La UE negocia hasta el l¨ªmite el acuerdo para reformar la PAC

Reformar la Pol¨ªtica Agr¨ªcola Com¨²n (PAC), el cap¨ªtulo que absorbe casi la mitad del presupuesto total de la Uni¨®n Europea, se est¨¢ demostrando una tarea casi imposible. Los ministros de Agricultura reanudaron ayer su reuni¨®n en Luxemburgo, suspendida la pasada semana, con voluntad de llegar a un acuerdo sobre una reforma que ser¨¢ trascendental pero que se viene aplazando desde hace meses.

Enzarzados en las diferencias, la presidencia griega y el comisario de Agricultura, Franz Fischler, hicieron una ronda de encuentros bilaterales a puerta cerrada con cada ministro. El acuerdo final se espera para hoy, tras un nuevo c¨®nclave maratoniano.

A falta de detalles, a veces fundamentales, que los ministros quieren solventar hoy, el camino parece haber quedado abierto (tras el acuerdo franco-alem¨¢n de la pasada semana) a un cambio trascendental: los cuantiosos subsidios agr¨ªcolas europeos no incentivar¨¢n como hasta ahora la producci¨®n, y los agricultores s¨®lo lograr¨¢n mantener el nivel de subsidios que perciben si respetan el medio ambiente, el bienestar animal, la calidad alimentaria y la seguridad laboral de los empleados.

El nuevo sistema, que prev¨¦ una peque?a reducci¨®n de las ayudas agr¨ªcolas para desviarlas hacia desarrollo rural, facilita, pues, el recorte de los subsidios en un futuro pr¨®ximo al condicionar los pagos a esos criterios.

Se han resistido hasta el final a estos principios de la reforma los pa¨ªses m¨¢s beneficiados por la PAC de la UE como Francia, Espa?a, Italia e Irlanda. Estos pa¨ªses han logrado evitar la desvinculaci¨®n total de la producci¨®n que pretend¨ªan la Comisi¨®n Europea y los principales contribuyentes del presupuesto (Alemania, Holanda y Reino Unido), pero han admitido introducir en cierta proporci¨®n ese principio de la desvinculaci¨®n que cambiar¨¢ el panorama tanto a nivel interno como a nivel internacional.

Abandono de producci¨®n

Con el nuevo sistema, dicen los pa¨ªses contrarios a la reforma, se va a abandonar la producci¨®n, porque el campesino podr¨¢ percibir una parte importante de las ayudas sin necesidad de mantener la actividad agr¨ªcola. Se pagar¨¢, dicen, a los agricultores por no hacer nada, lo que en el futuro pondr¨¢ en cuesti¨®n adem¨¢s la misma raz¨®n de subsidiarlos. Los defensores de la reforma consideran que el riesgo de abandono de la producci¨®n s¨®lo es real en las explotaciones de bajo rendimiento (abundantes en Espa?a), raz¨®n por la cual aceptan instituir ayudas para estas zonas llamadas "desfavorecidas".

Los defensores de los cambios alegan tambi¨¦n que la desvinculaci¨®n es una demanda de los socios de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) y una demanda social: los contribuyentes europeos est¨¢n en contra de costear una sobreproducci¨®n que s¨®lo beneficia al agricultor y a veces a los cazaprimas y que perjudica a los pa¨ªses pobres de alta producci¨®n agr¨ªcola al distorsionar las reglas de mercado.

El presupuesto de la PAC es de 43.000 millones de euros anuales (el 45% del presupuesto de la UE), y el grueso del total se dedica a las ayudas directas al campo (alrededor de 30.000 millones), que en este momento se adjudican a trav¨¦s de una mara?a de unas 30 primas diferentes.