El gran escaparate de las universidades
55 centros universitarios han organizado m¨¢s de 2.150 cursos estivales, a los que asistir¨¢n unos 100.000 estudiantes
Los cursos de verano se han convertido en una actividad irrenunciable en las agendas de las universidades espa?olas. La oferta, muy similar a la de otras ediciones, alcanza este a?o los 2.150 encuentros a los que asistir¨¢n unos 100.000 alumnos. En total, al menos 55 universidades, p¨²blicas y privadas, han organizado seminarios, encuentros y talleres en sedes repartidas por toda Espa?a. Este a?o se ha sumado al marat¨®n estival la sevillana Pablo Olavide que inicia en Carmona su primera edici¨®n con una oferta de 14 seminarios.
Ninguna universidad quiere quedarse atr¨¢s. Los responsables saben que estos cursos son la cara bonita de la instituci¨®n, la ocasi¨®n para darse a conocer, de tratar temas que durante el a?o acad¨¦mico son imposibles de abordar. "Es la puesta de largo de la universidad", asegura la vicerrectora de Extensi¨®n Universitaria de la UNED, Rosa Mart¨ªnez Segarra.
Entre la Men¨¦ndez Pelayo y la Complutense prev¨¦n acoger a m¨¢s de 14.000 alumnos
Los centros intentan aportar en estos cursos informaci¨®n y atenci¨®n personalizada
Y el director de los cursos de verano de la Complutense en El Escorial, Ram¨®n Rodr¨ªguez, a?ade: "Suponen una parte important¨ªsima de la estrategia de la universidad para hacerse p¨²blica en la vida social. En verano, las universidades buscan un espacio en el que mostrar su capacidad de organizaci¨®n y de poner en marcha actividades culturales. Durante el a?o acad¨¦mico, su papel es menos visible".
El precio medio de un curso de verano, entre tres y cinco d¨ªas, oscila entre los 114 euros y los 180 euros. Y la edad media de los cursillistas es de 30 a?os.
La UCM, con una programaci¨®n de 171 actividades, junto con la Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP), en Santander, con 133, son los centros estivales con mayor tradici¨®n y las que ofrecen el plato m¨¢s fuerte. S¨®lo a ellas se estima que asistan unos 14.000 alumnos entre julio, agosto y septiembre. Estas dos universidades han decidido por primera vez este a?o "unir esfuerzos econ¨®micos" para atraer figuras acad¨¦micas internacionales de muy alto nivel que impartan la misma conferencia en las sedes de las dos universidades en una misma semana. Este a?o ser¨¢ el soci¨®logo Ralf Dahrendorf el encargado de inaugurar estas Lecciones Extraordinarias.
Otras universidades que asientan su oferta veraniega, con un centenar m¨¢s o menos de cursos, son la de Cantabria (104), la de Oviedo (116), la del Pa¨ªs Vasco (116), la Polit¨¦cnica de Catalunya (153) y la UNED. Esta ¨²ltima impartir¨¢ 96 cursos en sus 10 sedes espa?olas y una europea, en Ginebra, a los que asistir¨¢n unos 4.000 alumnos. Pero el grueso mayor son las universidades que imparten una treintena de cursos, entre ellas la de Alicante (34), la de Castilla-La Mancha (34), la de Burgos (28), la de Islas Baleares (31) o la de Lleida (32).
Como se?ala la directora de la Fundaci¨®n de la Rey Juan Carlos (con 26 cursos), Leticia Espinosa de los Monteros: "Algunas universidades buscamos m¨¢s que la cantidad, la calidad de los cursos, el inter¨¦s social de los temas o el poder dar un trato personalizado a los profesores y a los alumnos".
Los cursos de verano se parecen muy poco a los cursos que se imparten durante el a?o acad¨¦mico. Las materias que se tratan son muy variadas y casi siempre pegadas a la actualidad: arte y espect¨¢culo, ciencia y tecnolog¨ªa, derecho, econom¨ªa, educaci¨®n, humanidades, lengua y literatura, medio ambiente, ciencias sociales, urbanismo y arquitectura, empleo, periodismo y publicidad, medicina, biolog¨ªa y pol¨ªtica.
A los cursos espec¨ªficos, como los juicios r¨¢pidos, la tecnolog¨ªa del Hidr¨®geno o el mundo de la educaci¨®n, se suelen apuntar profesionales del sector y alumnos de ¨²ltimos cursos de carrera que quieren especializarse. Los que m¨¢s ¨¦xito tienen son, en cambio, los que abordan tem¨¢ticas muy interdisciplinares, accesibles a todos los p¨²blicos, por ejemplo, de poes¨ªa, literatura o arquitectura, se?ala Ram¨®n Rodr¨ªguez.
Sin embargo, nunca se sabe si un curso va a tener o no ¨¦xito. Siempre hay sorpresas. "Depende del tema y del profesor. Lo que est¨¢ claro es que un buen director de curso garantiza un buen contenido. Y el prestigio de los profesores viene de la mano de la calidad del curso", se?ala
la vicerrectora de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica de la UIMP, Rosario Gando
y. Y Ram¨®n Rodr¨ªguez se?ala: "Hay que insistir en c¨®mo est¨¢ estructurado el curso y no s¨®lo en una yuxtaposici¨®n de nombres que lo imparten".
El ambiente relajado que se crea en torno a los cursos de verano es otra de sus caracter¨ªsticas.Los estudiantes no persiguen aprobar una asignatura, est¨¢n ah¨ª por voluntad propia, porque les interesa aprender sobre un tema determinado. Aun as¨ª, la mayor¨ªa de los cursos de verano permiten a los alumnos que los completen obtener dos cr¨¦ditos de libre configuraci¨®n, que puedan utilizar en el c¨®mputo global del curr¨ªculum acad¨¦mico de la carrera que est¨¦n estudiando. Sin embargo, los responsables de estos cursos aseguran que son pocos los alumnos que se matriculan en busca de estos dos cr¨¦ditos.
Por otra parte, la convivencia entre alumnos, profesionales y profesores es muy estrecha, no s¨®lo en los cursos, sino en las actividades culturales que se organizan despu¨¦s.
"La mezcla de universitarios y profesionales enriquece mucho los cursos", se?ala Leticia Espinosa de los Monteros. Y Rosa Mart¨ªnez Segarra asegura: "Es una escuela id¨ªlica, donde la opini¨®n de los alumnos tambi¨¦n cuenta. Adem¨¢s, despu¨¦s de las clases los estudiantes pueden seguir profundizando con el profesor sobre un tema mientras se toman un caf¨¦". Un ejemplo, se?ala De los Monteros: el a?o pasado el escritor Mario Vargas Llosa, que particip¨® entre otros cursos en los de la Universidad Rey Juan Carlos, ped¨ªa a los organizadores que le sentasen en la misma mesa que los alumnos a la hora de almorzar.
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