Hom¨ªnidos todos
Durante el trepidante ¨²ltimo cap¨ªtulo de 24 se produjo un corte de sonido. Fue terrible. Justo cuando se estaban aclarando todas las tramas, los personajes se quedaron mudos, moviendo los labios en un perfecto e insonoro ingl¨¦s.
Agilidad prehist¨®rica
Antena 3 reaccion¨® con agilidad e interrumpi¨® la serie para poner anuncios, que, curiosamente, tambi¨¦n empezaron en plan cine mudo. All¨ª estaba esa extra?a familia del spot de P¨¢ginas Amarillas, gesticulando y contone¨¢ndose como los velludos hom¨ªnidos de La odisea de la especie pero en versi¨®n depilada y sin tanta grandeza paleontol¨®gica. Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que se trata de una treta para aumentar el n¨²mero de llamadas telef¨®nicas. Al quedarte sin sonido, necesitas compartir tu desesperaci¨®n y lo primero que haces es llamar a tus padres o a un amigo para ver si a sus televisores les ocurre lo mismo.
Evoluci¨®n salvaje
No s¨®lo los hom¨ªnidos evolucionan. En Gata salvaje, el exitoso culebr¨®n que ameniza las tardes de TVE (que, con la coartada de la enorme audiencia, castiga a los espectadores con un interminable pack de anuncios, un avance informativo y un sinf¨ªn de promociones de cadena), apareci¨® Carlos Mata, el inolvidable guaperas de las series Cristal y La dama de rosa. Ha envejecido bastante mejor que muchos de nosotros y ahora, pasados los a?os, mantiene su serena presencia interpretando un papel acorde con su edad: el padre de uno de los muchos galanes de la historia. El culebr¨®n tambi¨¦n se transforma. Gata salvaje, por ejemplo, practica un adictivo erotismo de sobremesa mezclado con los habituales toques de melodramatismo primario propios del g¨¦nero: gritos, l¨¢grimas, venganzas y traiciones. Resumiendo: la sal de la vida.
Reinserci¨®n social
"Mi padre se muri¨® bebiendo, brindando a la salud de sus amigos", cont¨® Coto Matamoros en uno de los muchos momentos de debilidad biogr¨¢fica del ya superado Hotel Glam. Ahora, cuando lo vea gesticular, despotricar y fustigar a sus interlocutores con su verbo punzante y certero, no me dar¨¢ tanto miedo. Los curr¨ªculos de los presos o de las personas que han tenido que superar circunstancias adversas pueden analizarse desde la frialdad de las cifras de detenciones y delitos o, por el contrario, contextualizarse en un entorno social e interpretarse desde una ¨®ptica que tenga en cuenta el factor educativo adverso. Con la gente que sale ¨²ltimamente en televisi¨®n, y sobre todo a seg¨²n qu¨¦ horas, deber¨ªamos hacer lo mismo: antes de juzgarlos con excesiva severidad, dej¨¢ndonos llevar por una siempre peligrosa primera impresi¨®n, quiz¨¢ deber¨ªamos saber qu¨¦ les ocurri¨® antes, en qu¨¦ momento su vida se complic¨®. Puede que as¨ª su irracional proceder nos resultase m¨¢s comprensible. O no.
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