C¨¢ritas pide ayuda para inmigrantes y ancianos solos
El 67% de quienes recibieron ayudas de la entidad en 2002 eran inmigrantes
Barrios ricos como el Eixample o Sarri¨¤-Sant Gervasi tambi¨¦n esconden pobreza. Ancianos solos que en su d¨ªa ejercieron una profesi¨®n liberal o tuvieron un negocio, que no cotizaron a la Seguridad Social y han agotado el patrimonio, malviven hoy en la pobreza. Para ellos pidi¨® ayer ayuda C¨¢ritas. Para ellos y para los nuevos pobres de la di¨®cesis, los inmigrantes, que ya son los beneficiarios del 67% de las ayudas que distribuye la entidad.
La directora de C¨¢ritas, N¨²ria Gispert, les defini¨® como los ¨²ltimos supervivientes de familias venidas a menos que lo han perdido todo y que no piden ayuda por dignidad. Entre los mendigos que merodean en la escalinata de la catedral hay un hombre que hace unos a?os fue ejecutivo, pero qued¨® en paro, y al perder el trabajo lo perdi¨® todo, incluso a su familia. Son los excluidos del mercado laboral, que muchas veces acaban resentidos en su salud mental. El Colegio de M¨¦dicos ha montado un programa de ayuda "al m¨¦dico pobre" para atender a los colegiados que en el camino hacia la longevidad han agotado el patrimonio y ya no les queda nada. Lo mismo se est¨¢n planteando otros colegios profesionales.
La memoria de C¨¢ritas del a?o 2002, presentada ayer, indica que por su ventanilla pasaron 21.376 personas, el 67% de las cuales eran inmigrantes. Ello no significa que la exclusi¨®n haya disminuido entre los aut¨®ctonos, sino todo lo contrario. Lo que ocurre, explica Joaquim Sabater, secretario general de C¨¢ritas, es que los aut¨®ctonos tienen mayores facilidades para canalizar sus solicitudes de ayuda hacia otras entidades o administraciones.
En los carteles de la campa?a que ha emprendido C¨¢ritas aparece un joven que pide limosna bajo un cartel en el que se lee: "Podr¨ªas ser t¨²". Pretende llamar la atenci¨®n sobre el fen¨®meno de la nueva pobreza que se da sobre todo en medios urbanos, donde el anonimato entre el vecindario propicia que unos no vean y otros no quieran ver que el vecino de la escalera, e incluso del rellano, carece de lo m¨¢s necesario. Esa pobreza invisible de ciudadanos que tratan de guardar las apariencias en silencio y que rara vez emerge es la que m¨¢s preocupa a los responsables de la entidad.
El s¨ªndrome de Ulises
C¨¢ritas de Barcelona destin¨® en 2002 un total de 13,5 millones de euros a sus programas de ayuda. Tanto Gispert como Sabater se?alaron que cada vez resulta m¨¢s dif¨ªcil atender el alud de solicitudes con el presupuesto de que disponen y criticaron a las administraciones por la falta de recursos suficientes y de voluntad pol¨ªtica para atender al sector m¨¢s vulnerable. "Nos toca suplir a las administraciones y me gustar¨ªa saber qu¨¦ pasar¨ªa si C¨¢ritas y las entidades que como nosotros prestan este tipo de ayuda social dej¨¢ramos de hacerlo durante ocho d¨ªas", dijo la directora de C¨¢ritas.
"Atendemos a los ¨²ltimos de los ¨²ltimos", dijo N¨²ria Gispert. Y los ¨²ltimos son ahora los inmigrantes. El porcentaje de la poblaci¨®n extranjera que acude a C¨¢ritas crece de forma vertiginosa: en 1997 C¨¢ritas atendi¨® a unos 700 inmigrantes. Cinco a?os despu¨¦s pasaron de 14.000. La Ley de Extranjer¨ªa dificulta enormemente, en opini¨®n de la entidad, que estas personas puedan normalizar su vida laboral y familiar. C¨¢ritas es partidaria de regular de alg¨²n modo la entrada de nueva inmigraci¨®n, pero considera que es preciso resolver de inmediato la situaci¨®n irregular de quienes ya est¨¢n en el pa¨ªs.
La directora de C¨¢ritas recordaba ayer que cuando era joven la zona de Gl¨°ries se llen¨® de barracas, y con motivo de una visita del general Franco las autoridades de la ¨¦poca levantaron un muro blanco para que no se vieran. Algo as¨ª dice que ocurre ahora, s¨®lo que esta vez no es de hormig¨®n, sino cultural, un muro que pretende ignorar a quienes duermen en la calle, en los cajeros autom¨¢ticos o deambulan por la calle prisioneros del delirio de sus enfermedades mentales. El mapa de la exclusi¨®n incluye bolsas de pobreza de notoria magnitud, como los 300 inmigrantes que se concentraron en los cuarteles de Sant Andreu, los que ocuparon la asilvestrada plaza de toros de Las Arenas, o quienes se han cobijado en antiguas f¨¢bricas de Poblenou.
Los principales protagonistas de ese nuevo perfil de los sin techo son los sin papeles. Si estuvieran legalizados, encontrar¨ªan un trabajo legal y les alquilar¨ªan un piso. Pero aqu¨ª hay quienes se enriquecen precisamente a costa de la situaci¨®n de ilegalidad de estos trabajadores, condenados al s¨ªndrome de Ulises, un cuadro de depresi¨®n y apat¨ªa en el que caen muchos de los inmigrantes cuando, despu¨¦s de varios a?os de ilusiones y lucha infructuosa, pierden toda esperanza.
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