s del exceso de gordura a los toros les falta casta, entonces el espect¨¢culo es deprimente. Es posible que el ganadero tratar¨¢ de aducir en su favor que por querer dar p¨¢bulo a Bilbao en cuanto a plaza torista ha corrido el riesgo de que sus toros se caigan. Y eso es peligroso a la hora de hablar de toros.
Por desgracia en Bilbao ayer estuvimos atados al m¨¢stil de la rutina. Ninguno de los toros acab¨® embobado, como si escuchara el caramillo del dios Pan. Otra vez ser¨¢ y llegar¨¢ agosto con sus nubes calientes y en Bilbao se volver¨¢n a pedir toros grandes, descomunales, los m¨¢s anchotes del mundo, aunque el valor real y vital en t¨¦rminos taurinos no sea sino un charco de lluvia en mal estado. Casi hay que lamentar aquella frase que dijera Hemingway: "Si no os asusta el calor, ese calor h¨²medo y seco como de las minas de plomo y de zinc, y quer¨¦is ver toros impresionantes, enormes, entonces ten¨¦is que ir a Bilbao durante el mes de agosto".
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