Puntualizaciones

EL PA?S del 11 de junio publica, junto a una detallada y, en lo que se me alcanza, una muy correcta informaci¨®n sobre la elecci¨®n para la Presidencia de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, y en el mismo d¨ªa que aparece un editorial, Pu?alada de p¨ªcaros, con cuyos an¨¢lisis y juicios coincido sin reservas, una fotograf¨ªa con el pie "El abrazo de Balb¨¢s". La instant¨¢nea reproduce el momento en que ¨¦ste se me acerca para felicitarme en el C¨ªrculo de Bellas Artes la noche en que se anunci¨® el resultado de las primarias para encabezar la lista al Ayuntamiento de Madrid en 1998.

Aunque en la instant¨¢nea se evidencia el car¨¢cter formal de la ocasi¨®n y nada en su informaci¨®n y en la recogida en otros medios permiten cualquier otra interpretaci¨®n, conviene, me parece, encuadrar la imagen en la realidad de los hechos.

Balb¨¢s se acerca a felicitar a quien hab¨ªa triunfado como hicieron aquella noche tantos compa?eros del partido o simpatizantes del socialismo y yo les correspond¨ªa con la cortes¨ªa que los buenos modos obligan. Nada de la informaci¨®n que usted publica justifica otras conclusiones.

El se?or Balb¨¢s es due?o de sus opciones electorales. Pero aunque no faltan referencias a sus sucesivas y variables preferencias -en 1994, en favor de la designaci¨®n de Leguina para disputar la Presidencia de la Comunidad de Madrid, o en el verano del a?o 2000 en favor de la elecci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero como secretario general en el Congreso Federal, y pod¨ªa seguir una larga enumeraci¨®n de sus opciones-, de ninguna de ellas hay ilustraci¨®n gr¨¢fica. ?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ la elecci¨®n de esta fotograf¨ªa?

Quienes poseen informaci¨®n suficiente, entre ellos EL PA?S, saben muy bien que siempre he sido y soy ajeno a las pugnas, trueques e intercambios que no son inusuales en ciertos c¨ªrculos de la Federaci¨®n Socialista de Madrid. Es una norma que me he impuesto y que, sinceramente, no me ha costado mucho esfuerzo mantener.

Sin duda estas puntualizaciones -que le ruego publique en su secci¨®n Cartas al Director- son innecesarias por evidentes, pero he pensado que sus lectores deben poder situar la informaci¨®n gr¨¢fica en su verdadera dimensi¨®n.